
Aislamiento, violencia institucional y represión en Argentina
«Toda práctica estructural de violación de derechos por parte de funcionarios pertenecientes a fuerzas de seguridad, fuerzas armadas, servicios penitenciarios y efectores de salud en contextos de restricción de autonomía y/o libertad (detención, encierro, custodia, guarda, internación, etc.) debe ser considerada violencia institucional» argentina.gob.ar
La fina línea entre represión y cumplimiento del decreto vigente, dota de una zona delicada a las herramientas de Seguridad que puede tornarse en contra de la población por el incumplimiento de las premisas irrenunciables de los Derechos Humanos, materia pendiente en la instrucción policial que hoy coloca a vistas claras la necesidad, por parte del Ejecutivo, para resolver un cambio profundo en las Fuerzas de Seguridad, su rol cívico y su desempeño cotidiano.
Por un lado existen las disposiciones y alcances decretados para el acatamiento de la cuarentena y por el otro, el planteo de acción que se ha dejado librado a los gobiernos locales, en sus procedimientos de contralor, mediante las POLICÍAS. Nuevamente estamos antes las debilidades institucionales que implica tomar recurso humano con poca o nula preparación académica, capacidad intelectiva para discernir situaciones particulares, mayor manejo de la represión que de la comprensión y la evidente trama entre fuerzas de seguridad y corrupción.
Con cada acción represiva que cometen los policías, se hace más necesario poner en debate político, las limpiezas o purgas institucionales. Claro ejemplo de esto, lo comenta en su sitio web, la propia CORREPI Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional: «De Córdoba nos llegaron ayer otros dos videos de represión explícita. En uno, se ve a un policía que, al fracasar en su intento de reducir a un pibe que se las arregló para zafar y salir corriendo, simplemente sacó su reglamentaria y disparó. Afortunadamente el chico no fue herido, y el policía, ante el griterío de lxs vecinxs que se abalanzaron a las ventanas, tuvo que subir al móvil y retirarse. En el otro, se ve la escena final de la situación que padeció un trabajador de la Central Nuclear Embalse. Al término del turno (la planta está en funcionamiento como servicio esencial), se controla la temperatura de todos los trabajadorxs. Como tenían un termómetro de los comunes, con columna de mercurio, y el hombre marcó 36.8, lo separaron y mantuvieron retenido por varias horas, ya que no conseguían un termómetro digital. Ante su reclamo de que lo dejaran regresar a su hogar, ya que necesitaba descansar para volver al trabajo al día siguiente, lo golpearon, redujeron, detuvieron, e imputaron penalmente. Fuentes oficiales armaron una historia de “agresión al personal policial” que absolutamente todxs los trabajadorxs que presenciaron los hechos desmintieron»
Los antecedentes del accionar policial, se remiten a hechos de todos los tiempos, con mayor o menor tecnología de por medio, la población siempre expuso los abusos en sus procedimientos, cometidos por quienes integran el sector de «Seguridad» La ciudadanía más alejada de las herramientas de educación, del acceso a la cultura, de los niveles de mejora económica, ha mostrado ser propensa a apoyar las acciones represoras, sobre todo con los más vulnerables.
Dentro de la criminalización de la pobreza, se hallan estos manifiestos espaldarazos a la brutalidad policial, como parte de la espectacularización del crimen de lesa humanidad. Pues no debemos de olvidar que el maltrato, la tortura y el vejamen, son acciones que lesionan al ser humano como tal. Sirve citar al caso como ejemplo un hecho que volvió a viralizarse en la actualidad. Sucedido en noviembre de 2019 en el humilde barrio Malvinas Argentinas de la capital jujeña, cuando la Policía local, aprehende a un sospechado de delito y lo somete a golpes, para evitar que el hombre se escape. Todo esto, a vista de una vecina y un familiar que registraban con sus celulares el accionar de los policiales, hasta que finalmente uno de ellos, los encañona con un arma y los amenaza con dispararles.
¿Por qué traen de nuevo a las redes un viejo hecho en un contexto como este? Simplemente porque es probable que con el protagonismo y la presencia policial en las calles norteñas, sean frecuentes los abusos sobre civiles, de los que aún no se animan a exponer, ocasionales testigos de tal acción. Aunque del otro lado de esta realidad, también sea tomado como un incentivo del apoyo a la represión de la que se valen, los miembros más corruptos de este estamento gubernamental.
Las redes sociales tienen una función catártica frente al abuso de autoridad, la violencia institucional y el avasallamiento de los Derechos Humanos. Cuando la Policía reprime, equivale al ajusticiamiento social que debe evitar sobre cualquier persona, hasta tanto el proceso judicial demuestre su culpabilidad en un debido accionar de las instituciones, no obstante, en el caso de JUJUY bien vale recordar la profunda crisis de sus instituciones judiciales, la corrupción reinante y la abierta persecución sobre los pobres que existe bajo el gobierno de GERARDO MORALES.
Más casos en el país
Narra la CORREPI los hechos recientes en este actual contexto de emergencia sanitaria en otros distritos del país, cometidos recientemente: » Ayer, a las 12:20, en Loyola entre Thames y Serrano, CABA, un patrullero (patente ABS17VQ) interceptó y detuvo a un joven repartidor de Rappi, a pesar que el chico les exhibió el permiso para hacer entregas de alimentos y su DNI» comentan en la web de la organización civil.
Otra vez las redes viralizan los abusos cometidos. Así se dio a conocer lo que sucede en la Patagonia: «En las últimas horas se viralizó un video en donde se observa a personal policial de Comodoro Rivadavia detener arbitrariamente a un joven en un colectivo, obligándolo a descender para luego esposarlo, sin que hubiera rasgo alguno de resistencia a la autoridad. Además, exhibieron su rostro a través de una filmación que los mismos uniformados realizaban al estilo Policías en Acción. Más tarde se supo que el joven iba a comprar medicación para su madre y que llevaba un permiso para circular»
Cabe en este último caso, compartir lo publicado por la prensa local en referencia a la arbitraria detención del joven que concurría a buscar los medicamentos para su madre.
«Mientras desde el área de Seguridad del gobierno de Chubut aseguran que los delitos disminuyeron un 60%, algunos integrantes de la Policía han empezado a exhibir un peligroso comportamiento, reñido con la Constitución Nacional, según se ocupó en resaltar este sábado el diputado nacional Gustavo Menna.
En las últimas horas se conoció un video filmado por la propia Policía de Chubut que generó repercusión nacional luego de que se observaran graves anomalías en la actuación.
En el video se puede observar cómo los policías suben a un transporte público de pasajeros en la intersección de avenida Rivadavia y Alsina y preguntan de manera aleatoria a varios jóvenes qué están haciendo allí.
Un joven responde tímidamente ante la prepotencia de los uniformados que le solicitan que se baje del vehículo y además de filmar su cara, lo arrestan y le colocan esposas, desplegando un show digno de Policías en Acción.
Luego de conocido ese video, el diputado nacional Gustavo Menna y el dirigente político Fernando Esteche, repudiaron el accionar. También la hermana del joven aclaró que estaba yendo a comprar medicamentos para su madre: “subieron el video donde se llevan preso a mi hermano por ir a comprar la medicación de mi mamá ya que ella no camina y él es el que se hace cargo de sus cosas acá”.
La joven descargó su furia contra los uniformados y asevera que el joven incluso tenía un permiso, que se puede ver en sus manos en la filmación que ya se hizo conocida: “le digo que la misma policía hdp no le dio tiempo ni de hablar. Acá tienen, ellos mismo le dieron el permiso; eso porque son arrebatados y se quieren llevar a todos por delante. . . tendrían que haber bajado a todos del colectivo; claro los demás andaban paseando ¿y qué?” ironizó la hermana del joven reprimido.