Con Jorge Coscia se va un gran hacedor de la cultura nacional
Jorge Coscia representa a toda una época y en particular al tiempo político que se inicia con la presidencia de Néstor Kirchner en 2003. Militante surgido en los años del Cordobazo, integró el Partido Socialista de la Izquierda Nacional que inspiraba Abelardo Ramos, y asumió el peronismo en la última década.
Escribe Alejandro C. Tarruella
El innovador en acción
Fue un incansable hacedor y pensador de la cultura que aportó su esfuerzo y su pensamiento para imaginar el país de estos días. Su film “Mirta, de Liniers a Estambul”, con guión de Julio Fernández Baraibar, representó al arte de los primeros años la recuperación democrática que navegaba en la búsqueda de respuestas, desde el testimonio, a una etapa de enorme dolor que exigía reencuentros en el ejercicio del debate de los hechos vividos.
Coscia fue uno de los hombres que trabajó junto a Néstor Kirchner en elaborar el camino que llevó a la gesta que se inició en 2003. Comprometido, reflexivo y propenso a la acción, navegó en diferentes quehaceres en el arte en los que siempre tuvo como centro alcanzar un proyecto nacional que proyectara el país que amaba, a un tiempo de justicia y felicidad profundos, sin retorno al oprobio que reapareció en 2015.
Como crítico de cine ahondó en la necesidad de ser leales a un tiempo político dándole un concepto artístico que lo expresara. Fue presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) desde 2002 al 2005 y abrió una etapa de enorme creatividad y participación de las nuevas generaciones. Estableció la cuota de pantalla, sumó los Espacios INCAA en diferentes ciudades del país y algunas en el exterior, logró convenios de coproducción con distribución de material fílmico con España, Francia e Italia en el marco del Programa Raíces y suscribió convenios de coproducción y distribución que alcanzó a varios países de América Latina. Coscia lograba así ampliar las bases de sustentación de la producción sumando a las nuevas generaciones en esas realizaciones.
En 2005, fue elegido diputado Nacional por la ciudad de Buenos Aires y ocupó el cargo de presidente de la Comisión de Cultura. En julio de 2009, renunció a la banca para asumir como secretario de Cultura de la Nación. En el cine se inició como extra en el filme “El muerto” (1975) sobre un cuento de Jorge Luis Borges. Dirigió “Mirta, de Liniers a Estambul” (1987). “Luca vive” (2002), “Canción desesperada” (1997), “Comix, cuentos de amor, de video y de muerte” (1995), “El general y la fiebre” (1992), “Cipayos” (la tercera invasión) (1989) y “Chorros” (1987). Realizó varios cortometrajes, documentales y series documentales, tal el caso de “Historia de la Nación Latinoamericana”, sobre el pensamiento de Abelardo Ramos (2008) y “Evasión” (2015).
Como novelista no se le ha dado el lugar que merece a su novela histórica “El bombardeo”, en la que reconstruyó los hechos del 16 de junio de 1955. En la tradición de Manuel Gálvez, Rodolfo Walsh y otros, Coscia logra un aporte desde el arte que es un clamor por justicia en un texto singular, innovador que movilizó a los lectores en un tema controversial e ineludible. Su novela “La caja negra”, de 2019, lo confirmaba con un escritor de técnica cuidada y capaz de abordar diferentes géneros, en este caso el policial negro, con la precisión de un artesano de la palabra.
Cuando este sábado, se realice el homenaje merecido a su memora en el Congreso de la Nación, se recordarán los hechos, su humanidad y su pensamiento, y el dolor de los últimos meses de su vida cuando, como en los días de adversidad histórica y política, repensó un quehacer, una obra y se entregó a pensar cómo es eso de hacer entre muchos, un país mejor.
