Los cómplices de Macri agreden en Formosa
De forma repentina, el sector más reaccionario del macrismo, cuya jefa es Patricia Bullrich, ha puesto el ojo en Formosa, donde dice haber hallado injusticias. La mayor responsable de las muertes de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel en el sur, ahora va al norte.
Escribe Alejandro C. Tarruella
Luego de los primeros incidentes en la capital de esa provincia, las manifestaciones en las que intervienen posibles turistas, fueron detenidos 39 soldaditos de un grupo violento de apoyo a Bullrich que se hacen llamar jóvenes republicanos. Ninguno tenía domicilio en el lugar de los hechos, la mayoría son de Buenos Aires. Hay un problema común a muchos periodistas porteños, no tienen idea de lo que es Formosa, su cultura, su historia, y a veces incluso, dudan sobre su ubicación. De ahí la confusa información que llega desde la provincia.
La presión de la presente etapa al gobierno nacional, comenzó con el incidente Verbitsky-Ginés González, que precedía al viaje del presidente Alberto Fernández a México. Superado el mismo por la rápida y eficaz reacción del mandatario, se inició el segundo acto: Formosa. Hay varias razones para buscar herir al gobierno en la provincia.
Una de ellas se refiere a que el país se encamina a las elecciones de medio término en octubre próximo, donde el macrismo llegaría dividido y quizá en más de dos corrientes, mientras que el radicalismo, fiel a su estirpe autodestructiva, no estaría en condiciones de sostener al frente macrista. Es más, algunos dirigentes no lo expresan públicamente, quieren salir y buscar una alianza con el Frente de Todos porque ven comprometida su razón histórica. Esto sucede, por ejemplo, en Santa Fe. Precisan entonces, quebrar al peronismo y a la vez, actuar en favor de ciertos intereses corporativos afectados.
Otra de las razones, son las permanentes operaciones de requisa de camiones que a través de esa provincia, buscan pasar al Paraguay parte importante de la cosecha de soja de contrabando. Las sumas que está logrando recuperar el gobernador Gildo Insfrán por medio de las mismas, afectan las economías de algunos patrocinadores de Bullrich, son enormes.
Para dar una idea del negocio que quita dólares al país, en 2020 el contrabando de soja al Paraguay dejó sin ingresar al Estado 1.900 millones de dólares. Está claro que para la Sociedad Rural, para Bullrich y sus amigos, eso es grave. Afectan, al parecer, los derechos humanos a la evasión y la fuga de divisas. Desde esa mirada antojadiza, Gildo Insfran no es democrático. Un absurdo luego de que ganara la última elección por más del 70 por ciento de los votos.
¿Por qué no investigan a Vicentín?
Vicentín, según los números de Pedro Perotti, estafó a 2.800 productores por 28 mil millones de pesos. Se llevó más de 18 mil millones más, del Banco Nación. Hay cientos de causas por estafa en los tribunales de Rosario y sin embargo, el periodismo no llega a investigarlas. ¿Haría Bullrich una marcha ante los tribunales de Rosario? No. Lo suyo no es la justicia sino la inteligencia a nivel internacional, el servicio a intereses que no están en estos pagos. Los contrabandistas de la soja son, en todo caso, socios del festín del macrismo.
Días antes de los incidentes, el gobernador Insfrán dispuso un aumento de 42 por ciento a los empleados estatales, de enorme importancia para una provincia que concibe la economía desde la disponibilidad que tienen sus habitantes. Los medios lo trataron como un tema menor. En todo caso, se puede intuir que la agresión a la provincia, observó también esa resolución para su realización.
La elección de Formosa tiene también un contenido cultural. Los porteños de estilo Macri o Bullrich, que son un montón de gorilas, no quieren a los formoseños como no quieren a chaqueños o correntinos, su espíritu de republiqueta les impide un mejor trato. Los consideran como una variante del paraguayismo y desconocen su vida, jamás han pisado la provincia y por lo tanto, excluyen a los formoseños. Del mismo modo, desprecian a los paraguayos que en los medios de comunicación sirven para señalarlos como delincuentes o reírse de su habla y sus costumbres. No saben, por ejemplo, que los paraguayos fundaron Buenos Aires y que durante años el idioma que más ser hablaba en la ciudad, fue el guaraní. Hubo una mujer que acompañó a Juan de Garay, Ana Díaz.
¿Dónde queda Formosa?
El grueso de los periodistas “bienpensantes” porteños o sus adyacencias, analizan los hechos de Formosa a miles de kilómetros de distancia. Y profundizan así, la distancia que desean respecto de su sensibilidad de “fina trama” en relación a sus comprovincianos. Entonces se refieren a hechos que en apariencia suceden en la provincia cuando solo se trata de su capital, dicen que el gobernador Insfrán dispuso medidas de resguardo ante el virus en toda la provincia cuando en realidad, son solamente para la capital.
No tienen idea que hay crecimiento de casos en Misiones, ¿para qué?, y que a su vez, Formosa tiene los índices más bajos de víctimas del país. Por eso no lo dicen y si lo saben, lo mantienen en reserva por razones culturales. Es posible que en los canales ligados al pensamiento “superior”, algunos periodistas supongan que es fronteriza con algún país africano. Sin embargo, ante el crecimiento de los casos en Brasil, donde hay un desmadre en la atención sanitaria, las provincias de la región deben tomar precauciones. Eso lo saben por ejemplo, en Misiones.
Tampoco van a referir los noteros de Buenos Aires, que el contrabando de la soja está ligado al de drogas. Que una actividad sustenta a la otra y que en conjunto producen cifras con las que en un año, el país podría hacer dos presupuestos de relanzamiento económico, social y cultural. Jorge González, ministro de Gobierno de Formosa, explicó que está «documentado» el «ataque» de los manifestantes a la sede gubernamental el viernes pasado. Expuso que los episodios deben ser puestos «en contexto», y afirmó: “Durante hora y media la policía estuvo sosteniendo una situación de permanentes agresiones”.
La agresividad de los esbirros de Bullrich fue incontrolable. Destruyeron el vallado de las fuerzas de seguridad y lanzaron escombros de veredas a los uniformados. Y señaló que los medios porteños realizaron una cobertura que iba en consonancia con el macrismo. Los “republicanos” de Bullrich incluso, agredieron a un periodista de c5n que llegó a la provincia de Formosa.
Fueron muchos los periodistas de Buenos Aires que están descubriendo Formosa y existe el riesgo de que, a raíz de que desconocen totalmente la provincia, puedan perderse debido a ese no saber para decir. Es más, algunos se supone que pueden confundirse y presentarse como corresponsales extranjeros al conflicto. Se cuenta, es posible que sea una broma de formoseños, que uno de ellos, al ser requerida su identidad, presentó un pasaporte.
Gildo Insfrán va a superar el conflicto, pero lo cierto es que es la segunda embestida del macrismo más los intereses mafiosos ligado al contrabando de la droga y sus extensiones, y el poder de esos sectores es considerable. Es por añadidura, una embestida contra el gobierno nacional. Si el gobierno local dio un aumento a los formoseños que trabajan en el Estado, que supera a la inflación y permite que haya demanda genuina, hay que apoyar a la provincia en las obras que se gestionan al igual que la región, que viene de un encuentro con el presidente en Yapeyú. La respuesta tiene que ser positiva y urgente.
La línea sanitaria de Insfrán no le gusta a los porteños, dijo el periodista Iván Schargrodsky en c5n. ¿Cuál es el problema? ¿Preguntaron a los formoseños si les gusta la política sanitaria del post macrismo de Rodríguez Larreta? Es cierto, Buenos Aires tiene un peso desmedido, injusto para el país. ¿Por qué la CABA tiene coparticipación y la ciudad de Formosa, como la de Clorinda, no la tienen? Bien. Se trata de comenzar a imaginar cómo sacar los privilegios al puerto cuya historia suele negar a las provincias.
Ya no estamos en los días en que Sarmiento sostenía que el país se integra con “Buenos Aires y trece ranchos” (los ranchos eran las provincias), ahora hay que construir un país federal, amplio y solidario. Formosa es un modo de ver cómo se hace y también observar que se pretende hacerle pagar los costos de una identidad nacional y regional que se niega. Es hora que para decir argentinos se hable del conjunto del país y no de un remedo de republiqueta que cuenta con privilegios insostenibles, y se cree en condiciones de disponer cuáles son las políticas que debe realizar una provincia.
En 2020 la Argentina perdió 1900 millones de dólares por el rulo de importar soja para su procesamiento y exportación. Doscientos camiones semanales, sin embargo, llevan previamente los granos desde la Argentina a Paraguay y a Brasil para su reingreso posterior. Las sospechas de la UIF. Por qué no se sostienen los argumentos de productores y exportadores del complejo sojero sobre una maniobra que les reditúa fortunas y al país le provoca una sangría de divisas.
Los números del contrabando
* El 92 por ciento de la soja sin procesar proviene de Paraguay, el resto de Brasil y, en muy menor medida, de Uruguay.
* La fuga de soja para eludir el pago de derechos de exportación es una modalidad recurrente del contrabando.
* En agosto, más de la mitad de las exportaciones de soja a granel fue realizada por la santafesina Díaz y Forti SA, vinculada a la intervenida Vicentin.
* El control, la regulación y la transparencia del complejo sojero merece una acción coordinada de las agencias gubernamentales.
Tal parece ser el caso de la economía argentina, considerada como la tercera productora mundial de porotos de soja pero que aun así debe importar desde terceros países esos mismos porotos que sus tierras producen en abundancia.
El 92 por ciento de la oleaginosa sin procesar proviene de Paraguay, el resto de Brasil y, en muy menor medida, de Uruguay. ¿Cuál es la razón que justificaría que Argentina le compre porotos de soja a los países vecinos cuando es capaz de producir 50 millones de toneladas al año? Los productores y exportadores del complejo sojero suelen recurrir a los siguientes argumentos.
En primer lugar, destacan la necesidad del sector aceitero de cumplir en tiempo con sus compromisos de producción. Esto lo lleva a aprovisionarse en otros mercados de suficiente materia prima que ingresa al país en calidad de importaciones temporarias para, luego, procesarlo y exportarlo al mundo bajo la forma de aceite, harinas y pellets. Hasta aquí la respuesta parece más que atendible, si no fuera por algunas otras evidencias que la tornan inconsistente.
Entre febrero y noviembre, mientras el sector aceitero importaba un promedio mensual de poco más de medio millón de toneladas de soja sin procesar, no se registraban faltantes que justificaran estas compras. Tampoco se interrumpió la exportación, lo que hubiese sido aconsejable para abastecer a la industria local en vez de importar.
El ejemplo más claro para graficar esta situación tuvo lugar en agosto pasado: mientras los productores informaban la existencia de un stock de 14 millones de toneladas de porotos de soja, las aceiteras importaron 471.400 toneladas. Los agroexportadores, por su parte, declaraban ese mismo mes ventas al exterior por 250.150 toneladas que, de haber permanecido en el mercado local, hubiesen servido para absorber más de la mitad de los suministros externos demandados por las aceiteras.
Estas operaciones cruzadas y aparentemente descoordinadas tienen, por cierto, nombre y apellido. En agosto, más de la mitad de las exportaciones de soja a granel (132.000 toneladas) fue realizada por la cerealera santafesina Díaz y Forti SA, firma que también exportó en el mismo mes 25.000 toneladas de aceite de soja. Recordemos al lector que hace un mes el BCRA suspendió las operaciones de cambio de Díaz y Forti SA, una módica empresa que creció exponencialmente gracias a vínculos bastante opacos -hoy minuciosamente investigados- con la intervenida aceitera Vicentin.
Otra razón aducida por el complejo aceitero en favor de la importación es que la soja sin procesar de origen paraguayo posee un mayor contenido en proteínas que la que se cosecha en Argentina. Ello permite un proceso más eficiente de la molienda del poroto y, por ende, una mejor colocación del producto final en los mercados internacionales. Este problema planteado como una falta de aptitud de la naturaleza parecería no tener solución.
Sin embargo, un estudio producido por Martha Cuniberti y Rosana Herrero, investigadoras del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) muestra que, entre 1997 y 2018, la soja cultivada en la Zona Núcleo (conformada por los principales departamentos agrícolas de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba) perdió 5 puntos porcentuales de valor proteico y que esta pérdida podría haber sido corregida con una adecuada rotación de cultivos y combinando, durante el proceso de industrialización, cantidades adecuadas de soja de 1ª (que tiene mayor contenido de aceite) con soja de 2ª (con mayor contenido proteico).
“Estas pérdidas -señala este interesante estudio que el sector sojero parece haber ignorado- se trasladan al productor que recibe un precio menor, a la industria que disminuye su capacidad de molienda y al país por disminución de las primas de harina argentina implicando una caída importante en los ingresos por exportación, como primer exportador mundial de harinas proteicas”. De modo que no se trataría, entonces, de la falta de una aptitud natural de nuestros suelos ya que, luego de leer el informe, queda bien claro que “lo que natura non da, el INTA sí presta”.
Recientemente, las autoridades policiales y tributarias misioneras detuvieron y decomisaron en la localidad de San Vicente una decena de camiones cargados con soja (aproximadamente 250 toneladas) que se dirigían a Colonia Alicia, en la frontera con Brasil. La fuga de soja argentina desde Misiones al Paraguay y Brasil para eludir el pago de derechos de exportación es una modalidad recurrente del contrabando y, según algunas fuentes, moviliza cerca de 200 camiones semanales que se desplazan desde Chaco, Santa Fe e, incluso, de Buenos Aires hacia la frontera noreste.
El presidente de la Unidad de Información Financiera (UIF), Carlos Cruz, señaló que “cuando los granos no se liquidan oportunamente, no es sólo que quedan en el silo, sino que son objeto de contrabando”. Precisamente, parte de la soja que se fuga por la canaleta del contrabando es la misma que vuelve a ingresar al país bajo la modalidad de importación temporaria para ser procesada en las plantas de molienda locales.