Colocar todo lo malo en el otro, el viejo truco de la derecha
La proyección es un mecanismo psicológico de defensa. Pensamientos, sentimientos, deseos que no aceptamos como propios los proyectamos hacia afuera, depositando esos contenidos amenazantes en algo o en alguien, en un objeto o sujeto externo, fuera de nosotros.
Por Claudio Siniscalco
Trasladado a la política, este mecanismo se registra a menudo en el discurso de la derecha (no solo en la Argentina), siendo evidente en las expresiones de los referentes de Juntos por el Cambio y en las noticias y editoriales de los medios hegemónicos de comunicación.
Corrupción, autoritarismo, adoctrinamiento, represión, ajuste, atropello a las normas de convivencia democrática, desprecio hacia la educación pública, utilización del Estado para beneficio personal, todos los disvalores de los que se nutre la acción política neoliberal (al no poder reconocerlos como propios públicamente) son depositados en sus adversarios, a los que acusan de hacer y de pensar todo lo malo que ellos mismos hacen y piensan.
El peronismo, los trabajadores, las organizaciones sindicales, los desocupados, los pobres, los viejos, los zurdos, los fracasados, son colocados, de esta forma, como depositarios de todos los males, como el eterno impedimento para el despegue nacional.
En este marco se inscriben los ataques de Soledad Acuña a los docentes y el hecho de que la ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires se haya formado en un colegio administrado por el criminal de guerra nazi Erich Priebke.
El criminal nazi Erich Priebke, durante sus años de adoctrinamiento y bajada de línea en Bariloche
Si bien nadie acusó de nazi a la funcionaria de Larreta ni tampoco nadie deslizó que el Instituto Primo Capraro haya sido un formador de simpatizantes del Führer, es imposible no emparentar los “valores” que allí le inculcaron con sus prácticas como funcionaria.
Acuña promueve la discriminación, los prejuicios, la descalificación y la persecución contra un colectivo de trabajadoras y trabajadores con el que ella debería tener, al menos, empatía. Y coloca en las y los docentes un compendio de estigmatizaciones (pobres, viejos, zurdos, fracasados) que, si bien no es novedoso, resulta muy preocupante en una ministra de Educación.
Intentando correr el eje del debate, dirigentes del macrismo y periodistas que protagonizan y/o defienden el blindaje mediático del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, salieron a cuestionar un artículo de Página 12 sobre Acuña, exigiendo, muy ofendidos, una retractación.
Ese blindaje se parece mucho a un pacto de silencio, el mismo nombre de un excelente documental (está en YouTube) sobre las «bajadas de línea» en el colegio alemán de Bariloche, que de paso recomiendo.
(Para más información sobre el tema, el artículo publicado en Infobaires24 el 18 de noviembre)
La historia del criminal nazi Erich Priebke, uno de los maestros de Soledad Acuña
