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Alberto Fernández reconoce a Andrea, la heroína del Conicet

Alejandro C. Tarruella

Alberto Fernández reconoció en su discurso de este viernes el trabajo de una científica argentina y su equipo. Su historia es una muestra del valor del pueblo argentino en horas de adversidad.

Escribe Alejandro C. Tarruella

Un equipo y una líder

A la adversidad, Andrea le puso su talento, su sentido de equipo, su capacidad de integrar un colectivo ante una necesidad de miles de personas. Así, la Investigadora Principal del CONICET, Directora del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires, IIBBA-CONICET, Andrea Gamarnik, dio una lección al mundo en una clase que no tenía precio.

Natural de la educación gratuita de su país, la Argentina, seguramente recibiendo un salario nada justo, con la mirada puesta en el drama de muchos, logró en tiempo récord resolver una demanda. Bajo su rectoría, científicos y científicas del Conicet y del Instituto Leloir lograron en tiempo récord el primer test serológico del país que establece si una persona tuvo contacto con el coronavirus SARS-CoV-2.

Su nombre es «CovidAr IgG». Se trata de un test serológico que mide y cuantifica anticuerpos. La Argentina pasó de su mano a ser el octavo país del mundo en contar con una tecnología semejante, como sucede con China, Francia, Alemania, Hong Kong, Japón, Reino Unido y Estados Unidos

“Esto también es una forma de independencia”, reflexionó Andrea y agregó: “Estamos muy felices. La verdad es que fue un laburo maratónico y ahora se viene otro desafío porque tenemos que aumentar la producción”.

Conviene observar la trayectoria de la jefa Andrea, la doctora Andrea Gamarnik, bioquímica egresada de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Se recibió de doctora de la UBA en 1993. Es postgrado en Virología en la Universidad de California en San Francisco (1994-1999), donde estudió los mecanismos moleculares de replicación del virus de la poliomielitis.

Trabajó en California, sin somnolencias, en el desarrollo de ensayos fenotípicos para los virus VIH, y hepatitis B y C (2000-2001). Este es un detalle notable de su acción: volvió al país en 2001 en plena crisis económica y social, cuando sus posibilidades profesionales eran casi nulas. Lo hizo y se sumó al Instituto Leloir y allí creó, contra viento y marea, el primer laboratorio de Virología Molecular del país. Estudia desde entonces, los mecanismos de réplica del dengue y el Zika, ambos virus.

Mujer latinoamericana

Años después de trabajar en silencio, superando los momentos más difíciles entre 2003 y y 2015, sufriendo entre 2016 y 2019, fue reconocida al ser incorporada a la Academia Americana de Microbiología y recibir el Premio Internacional L’Oreal UNESCO por Mujeres en la Ciencia como representante de América Latina en 2015.

Fue, además, Investigadora del programa internacional del Howard Hughes Medical Institute de los Estados Unidos (2005-2011), y es investigadora principal de subsidios del NIH. Recibió el premio Konex en Ciencia y Tecnología por su trayectoria 2003-2013 en Microbiología, y es editora académica de la revista “PLoS Pathogens”.

Pablo Esteban de Página 12 le preguntó para qué sirve el test, ella respondió: “Para muchas otras cosas. Para monitorear a un paciente y ver cómo evoluciona, es decir, observar si produce anticuerpos, en qué momento y determinar la cantidad en que lo hace. Luego de que una persona se infecta con el virus, las defensas circulan por meses en el organismo. De este modo, si uno tomase un grupo de personas y midiese su presencia en suero o plasma (porción líquida de la sangre), podría saber quién está o quién estuvo contagiado la semana pasada, o bien, hace 60 días. El serológico aplicado a gran escala nos habilitaría a tener una idea de cómo se expandió el coronavirus en nuestra población. Asimismo, se pueden detectar anticuerpos en pacientes que han sido asintomáticos; por eso, podríamos concretar una visión real de cómo se desplegó por todo el territorio, chequeando tanto a los que se sintieron enfermos así como también a los que ni siquiera se dieron cuenta del virus aunque lo tenían.”

Luego, al determinar el valor en anticuerpos que tiene el plasma de los que se curan, hay otro paso que Andrea resumió de este modo: “Sí, determinar cuántos anticuerpos hay en el plasma de aquellas personas que se curaron sería clave para poder emplearlos como terapia para otras que en el presente están infectadas y en estado grave… Existen diversos protocolos que han surgido por iniciativa del Ministerio de Salud para aprovechar esa porción líquida de la sangre de donantes ya recuperados de covid-19. Puede funcionar como una terapia compasiva para individuos que están muy enfermos, al tiempo que se están explorando otras estrategias para utilizarlos en fases más tempranas de la enfermedad. En el Laboratorio de Hemoderivados de Córdoba están aislando las gammaglobulinas del plasma para analizar más opciones.”

De sus palabras, surge que entre otros lugares del país, en Córdoba se trabaja con tecnología propia, nacional, a los efectos de aportar a la salud de los Argentinos. ¿No deberíamos alistar a nivel oficial un premio Ramón Carrillo al saber solidario? Tendríamos ya a una mujer para entregárselo en primer término para continuar con los cordobeses además de reflexionar sobre lo que vamos a hacer en materia de nuevos desarrollos para el país.

Así como se debe acabar con los usureros mercantilistas del puerto, de los puertos, las corporaciones financieras de la fuga, las intermediaciones delictivas, la bancarización del despojo, sabemos cuáles desarrollos hay que impulsar.

¿Vamos a pasarnos diez años discutiendo el destino de las burocracias de palo en la rueda para determinar luego qué hacer con Andrea y los héroes anónimos del desarrollo nacional, los que hoy ponen el cuerpo en hospitales, barrios, laboratorios y escuelas?

El ejemplo de Fernanda Raverta ni bien asumió en la ANSES merece réplica. La capacidad argentina de resolver sobre la marcha, como las pymes, es un valor que no puede quedar ahogado por la cortesanía colonial que aún se sufre en los falsos palacios de las componendas. El gobierno sabe cómo hacerlo y Alberto tiene el valor y el apoyo masivo para abrir las puertas del presente como cuando reconoce a los argentinos que aportan su saber y su sensibilidad. Para nosotros el futuro se hace en el presente vivo, solidario y soberano.

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