Tomala vo’ dámela a mí y llegó Barrionuevo
Servini ofrecía la intervención del PJ
Escribe Ignacio Campos, Director de Infobaires
Es posible que María Romilda Servini haya decidido arrojar su honra a los cerdos. Así, de juez de la Nación, pasó a ser la operadora política de la intervención al Partido Justicialista. Con la entrega de esa intervención al desprestigiado empresario sindicalista Luis Barrionuevo, hombre ligado al fútbol en el Club Chacarita Junior (cuya barra brava hace temblar a más de un desprevenido), y es patrón de Carlos Acuña, uno de los triunviros de la desprestigiada CGT, pasa a tener otra vez los célebres 15 minutos de fama.
Hubo pedidos para que Barrionuevo obtuviera el conchabo. Lo hizo Carlos Acuña con Oscar Guillermo Rojas del Sindicato de Obreros de la Maestranza (SOM) y Horacio Alberto Valdéz, Sindicato Obrero de la Industria del Vestido y Afines. Servini mencionó también como peticionantes sindicales a Oscar Diani y Héctor Alberto Pereyra. Otro que la pidió fue Eduardo Duhalde. Es decir, la decisión fue suya. Pero, ¿a quién consultó para llamar a “Luisito”? Dijo entre otras cosas que lo hizo porque existía una «suerte de vaciamiento partidario, provocado por quienes dicen ser peronistas al sólo efecto de obtener una ventaja electoral”. A un año de las elecciones, es posible sugerir que quien puede moverse en procura de “obtener una ventaja electoral” puede ser la juez o eventualmente mandantes.
La primer pregunta a formular es sin duda la siguiente: ¿por qué una jueza de dilatada trayectoria, que no aparece en particular vinculada al macrismo, que va en camino de manejar la justicia desde el Poder Ejecutivo, se involucra en un episodio en el que no va a salir bien parada?
El archivo reclama que se observe que el hijo de la juez, Juan Carlos Cubría, abogado e ingeniero, era a fines de 2016, administrador general del Consejo de la Magistratura, desde donde criticó el manejo de fondos del titular de la Corte, Ricardo Lorenzetti señalando, “Yo creo que la cultura del alto tribunal y de muchos funcionarios es la cultura monárquica, donde las cosas no se discuten, no se debaten, es la orden directa” (“Pérfil” 22/10/16). Había asumido en noviembre de 2015 interinamente y poco después, Cubría informaba a los medios, que sufría presiones de Lorenzetti. En febrero de 2017, la interna se resolvió con su renuncia cuando iba ser expulsado por la Consejo de la Magistratura. La juez Servini de Cubría salió personalmente a defender a su hijo. Elisa Carrió dijo por aquellos días que “Juan Cubría es una persona honesta que combatió la Corrupción en el Poder Judicial y del Comité de Inversiones de la Corte y el Consejo” e incluyó un informe suyo en su pedido de juicio político al titular de la Corte. Posteriormente, Lorenzetti envió cartas documento a Carrió y a la jueza. ¿Puede tener relación aquel episodio con la decisión de la jueza?
Barrionuevo llegó al PJ con un fondo de infantes de policía y lanzó frases como “Quieren usar al PJ de madriguera” y que iba a pedir el desalojo de Gioja, en su clásico estilo patotero y anunció que convocará a Julio Bárbaro. El dirigente empresario llega con heridas de grandes batallas y su estilo es más el de un comisario de pueblo que el de un político.
A todo esto, Oscar Diani, de la corriente «Justicia y Dignidad Peronista» que gestionó la intervención ante la Servini de Cubría, también pedida por Eduardo Duhalde, y se reunió con ella hace 30 días, da una señal de donde puede venir la decisión ya que responde al ex gobernador bonaerense, Eduardo Duhalde. Diani adelantó que la «situación de conflicto» se registra también en Buenos Aires, Jujuy, Santa Cruz y Santiago del Estero. Con lo que es posible que haya otras intervenciones mediante la judicialización de la política. Y sería Diani quien acercó a Barrionuevo luego de que Servini pudo haber intentado convencer a otros referentes, incluso a algún dirigente ligado al kirchnerismo, con el fin de intervenir al PJ. Pretendía una figura más presentable que el gastronómico.
Los favorecidos por la jugada de la juez son Duhalde, el gobierno (que logra imponer temas que oculten la realidad económica), la dirigencia del PJ sin votos, Sergio Massa (Barrionuevo es el esposo de Graciela Camaño), Randazzo y a los jugados al PRO como Bossio. La biblia el calefón sin dejar afuera a los traidores. A Lorenzetti lo complica en tanto judicializa la política. Entre las corporaciones, “Clarín” ve con buenos ojos desguazar al PJ.
La jueza que se hizo famosa como “barú budú budía” en el programa de Tato Bores, tendrá que explicar luego las razones de su intervención al PJ, su encono con el titular de la Corte, y si acaso actuó de la mano de Eduardo Duhalde que, uniéndolo a la figura de Barrionuevo, logró apenas en este contexto, un triste bostezo del pasado. Y quizás eso explique la alegría de los jeques del PRO que celebraban la medida que rechazó con energía el titular del PJ que echó Servini, José Luis Gioja. Alberto Rodríguez Saá expresó que se trataba de “un fallo escandaloso” cuya intención es la “proscribir al justicialismo” y sintetizó en términos políticos la prohibición política al peronismo.
En 1992, Servini de Cubría censuró una escena del programa de Tato Bores, en la que una ficción humorística, Tato encarnaba a Helmut Strasse, un arqueólogo del año 2492, especializado en la por entonces desaparecida Argentina y recordaba la multa de 60 pesos con la que la Corte Suprema de Justicia sancionó el 3 de marzo de ese año, a la jueza por graves irregularidades en la causa por lavado de narcodólares que involucró a la familia Yoma. Servini fue separada de la causa y nadie olvida a Tato. Tal como sucede con el peronismo.
