Oscar Cuartango: Este y otros 25 de mayo
En el mes mayo de cada año se conmemoran en nuestro país el “Día del Trabajador” en homenaje a los “Mártires de Chicago”, ejecutados por su participación en una lucha de los trabajadores de esa ciudad por una jornada laboral de 8 horas comenzada el 1ero de Mayo de 1886 y nuestra máxima fecha patria, ya que, el 25 de mayo del año 1810, ocurrió la Revolución de Mayo hito histórico tomado como la del nacimiento de nuestra Nación.
Por eso, en esta columna a publicarse el 25 de mayo, y teniendo en cuenta que la temática de mi especialidad esta direccionada al mundo del trabajo, estimo adecuado realizar un paralelismo entre nuestro desarrollo histórico y el del trabajo en nuestra patria. En función de ambas fechas en el primer y segundo centenario de la Revolución de Mayo de 1810 y la actualidad en que se cumplen los primeros 217 años del nacimiento como nación.
En nuestro país, en el año del Primer Centenario de la Revolución de Mayo, arribamos al Día del Trabajador en medio de luchas obreras y severas represiones de las fuerzas armadas y de seguridad.
El primer Centenario de la Revolución de Mayo fue celebrado con estado de sitio, grandes medidas represivas y prisión de dirigentes obreros para dar el marco de tranquilidad que las autoridades estimaban necesario para el festejo de las clases dominantes, y donde los asalariados y demás sectores populares brillaron por su ausencia.
En nuestro país, en el año del Primer Centenario de la Revolución de Mayo, arribamos al Día del Trabajador en medio de luchas obreras y severas represiones de las fuerzas armadas y de seguridad.
Similar situación se repetiría en 1916 al festejarse el Primer Centenario de la Declaración de nuestra Independencia, ocurrida el 9 de julio de 1816. Baste con citar, que años después, esa situación subsistía a extremo tal que en 1918 se produjeron los hechos represivos de trabajadores en los Talleres Metalúrgicos Vasena, en el barrio porteño de San Cristóbal, que pasaron a la historia como La Semana Trágica, en 1920/21 la represión y fusilamiento de trabajadores en la Patagonia y en 1919/21 la represión y muerte de los hacheros y obreros en los quebrachales de la Forestal en el Chaco Santafesino, todo ello inmortalizado en sus respectivas obras por: Julio Godio, La Semana Trágica, Osvaldo Bayer, La Patagonia Rebelde y Gastón Gorí, La Forestal. La tragedia del quebracho colorado.
Si bien durante el primer gobierno de Hipólito Yrigoyen, nuestro país adhirió a convenios de la Organización Internacional del Trabajo y se institucionalizó la jornada de 8 horas de labor, el descanso dominical y posibilitó la entrada en escena de las clases medias y populares, la resistencia conservadora y su posterior derrocamiento, motivaron que tuvieran que pasar décadas para que, a partir de la asonada militar del 4 de junio de 1943, que impidió el acceso a la Presidencia de la Nación de Robustiano Patrón Costa y pusiera fin a lo que Jauretche calificara como “La Década Infame”, esa ausencia de los asalariados y demás sectores populares en la toma de decisiones y en la participación de las riquezas que nuestro país producía en abundancia en beneficio de unos pocos, comenzara a revertirse.
Ese cambio de paradigma se concretó dinámica y aceleradamente a partir del 4 de junio de 1943, hasta el 17 de octubre de 1945, se institucionalizó electoralmente el 24 de febrero de 1946 con la consagración de la formula Perón Quijano, para presidir los destinos del país y se mantuvo el cambio y la institucionalidad hasta el 16 de setiembre de 1955, fecha en que la mal autodenominada “Revolución Libertadora”, le puso fin, dando comienzo a un período de represión, proscripción y persecución a la clase trabajadora, a los sectores populares y a sus dirigentes.
Desde esa fecha el Partido Peronista, su líder, Juan Perón y dirigentes del sector, estuvieron proscriptos, salvo el breve interregno de 1973 al 24 de marzo de 1976 en que Perón regresa a su patria, es consagrado Presidente por tercera vez y fallece ejerciendo esa presidencia, a partir del 24 de marzo, esa irregularidad institucional que sumió a nuestro país en la más salvaje y desalmada represión de nuestra historia, se mantuvo hasta el 10 de diciembre de 1983 en que Raúl Alfonsín asume la Presidencia de la Nación, dando así comienzo a un período de continuidad institucional que llega hasta nuestros días.
Este año, las cosas han cambiando y nuestra fecha patria nos encuentra en un escenario desfavorable para los asalariados y demás sectores populares.
En medio de esa continuidad institucional, se arriba al año 2010 y se conmemora el 1ero de mayo, en el año del bicentenario de la revolución de mayo, en un marco referencial diametralmente opuesto al del primer centenario. Sin estado de sitio ni represión alguna, con institucionalidad política, participación de los asalariados y demás sectores populares y con justicia social.
Graficando este acerbo, el 1ero. De Mayo de 2010 lo festejamos, el suscripto, entonces Ministro de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires, mi par Nacional, Carlos Alfonso Tomada junto a otras autoridades nacionales, provinciales, municipales, numerosos dirigentes sindicales y empresarios y gran número de trabajadores, en el Paseo del Trabajo de la ciudad de Avellaneda.
Este año, las cosas han cambiando y nuestra fecha patria nos encuentra en un escenario desfavorable para los asalariados y demás sectores populares.
Este 25 de mayo nos encuentra en medio de un círculo vicioso en el cual, la pérdida de puestos de trabajo y la reducción del poder adquisitivo de los salarios reducen la actividad económica, el consumo interno y ello produce efectos recesivos que generan la pérdida de más puestos de trabajo y profundización de la recesión.
Por primera vez desde la sanción de la Ley Saenz Peña, accedió al poder legitimado por el voto popular, un gobierno que adscribe al liberalismo económico y deja librada la suerte de la producción y el empleo a los avatares del mercado, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo, el crecimiento de la desocupación, la pobreza y la pérdida del poder adquisitivo de los sectores populares.
Este 25 de mayo nos encuentra en medio de un círculo vicioso en el cual, la pérdida de puestos de trabajo y la reducción del poder adquisitivo de los salarios reducen la actividad económica, el consumo interno y ello produce efectos recesivos que generan la pérdida de más puestos de trabajo y profundización de la recesión.
Para salir de ese esquema perverso, es necesario dejar de lado falsos fundamentalismos e individualismos, priorizar el interés general por sobre los intereses sectoriales, y el peronismo tiene que asumir autocríticamente la derrota y en ese marco, si se tiene necesidad de ventilar liderazgos y candidaturas mediante la presentación de más de una lista en las Paso, no incurrir en canibalismo político en la confrontación entre los eventuales contrincantes, limitando la campaña al debate de las distintas propuestas, sin agresiones ni descalificaciones personales, y dirimida la contienda, alinearnos todos detrás de quienes resulten ganadores en la contienda para ir unidos a enfrentar al auténtico adversario, que es el proyecto neoliberal que gobierna.
Para ello, abrevando en el ideario de Juan Perón, aplicar a rajatablas la consigna “Primero la patria, después el movimiento y luego los hombres” el peronismo debe recuperar su capacidad de ser síntesis de las ideas políticas nacionales y populares de los pensadores de Forja, de los radicales de Yrigoyen, Larralde y Alfonsín, los socialistas de Palacios y Juan B. Justo, los demócrata progresistas de De La Torre y Luciano Molina, los desarrollistas de Frondizi y Frigerio, los intransigentes de Oscar Allende, el progresismo social del Frente Grande y de los movimientos de la economía social y convocar a todas las fuerzas políticas, de la producción y del trabajo a integrar un frente que ponga límite a esta escalada neoliberal, siente las bases para recuperar el gobierno en el 2019 y encamine al país en la senda del crecimiento con desarrollo, equidad y justicia social, haciendo una nación viable para todos y erradicando definitivamente la pobreza.