Daniel Devita, te rapea el descontento social y enoja a Macri

El artista es reconocido por su música para denunciar la represión, el ajuste y la política mediática de Cambiemos.

 Daniel Devita (24), o Doble D, es un músico de la escena “hip hop” nacional, que irrumpió con su “rap combativo” en redes sociales y medios de comunicación críticos del nuevo Gobierno, durante las últimas semanas. También es un pibe de Ituzaingó, trabajador de gastronomía, que de entrada aclara lo difícil de “ser músico y tratar de vivir de eso”; aunque hace hincapié en la “satisfacción” que le genera. Más ahora, durante los días de la experiencia “Cambiemos”, en los que con tantas medidas impopulares “la gente quiere expresarse, hay mucho material para la música de protesta social”.

“Hago rap, arranqué a los 14 años” cuenta Daniel. “Llevo rapeando diez años, y hace ocho que comencé a grabar ‘mix tapes’”, relata el músico que, a esta altura de su carrera, ya cuenta con cinco discos editados y un reciente compilado de toda su obra (“10 años de lucha”, disponible en internet para descarga gratuita), y quien además ya se encuentra produciendo junto a Gustavo Arroyo, su guitarrista y productor, un disco de estudio en el que promete fusionar su estilo con otros ritmos latinoamericanos.

El domingo pasado, el arte de Daniel fue difundido por el periodista Roberto Navarro en Economía Política:

 Daniel define su posición sin ambigüedades, dentro del estilo musical al que se dedica: “El origen del rap es combativo, de protesta política, eso hago”. Haciendo referencia a una de sus influencias, Tupac Shakur (rapero estadounidense y activista de los “Panteras Negras”, movimiento de lucha por los derechos de afroamericanos), Doble D señala que durante su trayectoria abordó temas como “la discriminación, la violencia infantil y la estigmatización de los pobres”.

 Pero el momento trascendente de Daniel en su actividad artística llegó a fines del año pasado. Precisamente tres días antes del balotaje que definiera a Mauricio Macri como actual presidente de la Nación.

“Muchos sentíamos que teníamos que hacer algo, gente del ambiente artístico, del ambiente político”, contextualiza el músico. Su aporte en la contienda electoral, en ese momento, fue el videoclip “No quiero globos”: “lo hice con frases de Macri sobre la pobreza, los inmigrantes, y recordando algunas cosas de la crisis del 2001”, señala Devita en referencia a lo que fue el primero de sus tres videoclips (producidos por Chino Tonny) que tuvieron repercusión mediática.

 Pasado el momento electoral, Daniel cuenta que le empezaron a “llegar mensajes, gente que se identificó con lo que decía, que se quería expresar con todo lo que estaba pasando”. Días después, decide publicar un segundo videoclip, “¿Querías globos?”, y el pesimismo por la referencia a lo inevitable de las primeras medidas impopulares de un presidente ya electo, anunciadas en su primer video y materializadas en pocos días, se encarnó en una serie de protestas y reclamos al ritmo del rap. Pero, pese al mal clima social, no todo fue bajón para Doble D: “me fui a trabajar y cuando volví, el video tenía más de 20 mil reproducciones, me llamaban para avisarme que había sido publicado en páginas, blogs, y mencionado por periodistas y famosos”.

 A partir de allí, la música del artista de Ituzaingó se viralizó, no solo entre los adherentes al kirchnerismo en redes, sino también en programas de distintos medios de comunicación masivos con temática política. “Navarro lo puso de apertura en ‘Economía política’ (C5N), me llamaron de Radio del Plata y me invitaron a tocar en vivo” desde la organización de las “Plazas del pueblo”. Y sin ser suficiente, el músico se afianzó y redobló la apuesta durante la última semana: a partir de los fenómenos sucedidos entre la legitimación del Congreso para el pago a los “buitres”, la visita de Obama el pasado 24 de marzo, y la censura al informe (sobre los negociados de Macri y Caputo) de Roberto Navarro, Daniel mezcló y estremeció con una tercera entrega audiovisual de su “rap furioso”: “Cuando se pincha el globo”.

 Es entonces que, a partir de los tres videos críticos a las condiciones políticas de la propuesta de “Cambiemos”, a Daniel Devita le llegó la fama, sí, pero también la posibilidad de expresión cuando más falta hace.

“Cuando estás en el medio, no caes”, expresa, aunque pone énfasis en la responsabilidad de su trabajo, y valora por sobre otras cosas “la posibilidad de decir, de cantar lo que muchos estamos queriendo expresar”.

 Y claro, el vértigo de lo que vendrá. El músico se aferra a su producción musical, más allá del impacto mediático, y advierte que no piensa en “hacer guita con las canciones; después, si a la gente le gusta puede pagar por un show en vivo”. Aunque también, entre críticas a la industria musical y a las pocas posibilidades que a veces tienen los músicos del “under”, aclara que su trabajo como artista “es jodido cuando no tenés tiempo porque hay que ir a trabajar”. “No se puede vivir sólo de la música, a veces no te reconocen tu trabajo”, sintetiza.

 Cuando le pregunto acerca de la relación entre su estilo musical y la influencia cultural norteamericana que significa, y si pudiera esto resultar una manifestación imperialista, Daniel me explica claramente que “el imperialismo es voraz con ajenos y propios, el rap en EE.UU. nace de los afroamericanos, de los excluidos, de la protesta de las víctimas dentro del imperio”. Señala además que, si bien el estilo se ha impuesto fuera de Norteamérica (en España y Latinoamérica principalmente), la “opresión es la misma, y el reclamo es el mismo en todas partes del mundo”.

 Por otro lado, Devita aclara que el rap “permite fusionar ritmos, tangos de Piazzola y Gardel, por ejemplo, o frases de Larralde”, lo que, desde una perspectiva personal y comprendiendo el punto del músico, resultaría una interesante apropiación del género musical dentro de la propia identidad cultural. Sin embargo, Daniel también señala diferencias entre “los que posan e imitan a los músicos ricos que salen en los videos de hip hop” y trabajos como el suyo “de contenido descolonizador”, lo que, por su mensaje contestatario, a veces le “cierra puertas” en la escena del hip hop local.

 Daniel Devita, o “Doble D”, es un músico que logró irrumpir la hermética de la difusión musical expresando lo que muchos queremos expresar, y cada vez nos cuesta más. Una historia prometedora entre muchas tantas otras que se quedan en el camino. Un camino viciado por el mercado y las industrias culturales concentradas, que poco espacio tienen para mensajes como estos. La única alternativa, al menos hoy, será escuchar, dar difusión, y nunca callar. Puede que su mensaje, como tantos otros, tenga el filo concientizador necesario, que se requiere para pinchar el globo de la ingenuidad y los vicios de la anti política macrista.