«Viviremos un nuevo tiempo de paz, amor y esperanza»
El mensaje de Lula trás ser electo
Con un mensaje destacando la labor de las bases pero haciendo inca pie en el objetivo de la unidad nacional Lula se proclamó como el nuevo presidente de Brasil.
«Primero quiero destacar el papel que hizo cada compañero y compañera en esta segunda vuelta. Quiero comenzar agradeciendo a Dios, que fue muy generoso conmigo siempre. Intentaron enterrarme vivo y acá estoy», expresó Lula como flamante presidente.
«Quiero darle las gracias a las personas que votaron y confiaron en mi. Le agradezco de corazón al pueblo brasileño. La elección dejó claro que había en juego dos proyectos de país opuestos pero hubo un solo ganador, el pueblo brasileño. Esta es la victoria de un inmenso movimiento democrático que se formó dejando de lado intereses político y personales para que la democracia salga victoriosa», dijo.
«Le pedimos ayuda a Dios para que este país pueda vivir democráticamente. Para que este país pueda salir y se pueda construir la paz en Brasil. Las mujeres deben ganar el mismo salario que los hombres», manifestó Lula desde el búnker.
«La mayoría del pueblo dejó bien claro que desea más y no menos democracia, más y no menos inclusión social, más y no menos respeto y entendimiento entre los brasileños. El pueblo desea más libertad, igualdad y fraternidad en nuestro país. El pueblo quiere vivir bien, comer bien», destacó el candidato electo.
Democracia. pic.twitter.com/zvnBbnQ3HG
— Lula 13 (@LulaOficial) October 30, 2022
«Desde enero vamos a construir un país para todos. Somos una nación grande. Es hora de unir a las familias, no me interesa vivir en estado de guerra, en un país desunido. Voy a gobernar para todos, no para los que me votaron nada más», afirmó Lula.
«El compromiso número uno de mi Gobierno es terminar con el hambre de millones, no podemos aceptar eso como normal, quiero que todos coman. El brasileño tiene que poder tomar café a la mañana, almorzar y cenar todos los días. Vamos a reestablecer el diálogo en nuestro país, nadie está por encima de la Constitución. Hay que apostar al diálogo, no a la fuerza bruta», dijo el nuevo presidente.
El electo primer mandatario de Brasil cerró su discurso y sin responderle a la prensa se retiró: «No faltará amor en este país. Viviremos un tiempo de amor y esperanza. A cada brasileño y brasileña, vamos juntos por este país, independientemente de a qué candidato haya votado. El pueblo tiene derecho a soñar. Brasil es mi causa, los pobres son mi causa. Gracias al pueblo y a Dios. Abrazo de corazón, mis amigos».
Discurso completo compartido por redes sociales
Siempre pensé que Dios fue muy generoso conmigo, para salir de donde sali y llegar a donde llegué. Especialmente en este momento, cuando no estamos frente a un candidato, estamos frente a la máquina estatal puesta al servicio del candidato de la situación.
Considero que tuve un proceso de resurrección en la política brasileña. Intentaron enterrarme vivo y ahora estoy aquí para gobernar el país. En una situación muy difícil, pero estoy seguro que con la ayuda del pueblo encontraremos una salida y restableceremos la paz.
Hemos llegado al final de una de las elecciones más importantes de nuestra historia. Una elección que puso frente a frente dos proyectos opuestos de país, y que hoy tiene un único y gran vencedor: el pueblo brasileño.
Esto no es una victoria para mí, ni para el PT, ni para los partidos que me apoyaron en esta campaña. Es la victoria de un inmenso movimiento democrático que se formó, por encima de los partidos políticos, de los intereses personales y de las ideologías, para que la democracia saliese vencedora.
En este histórico 30 de octubre, la mayoría del pueblo brasileño dejó muy claro que quiere más, y no menos, democracia.
El pueblo brasileño demostró hoy que quiere ejercer más el derecho sagrado de elegir a quién gobernará su vida. Quiere participar activamente en las decisiones de gobierno.
El pueblo brasileño quiere vivir bien, comer bien, estar bien. Quiere un buen trabajo, un salario que siempre se reajuste por encima de la inflación, quiere tener salud y educación públicas de calidad. Quiere libertad religiosa. Quiere libros en lugar de armas. El pueblo brasileño quiere tener de vuelta esperanza.
La rueda de la economía volverá a girar con los pobres como parte del presupuesto. Con apoyo a pequeños y medianos productores rurales, responsables del 70% de los alimentos que llegan a nuestras mesas. Con todos los incentivos posibles para los micro y pequeños emprendedores.
A partir del 1 de enero de 2023 voy a gobernar para 215 millones de brasileños, no solo para los que votaron por mí. No hay dos Brasil. Somos un solo país, un solo pueblo, una gran nación.
Este país necesita paz y unidad. Esta gente ya no quiere pelear. Es hora de bajar las armas que jamás tuvieron que ser empuñadas. Las armas matan. Y nosotros elegimos la vida.
El desafío es inmenso. Es preciso reconstruir este país en todas sus dimensiones. En la política, en la economía, en la gestión pública, en la concordia institucional, en las relaciones internacionales y, sobre todo, en la atención a los más necesitados.
Es necesario reconstruir el alma misma de este país. Recuperar la generosidad, la solidaridad, el respeto a las diferencias y el amor al prójimo. Traer de vuelta la alegría de ser brasileños y el orgullo que siempre tuvimos en el verde-amarillo y en la bandera de nuestro país.
Nuestro compromiso más urgente es volver a acabar con el hambre. No podemos aceptar como normal que millones de hombres, mujeres y niños en este país no tengan qué comer, o que consuman menos calorías y proteínas de las necesarias.
Brasil ya no puede vivir con esa inmensa grieta sin fondo, ese muro de cemento y desigualdad que separa a Brasil en partes desiguales que no se reconoce. Este país precisa reconocerse a sí mismo. Necesitas reencontrarse consigo mismo.
Es necesario retomar el diálogo con el Poder Legislativo y Judicial. Sin intentos de exorbitar, intervenir, controlar, cooptar, pero buscando reconstruir la convivencia armoniosa y republicana entre los tres poderes. La normalidad democrática está consagrada en la Constitución.
Es más que urgente retomar el diálogo entre el pueblo y el gobierno. Por eso traeremos de vuelta las conferencias nacionales. Para que los interesados elijan sus prioridades, y presenten al gobierno sugerencias de políticas públicas para cada área.
Retomemos el diálogo con los gobernadores y alcaldes, para definir juntos las obras prioritarias para cada población. No importan los partidismos. Nuestro compromiso siempre será mejorar la vida de la población, de cada estado, de cada municipio de este país.
Las grandes decisiones políticas que impactan la vida de 215 millones de brasileños no serán tomadas en secreto, en la oscuridad de la noche, sino después de un amplio diálogo con la sociedad. Creo que los principales problemas se pueden resolver con el diálogo, no con la fuerza bruta.
En mis viajes internacionales, lo que más escucho es que el mundo siente «saudade» de Brasil. Extraña aquel Brasil soberano, que hablaba de igual a igual con los países más ricos y poderosos. Y que al mismo tiempo contribuía al desarrollo de los países más pobres.
Hoy le estamos diciendo al mundo que Brasil está de regreso. Que Brasil es demasiado grande para ser relegado al triste papel de paria en el mundo. Vamos a recuperar la credibilidad, la previsibilidad y la estabilidad del país, para que los inversores recuperen la confianza en Brasil.
Vamos a reindustrializar Brasil, invertiremos en la economía verde y digital, apoyaremos la creatividad de nuestros empresarios y emprendedores. Queremos exportar conocimiento.
Brasil está listo para retomar su rol protagónico.