Mujer, originaria, pobre, rural…Romina Lucas, tiene todos los aditamentos de los que se vale la sociedad criolla para maltratar a una persona que no proviene de su contexto cultural, con el agravante de cometer violencia obstétrica por ser ella una madre primagesta con complicaciones en etapa de parto que no son debidamente atendidas en el nosocomio público en Santa Victoria Este.
La joven que llegó desde su comunidad, La Puntana, fue internada pero su atención ante el estado delicado en el que se encuentra, no es prioridad para quienes dirigen el hospital público de la zona. Así lo pone de manifiesto su progenitor, quien además contó sobre el mal trato padecido en el nosocomio de Santa Victoria Este y solicitó a las autoridades ministeriales que revean las designaciones de profesionales en la zona por cuanto quienes van hasta allí, no siempre están dispuestos a convivir con las limitaciones propias de la ruralidad.
Anoche Romina trajo al mundo a su bebé en medio del destrato que le propinaron en el único lugar que debían atenderla conforme no sólo su cuadro clínico, sino y sobre todo, su estado emocional como toda mujer en primera gestación.
La cuna de la infancia wichí, siempre es humilde y pobre, conocen el sufrimiento desde sus padres y su comunidad, no está bien romantizar la pobreza, ni presionar para que se reduzca a las comunidades a ser artículos turísticos de exposición ocasional. Los derechos humanos de las mujeres originarias son avasallados sistemáticamente en la provincia de Salta, este caso de violencia obstétrica no es único, ni aislado, lamentablemente se repite con cada una de las congéneres que precisan atención médica y no tienen otra posibilidad más que la utilización de los escasos recursos estatales cercanos a los parajes en los que viven.
Qué es la violencia obstétrica
«La OMS dice que todas las mujeres tienen derecho a recibir el mas alto nivel de cuidados en su salud, que incluye el derecho a una atención digna y respetuosa del embarazo, del parto, su puerperio, y el derecho a no sufrir violencia ni discriminación.
Esta situación implica un problema de salud pública y derechos humanos.
Investigaciones recibidas de todo el mundo sobre experiencias de las mujeres en el momento del parto plantean una situación alarmante.
Es común escuchar relatos de mujeres que evidencian situaciones de trato irrespetuoso, ofensivo o negligente durante el parto.
Hay que tener en cuenta que las mismas son especialmente vulnerables durante el parto, situación que puede a su vez tener consecuencias adversas para la crianza del bebé, en cuanto genera poca adherencia al sistema de salud el haber tenido una mala experiencia.
En los últimos años el acceso universal a la atención en salud reproductiva de calidad, anticonceptivos disponibles y gratuitos, y la atención materna pudo reducir drásticamente los índices globales de morbimortalidad materna.
Estrategias de movilización de la comunidad, educación, acciones políticas o incentivos financieros han mejorado la concurrencia de las mujeres a los centros asistenciales. Cuando se investiga que tipo de maltrato se produce en los centros de salud, es común que refieran maltrato físico, verbal, procedimientos médicos sin consentimiento o coercitivos (incluida la esterilización), falta de confidencialidad, incumplimiento con la obtención del consentimiento informado completo, negativa a administrar analgésicos, violaciones de la privacidad, rechazo a la admisión en centros de salud, negligencia durante el parto derivando a veces en consecuencias potencialmente mortales pero evitables.
Es mas probable que las mujeres adolescentes, solteras, de bajo nivel socioeconómico, las que pertenecen a minorías étnicas, inmigrantes y las que padecen VIH sufran mas frecuentemente trato irrespetuoso y ofensivo» Dra. Diana Galimberti 2015.