Video: encuentran a un represor que viola la domiciliaria
Por La Garganta Poderosa
Horas antes de completar la muestra fotográfica que montamos el 24 de marzo en Plaza de Mayo, repudiando la prisión domiciliaria para los genocidas, un equipo de La Poderosa Rosario trabajaba frente a la casa del represor Eduardo «Tucu» Costanzo, cuando se topó con esta tenebrosa sorpresa que hoy pondremos en manos de la Justicia, a nombre de la Verdad: Eduardo «Tucu» Costanzo, caminando por la calle, con total impunidad.
Beneficiado por la reclusión hogareña desde 2010, este «monstruo no tan monstruo» debía permanecer enjaulado en Pueyrredón 2931, pero creíblemente apareció del otro lado, volviendo muy tranquilo de hacer las compras, tal como lo pueden comprobar en este video que sumaremos hoy a la denuncia de Alicia Bernal, querellante por la desaparición de su padre, Rubén “Tito” Messiez, en el Tribunal Oral Federal N°1.
Agente del Personal Civil de Inteligencia (PCI), en el Batallón de Comunicaciones 121 del Segundo Cuerpo del Ejército, Costanzo tuvo bajo su mando cinco centros clandestinos de detención: Quinta de Funes, Escuela Magnasco, Fábrica Militar de Armas «Domingo Matheu», La Intermedia y La Calamita. Pero ninguna de sus tres condenas a perpetua, en las causas Guerrieri I, II y III, le arrebató la libertad garantizada para los socios del silencio.
A razón de la causa I, en abril de 2010, resultó responsable por 24 casos de privación ilegítima de la libertad y 16 crímenes agravados por alevosía. Ya para la II, no sólo se lo halló culpable de tormentos y 14 asesinatos cometidos a mediados de 1978, cuando esos cuerpos fueron arrojados al río en los denominados “Vuelos de la muerte”, sino que además reconoció «haber envuelto los cadáveres con frazadas, para no dejar manchas de sangre en el avión». Y por si acaso, en la III, fue condenado también por homicidio agravado, privación ilegal de la libertad y tormentos de lesa humanidad, contra 47 víctimas del Terrorismo de Estado, 24 desaparecidas.
Nada de todo eso alcanzó para acallar el grito de 30 mil gargantas poderosas. Y tampoco bastó el apriete de su hijo, ni las amenazas de su esposa, para frenar el curso del video capturado este viernes 23 de marzo, a las 18.30, cuando apenas buscábamos un registro fotográfico, donde se suponía encerrada la bestia.
Hoy más que nunca, exigimos el restablecimiento inmediato de los genocidas a la cárcel común y responsabilizamos al Estado por la integridad de todas nuestras asambleas en Santa Fe.