Vicecanciller israelí tuvo que desdecirse luego de haber realizado comentarios racistas y xenófobos
La viceministra israelí de Asuntos Exteriores, Tzipi Hotovely, desató anoche una polémica al asegurar que es su «sueño» contemplar la bandera israelí en la explanada de las Mezquitas, y Netanyahu la obligó a desdecirse.
«Es mi sueño ver la bandera israelí ondeando en el Monte del Templo (denominación del lugar para los israelíes) (…) Creo que es el centro de la soberanía judía, la capital de Israel y el lugar más sagrado para el pueblo judío», aseguró Hotovely anoche en una entrevista concedida al canal de televisión del Parlamento israelí.
Sus declaraciones sucedieron a las realizadas un día antes por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien reiteró su intención de mantener intacto el statu quo en el lugar, ocupado por Israel desde 1967, y que sólo permite el rezo musulmán.
En un esfuerzo diplomático por rebajar la escalada de tensión que sacude Israel y Palestina, Netanyahu confirmó esta política en el sitio sagrado para el islam y el judaísmo tras un encuentro con el secretario de Estado estadounidense, John Kerry y el rey Abdallah II de Jordania, este fin de semana.
En una conferencia de prensa posterior al encuentro, Netanyahu anunció que Israel instalará un sistema de cámaras en la explanada, para demostrar que no está haciendo nada que afecte el status de la zona y de las mezquitas que incluye.
Anoche, Netanyahu respondió a las declaraciones de su viceministra con un breve comunicado en el que reafirmaba la política del país con respecto a la Explanada.
Anoche, Netanyahu respondió a las declaraciones de su viceministra con un breve comunicado en el que reafirmaba la política del país con respecto a la Explanada. La posición israelí «fue expresada por el primer ministro en su declaración del sábado por la noche y nada ha cambiado. El primer ministro espera que todos los miembros de su Gobierno actúen de acuerdo a ella», concluye.
El premier israelí hizo referencia así a un comunicado emitido por su oficina de prensa a última hora del sábado, en el que se aseguraba en inglés que Israel «seguirá con su ya larga política: los musulmanes rezan en la explanada, y los no musulmanes visitan la explanada».
Hotovely, sobre la que algunas voces han llegado a pedir su dimisión en las últimas horas, tuvo que emitir una nota de prensa para dejar claro que sus opiniones «no son una política del Gobierno».
«Estoy totalmente comprometida con la política gubernamental de que no habrá ningún cambio en el statu quo del Monte del Templo, como reafirmó el primer ministro», convino, según la agencia de noticias EFE.
En tanto, el Tribunal de Distrito de Jerusalén refrendó una condena de once meses de prisión contra uno de los dirigentes del Movimiento Islámico de Israel, el jeque Raed Salah, por un delito de incitación cometido ante las murallas de la Ciudad Vieja en 2007.
Este año, como en 2007, el Movimiento Islámico de Israel está considerado por el Gobierno israelí uno de los principales incitadores de la ola de violencia que sacude la región este último mes.
La Corte halló culpable a Salah del delito de incitación por un sermón que dio ante miles de feligreses junto a las murallas de la ciudad vieja de Jerusalén, y confirmó la sentencia de once meses de prisión que le había impuesto una instancia inferior.
La Corte halló culpable a Salah del delito de incitación por un sermón que dio ante miles de feligreses junto a las murallas de la ciudad vieja de Jerusalén, y confirmó la sentencia de once meses de prisión que le había impuesto una instancia inferior. Salah, jefe de la llamada Facción Norte del Movimiento Islámico, dijo en su sermón que la «historia de Israel está bañada en sangre, nuestra sangre pasa de las manos de un general terrorista a otro», a la vez que exhortó a sus fieles a lanzar una Intifada.
Salah, que deberá ingresar en prisión en noviembre, también citó en la oportunidad las palabras del líder espiritual del movimiento islamista palestino Hamás, jeque Ahmed Yasín, sobre que «el fuerte (Israel) no será fuerte para siempre, y el débil (los palestinos) no será débil eternamente».
Por otra parte, Israel dejó trascender que evaluaba la posibilidad de quitar derechos y aislar a unos 100.000 palestinos que viven en la parte ocupada de Jerusalén, mientras que la ola de violencia en Cisjordania siguió creciendo con tres palestinos muertos y nuevas redadas, que este mes ya dejaron más de 1.000 detenidos.
Ante el Canal 2 de Israel, Netanyahu se refirió a los 100.000 palestinos de Jerusalén este que quedaron del otro lado del muro de ocho metros de concreto que Israel construyó hace más de 10 años, pese a la condena de la Corte Internacional de Justicia, para separar ese territorio ocupado de otro lindante, Cisjordania.
Aunque un tercio de la población palestina de Jerusalén este quedó del otro lado del muro, del lado de Cisjordania, estas personas continúan teniendo el derecho a circular dentro de Israel, algo que los que viven en los territorios cisjordanos no pueden hacer sin un permiso especial que no siempre es fácil de obtener.
Los palestinos de Jerusalén oriental no son ciudadanos israelíes, son residentes de Jerusalén, un status diferente que no les permite votar a nivel nacional ni tener un pasaporte.
Muchos de los atacantes que acuchillaron o intentaron acuchillar a israelíes en las últimas semanas eran parte de este último grupo de palestinos.
Entre tanto, un israelí que resultó herido de gravedad en el atentado a un autobús registrado hace dos semanas murió a causa de sus heridas en un hospital de Jerusalén, informaron medios locales.
La víctima, de 76 años e identificada como Richard Leiken, viajaba en un autobús de línea el pasado día 13 cuando dos palestinos de Jerusalén Este lo abordaron en un asentamiento judío en la parte este de la ciudad, y comenzaron a disparar y apuñalar al pasaje.
En el suceso murieron otros dos israelíes y una decena resultaron heridos.
La escalada se ha cobrado este mes las vidas de 58 palestinos (la mitad de ellos atacantes o supuestos atacantes), un eritreo y un árabe-israelí que perpetró un ataque en Beer Sheva (sur de Israel).
