Vaca muerta permitirá sumar 5 millones de usuarios nuevos a la red de gas local
Según el Instituto Argentino del Petróleo y el Gas, si se aprovecha el gas del mega yacimiento en 20 años la cantidad de usuarios será 13,2 millones.
La proyección forma parte de un informe elaborado por el Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG), que fue presentado a la prensa, con previsiones para las dos próximas décadas.
El presidente del IAPG, Ernesto López Anadón, explicó que en un horizonte de 20 años, se prevé que el número de usuarios pase de los 8,19 millones actuales a 13,2 millones, con un crecimiento del orden del 63 por ciento.
Esto se daría a partir de una incorporación de 1,6 millones de usuarios por crecimiento vegetativo y otros 3,5 millones por incremento de la zona de cobertura, lo que demandará un promedio anual de gas de 260 millones de metros cúbicos por día con picos invernales de 290 millones de metros cúbicos día (mm3/d).
Esa demanda proyectada significara un incremento del 83 por ciento respecto a los actuales parámetros, de 140 y 160 millones de metros cúbicos por día.
“Esto significa un enorme desafío que involucra a toda la cadena: producción, transporte, distribución y utilización. Este es un gran objetivo estratégico para el país considerando la enorme participación del gas natural en la matriz energética”, señaló López Anadón.
La producción del yacimiento no convencional de Vaca Muerta en los próximos 20 años demandará una inversión anual promedio de 1.000 millones de dólares, lo que permitirá construir entre 4.300 y 8.000 kilómetros nuevos de gasoductos.
El plan propuesto por el IAPG toma como referencia una racionalización del consumo de gas de un 10% de acá al 2024, y fuerte una expansión de la matriz energética con la incorporación de 9,6 GW de centrales hidroeléctricas, 1,5 GW en dos nuevas centrales nucleares, y 11 GW de generación de fuentes renovables.
A partir de esas variables, el trabajo intentó delinear la manera más eficiente de cubrir la demanda de gas cuyo abastecimiento óptimo resulta con producción nacional (a precio de expansión de 7,5 u$s /MMBtu) e importaciones de Bolivia (a través de un contrato de largo plazo) y la utilización acotada de Gas Natural Licuado (GNL).
López Anadón explicó a Télam, que en el corto plazo, el nuevo aporte del gas no convencional reemplazará al combustible alternativo líquido y limitará las importaciones de GNL y en el mediano plazo lo sustituirá de manera total, con el consecuente ahorro de divisas que esto significa.
Un desarrollo tan ambicioso de gas como el planteado por el IAPG presupone que toda la infraestructura existente de transporte tendrá altos niveles de exigencia en el mediano plazo, lo que obligará al tendido de redes nuevas así como requerirá de inversiones importantes para la renovación y sustentabilidad de gasoductos y plantas compresoras antiguas.
Según el informe de la entidad petrolera, el 42 por ciento de los gasoductos y el 17 por ciento de las plantas compresoras de las redes de distribución actuales tienen más de 40 años de antigüedad.
Para acompañar el desarrollo de la infraestructura de gas, en distribución se deberán incorporar las tecnologías que se aplican en los sistemas avanzados en materia de uso de gas, entre los que se mencionó la incorporación de medidores inteligentes, sistemas de búsqueda de fugas mediante uso de láser, tubos de polietileno para alta presión, y telecomando generalizado de válvulas, GIS.
Al incrementar el suministro, la sustitución progresiva de recursos deberá prever la infraestructura y los mecanismos comerciales para gestionar la variación invernal y los excedentes estivales, cuyas alternativas planteadas pueden ser el almacenamiento subterráneo, el GNL on shore con licuefacción fuera de pico, GNL en países conectados o Exportación spot de excedentes.
Las instalaciones internas son el último eslabón de toda la cadena de valor de la industria del gas natural, y el mantenimiento y adecuación de las instalaciones internas, no es responsabilidad de las distribuidoras sino de los propietarios de las mismas, lo que requerirá una solución regulatoria que tendrá impacto social y económico.
Para el IAPG, este mayor uso proyectado del gas para las próximas dos décadas “dará aún más flexibilidad al sistema eléctrico nacional y será el sustento de un agresivo plan de introducción de fuentes renovables de energía y de reemplazo de combustibles líquidos.