Una patota de la UTA de Mar del Plata atacó al intendente de Villa Gesell
Una patota de la UTA de Mar del Plata atacó al intendente de Villa Gesell, Gustavo Barrera, debido a que le dio el servicio de transporte escolar a una empresa foránea que lo realizaría de forma gratuita en medio de la crisis de transporte que atraviesa la ciudad balnearia. En la golpiza además había trabajadores cercanos a Gustavo Pereyra, el dueño de El Último Querandí, la única empresa que de colectivos que quebró y dejó la ciudad sin servicio.
Barrera y el jefe de Gabinete, Cristian Angelini, debieron salir escoltado por la policía y ser subidos a un móvil especial de la fuerza de seguridad para ser trasladados a sus respectivos hogares cuando un grupo de manifestantes mandados por Sergio Medina, secretario general de la UTA Mar del Plata.
Incluso, por fuera de los forcejeros , hubo entre los manifestantes y la policía algunos golpes de puños. Cuando Barrera se subía al móvil en cuestión un manifestante se sentó en el capó al grito de «vos no vas a salir».
Por el ataque, el intendente recibió el apoyo del PJ de Villa Gesell que repudió que el reclamo no se haya efectuado por vías pacíficas. También fue respaldado por el partido Frente Grande.
«Sabemos la difícil situación que deben estar atravesando los trabajadores que no cobraron sus haberes, pero la violencia no es el camino para solucionar el conflicto», afirmaron.
Los trabajadores, enrolados detrás de la Unión de Tranviarios Automotor (UTA) habían acampado desde temprano a la madrugada en las afueras del Municipio para presionar a que Barrera no concediera ese servicio a una empresa no gesellina pero el objetivo no llegó a buen puerto.
El municipio de Villa Gesell había declarado en febrero la emergencia en materia de transporte público y consiguió el apoyo de los remiseros y taxistas para ampliar la cobertura del servicio de emergencia y así brindar, en horarios similares a los de viaje a Mar Azul y Mar de las Pampas, viajes de cuatro personas en remis pagando 20 pesos por persona desde la vieja terminal hasta el centro.
Esta era una medida de emergencia para permitir que los vecinos lleguen a sus puestos de trabajo, luego del quiebre de la empresa El Último Querandí, que adeuda el pago a sus trabajadores. Tras varias semanas, el intendente de Gesell decidió hoy dar el servicio a esta compañía foránea para evitar la crisis y fue abordado por la patota.
