Entrevista a Federico Montero (39), profesor de Política Latinoamericana en la Universidad de Buenos Aires, secretario General de FEDUBA y secretario de Organización de CONADU.
Por Elizabet Vega Gron
InfoBaires24: ¿Qué balance hacés de la marcha del 4 de abril?
Federico Montero: Fue un hecho importante por la presencia de sindicatos, movimientos sociales y las PyMES, pero fue pensado como el paso previo a la convocatoria a un paro nacional y ahí tenemos que poner la fuerza ahora. No como una medida aislada sino como parte de una articulación político gremial más amplia de resistencia a la implementación del modelo neoliberal de ajuste y entrega del gobierno nacional y de señal política. En este sentido la presencia de varios de los sindicatos que estuvimos ahí tiene que ver con la voluntad de explicitar la urgente necesidad de poner en marcha un plan de lucha unificado entre los distintos sectores de la CGT, la CTA, los movimientos sociales y las PyMES porque la situación económica, social y productiva de la Argentina está llegando a niveles alarmantes que no podemos tolerar. Detrás de los índices que vemos día a día cómo van empeorando están las personas de carne y hueso que sufren esta situación, y los que más lo sufren son los más vulnerables: los niños, niñas, jubilados, que hoy están atravesando una situación realmente muy difícil, volvimos al hambre en la Argentina. En ese marco tenemos una gran responsabilidad los sectores sindicales y la militancia en general de estar en la calle construyendo un marco de unidad.
La situación económica, social y productiva de la Argentina está llegando a niveles alarmantes que no podemos tolerar
En particular ese escenario en la calle se articuló el jueves 4 con un paquete de leyes que la oposición intentó tratar en el Congreso, logrando quórum. Ahí se mostró una interesante articulación entre la calle y el Congreso, pero lo que quedó como signo de interrogación, como cuestión a definir es la continuidad en términos de un plan de lucha articulado entre todos los sectores que estaban en esa plaza. Ahí es clave lo que suceda en estos días en la CGT, donde si bien es clara la posición de un sector combativo respecto de la necesidad de definir con claridad una agenda de confrontación con el gobierno, hay otros sectores de la CGT que en estas horas han salido a relativizar esa posición. Por otra parte están también las dificultades en la coordinación entre los distintos sectores que están en la calle, como por ejemplo entre los movimientos sociales y los sindicatos y entre estos y el sector productivo. Todo esto obviamente atravesado por un escenario electoral aún en conformación.
IB24: Ahí hay un sector que hace 3 años se viene resistiendo a definir las convocatorias a los paros, que incluso ya se ha vuelto parte de la picaresca popular con la frase “poné la fecha…”
FM: No es solamente la convocatoria al paro, sino la voluntad clara de delimitarse del gobierno y la disposición a encarar un plan de lucha para confrontar abiertamente con el gobierno nacional. Estamos hablando de sectores importantes del movimiento obrero que han mantenido la tensión con el gobierno en el plano corporativo de su representación sectorial, sin una definición, o quizás sin expandir la acción gremial sobre un diagnóstico del rumbo económico general del país que obviamente determina incluso la acción corporativa en cada sector. Esta tensión entre la forma de abordar la acción gremial y la relación con el gobierno ha sido una característica de todo el período de Macri, pero que en momentos en que la crisis económica se vuelve más aguda y se van necesitando definiciones electorales, se vuelve un gran problema. Y lo podemos ver al revés, que es quizás más ilustrativo. Si hubieran 4 o 5 medidas para salir de la emergencia compartidas por el conjunto de los sectores sindicales y sociales, acompañadas de un plan de lucha definido, eso colaboraría muchísimo al ordenamiento de la política nacional y de las candidaturas.
En ese marco, el tema de las PASO unificadas o separadas y toda la discusión que hoy nos atraviesa, sería secundario respecto de ese programa mínimo impulsado por un plan de lucha. A nuestro juicio, esa sería una gran contribución que deberíamos hacer desde el movimiento obrero y los distintos sectores en lucha en este difícil momento, una contribución que además colaboraría a reconstruir la relación de representación de un sector importante de la sociedad que hoy está pidiendo unidad y claridad al movimiento obrero frente a un presidente que dice que si gana va a seguir en la misma dirección pero con mayor profundidad.
IB24: Yendo al plano sectorial, CONADU acaba de resolver el cierre de la paritaria 2018 en un 44% y ha convocado a un Congreso para resolver cómo encarar la discusión de este año. Contanos un poco cómo están viendo eso…
FM: Los universitarios tuvimos en 2018 un pico muy alto de movilización en relación al conflicto salarial, presupuestario y de financiamiento. Logramos romper un poco el cerco mediático y el techo salarial que, recordemos, el gobierno había definido en un 15% y logramos una buena paritaria. Lamentablemente, la espiral inflacionaria potenciada por la devaluación y los tarifazos que se desató en septiembre de 2018 dejaron ese logro atrás. Cuando nos sentamos con el gobierno para la revisión, habíamos perdido ya mucho y el cierre del período de vigencia de la paritaria determinó una pérdida de 25 puntos frente a la inflación. En ese marco, CONADU comenzó a mediados de enero una dura confrontación con el gobierno para recuperar lo perdido, que incluyó medidas de fuerza, un paro de 48 horas, una gigantesca movilización educativa junto a CTERA y SADOP y una movilización a Pizzurno.
Todo eso nos permitió llegar a ese número del 44%, recuperar 20 puntos de los 25 que perdimos, en una propuesta del gobierno que incluye sumas no remunerativas y que somos perfectamente conscientes está lejos de resolver el problema de fondo. Como siempre hacemos, sometimos esa situación a la más amplia deliberación, mediante asambleas y consultas en todas las universidades del país donde los y las docentes discutieron la propuesta. En la UBA hicimos asambleas por facultades, una consulta y una asamblea general el día 3 de abril. Finalmente una importante proporción de nuestros compañeros y compañeras, aproximadamente 70/30 tanto a nivel nacional como en la UBA, entendieron que debíamos aceptar esta propuesta, siendo una de las más altas o la más alta del sector público a nivel nacional, sin resignar ninguna de nuestras demandas y exigir la inmediata apertura de la paritaria 2019.
IB24: ¿Y cómo piensan encarar la paritaria 2019?
FM: Es muy difícil poner un parámetro en estas condiciones. Venimos arrastrando la pérdida de poder adquisitivo y la perspectiva inflacionaria sigue creciendo. A esto se le suman las restricciones del presupuesto universitario votado en 2018, que es un presupuesto de ajuste pedido por el FMI y el desmantelamiento general de la producción de conocimiento en la Argentina que sigue avanzando, como vemos con el caso del CONICET, que nuevamente recorta brutalmente el ingreso a la carrera de investigador.
No hay fórmula que desde lo sectorial te permita revertir el proceso general de transferencia del ingreso que este modelo de endeudamiento y fuga ha puesto en marcha
En ese escenario, desde FEDUBA impulsamos la exigencia de una cláusula de indexación tipo gatillo como un reaseguro, pero acá hay que entender que la naturaleza misma de la paritaria ha cambiado al desbocarse la inflación. No hay fórmula que desde lo sectorial te permita revertir el proceso general de transferencia del ingreso que este modelo de endeudamiento y fuga ha puesto en marcha, y de ahí que la solución de fondo pase por un plan de lucha del movimiento obrero y finalmente por la derrota electoral del gobierno en octubre. Eso tiene que ver con articular la pelea sectorial y la pelea general y ahí tenemos un gran debate con muchos compañeros y compañeras. Algunos dicen “mantengamos el conflicto acotado y esperemos a las elecciones”, otros dicen “salgamos a luchar ahora” pero no están dispuestos a participar de un marco de unidad en octubre. Son dos posturas válidas pero insuficientes a nuestro juicio. Construir la victoria popular en octubre tiene como condición necesaria la pelea que estamos dando ahora y, como contrapartida, sostener la pelea que estamos dando, creciendo en niveles de unidad tiene que tener octubre como horizonte político ineludible porque la discusión de fondo es política.
Algo que aprendimos en 2018 fue la necesidad de no hacer un reclamo corporativo sino de plantear la crisis de la universidad en términos integrales, y en ese marco la cuestión de nuestros salarios como un emergente de esa situación. Esto nos permitió, por un lado, ser un factor de construcción de unidad al interior de la comunidad universitaria junto a los distintos gremios docentes, no docentes, el movimiento estudiantil, los investigadores, científicos e incluso un sector de las autoridades universitarias que resueltamente apoyó nuestros reclamos. Por otro lado, al plantear la defensa de la universidad pública como eje, esto nos permitió ir de a poco sintonizando con distintos sectores sociales que pudieron ver cómo este ajuste también los afectaba a ellos por la valoración que tiene la universidad como un derecho por parte de un sector muy importante de nuestra sociedad.