Tierra del Fuego, el feudo de Bertone, la mejor alumna de Mauricio Macri
La proximidad de las elecciones en la isla parece obligar a la gobernadora a acelerar algunas definiciones en materia de administración. Como quien se ve totalmente perdido ante la inminencia de una catastrófica derrota, demuestra su decisión inquebrantable de quemar las naves.
Escribe Ignacio Campos
Con la complicidad de ocho legisladores adictos, no hubo inconvenientes en hacer pasar una ley mediante la cual Rosana Bertone entrega diez mil hectáreas de reserva nativa a una terrateniente históricamente identificada con el menemismo, en una provincia en la que la problemática de la vivienda es cada día más acuciante.
Tal y como viene sucediendo en el plano nacional o en la provincia de Buenos Aires, Bertone decide tomar las medidas que, en principio, dejan entrever un tufillo notable a corrupción como tantos otros que podríamos detallar (caso de toma de deuda), y que es muy propio de quien juega sus últimas fichas antes de emprender una vergonzosa retirada.
Pero lo más llamativo en este caso es que una medida de tamaña importancia y que lesiona gravemente los intereses de sus comprovincianos (tanto en materia económica-patrimonial, como en el hecho de privar a los vecinos de espacios naturales irrecuperables) no haya sido consensuada o consultada con la población toda.
Lo actuado por Bertone solo puede explicarse, como decíamos al comienzo, desde la mentalidad de quien se ve fuera de los lugares de decisión en el corto plazo
Todos los números le dan en contra. Hasta la interna del Movimiento Popular Fueguino entregó una resonante victoria al sector que suscribe el apoyo a la candidatura de Gustavo Melella y aporta la candidata a vice en la fórmula que hasta aquí encabeza todas las encuestas. Entonces, realizando un paneo del mapa político de la isla, vemos que el único sostén político de Rosana Bertone proviene de la agrupación nacional La Cámpora, y eso no le alcanza.
Al igual que Macri en la Nación, Bertone deja una situación muy difícil para el futuro gobernante de los fueguinos. Y sin importar quién sea que asuma tamaña responsabilidad, deberá ir, a priori, preparando las medidas necesarias para revertir lo actuado en perjuicio del habitante de la isla y sus intereses tan lesionados.