Tensiones en Perú: ¿Profundizar el rumbo revolucionario o ceder a las presiones de la clase dominante?
Después de haber «renunciado» a Guido Bellido e Iber Maraví, el nuevo gabinete designado por Pedro Castillo muestra un evidente retroceso hacia la centro-derecha. Fuerte respuesta de Vladimir Cerrón.
Resumen latinoamericano, 6 de octubre de 2021.
Primero fue la concesión de cederle a las presiones de la derecha el cargo del Canciller Héctor Béjar, y como siempre ocurre «entregar esa pieza» (tan valiosa para el movimiento popular latinoamericano) no calmó a las fieras, y aumentaron las presiones. Así se puso en el blanco al ministro Iber Maraví y por supuesto, como desde el principio, al premier Guido Bellido, dejándolo además a la intemperie al presidente del partido Perú Libre, Vladimir Cerrón, al que le allanaron la vivienda y también locales de su agrupación política, paradójicamente la que llevó a Pedro Castillo a la presidencia. En el medio surgió la visita a Estados Unidos, donde el Presidente Castillo habló en la OEA, insistiendo en que «no somos comunistas» y luego coqueteó con los inversores megamineros. Más tarde, surgió la decisión firme de Bellido de advertirle a la empresa gasífera Camisea que si no aceptaba las condiciones del Estado para no seguir lucrando con el gas, la iba a nacionalizar. Y además, el premier planteó apurar la recogidad de firmas para convocar a la Constituyente. A esta altura, el terrorismo mediático y la derecha de todos los colores, bramaban y pedían su cabeza de inmediato.
Finalmente, sucedió lo que estaba cantado, Castillo «renunció» a Bellido y a Maraví y generó un cambio de gabinete nombrando a representantes de la izquierda «caviar» (más cerca del centro derecha que de la izquierda) y a otros personajes -ostensiblemente blandos y portadores del virus del acomodo- para la batalla que se debería dar, consistente en romper amarras con las eternas presiones del narcofujimorismo.
Como bien dice Vladimir Cerrón, el gobierno tiene que elegir entre ser conservador o revolucionario. Su hermano Waldemar, líder de la bancada de Perú Libre en el Congreso fue más duro y habló de «traición al pueblo» y anunció el repudio de la bancada de su partido al nuevo gabinete.
Al parecer, Castillo no escucha al presidente de su partido y cree que con estas ostensibles muestras de aceptar lo que le exigen por derecha, logrará calmará a los «presionadores». La experiencia indica que si les da un dedo le piden el brazo y así hasta llegar a la cabeza.
Es una lástima, todo indicaría que se ha comenzado a perder una nueva oportunidad histórica de avanzar por izquierda hacia la liberación del Perú, en benefició de los más humildes.