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SE ACELERAN LOS PLANES: TODO LISTO PARA DISPARAR

Faltaban horas para que Sabag Montiel disparara un arma a centímetros de la cabeza de las dos veces presidenta.

Ivy Cangaro El 27 de agosto fue un día extenso de represión y furia que concluyó con un improvisado discurso de Cristina Fernández de Kirchner.

No más de diez minutos fueron suficientes para que la jornada que había sido un caos, terminara en paz. Sabag Montiel, que había permanecido en la esquina durante todo el día, sintió que nuevamente se frustraban sus planes por no tener el arma que portaba Brenda Uliarte y que  ese día no lo había acompañado. Ella se la pasó chateando con él y con Agustina Díaz, a quien le dijo que había contratado a un sicario para «matar a Cris». Al margen y no tanto, la interna política del conglomerado Cambiemos salía a la luz: Bullrich y Larreta se disputaban por el uso de la fuerza represiva. Faltaban horas para que Sabag Montiel disparara un arma a centímetros de la cabeza de las dos veces presidenta.

Agustina Díaz

El sábado 27, el día del vallado y la represión y cuyo minuto a minuto contamos en la crónica anterior, culminó con Cristina Fernández de Kirchner hablando durante diez minutos y sobre un escenario improvisado, a la multitud de militantes que se agolpó en derredor. Había sido un día extenuante de enorme riesgo para todos los que quisieran llegar a la esquina de Juncal y Uruguay, incluso y sobre todo, para algunos referentes políticos como el gobernador Kicillof, el dirigente Larroque o el hijo de la vicepresidenta, el diputado Máximo Kirchner.

Camiones hidrantes, gases, balas de goma, e incluso dos conteiners con piedras eran parte de la logística de la policía metropolitana que tenía la orden de no dejar que alguien, cualquiera, pudiera acercarse a menos de cien metros de la esquina. Construír una isla de aislamiento, una cárcel en medio de la ciudad, solo para que la vicepresidenta sintiera temor y soledad, era la consigna.

Durante toda esa jornada no solo estuvieron rondando sigilosamente e intentando pasar inadvertidos mezclados entre la gente los miembros de Equipo Republicano, Jóvenes Republicanos y Revolución Federal, sino y sobre todos ellos, con su palo de copos de azúcar que nunca vendió, Fernando Sabag Montiel. Desde su mirador en panóptico, la vecina Ximena de Tezanos Pinto, junto a la abogada Gladis Egui que por entonces vivía en su casa, miraban todo como si fueran directoras del ballet que actuaba unos metros debajo de su ventana.

copos de azúcar que nunca vendió, Fernando Sabag Montiel

Ninguno de ellos previó que Cristina saliera de la casa luego de toda una jornada de tensión. Cuando vieron que en pocos minutos se armaba un escenario sobre la caja de un pequeño camión, apuraron el plan. Podría haber sido el momento que tanto esperaban, un final épico de un día violento. Sabag Montiel estaba solo, era el primer día que no estaba con Brenda quien, posiblemente por ser mujer y pasar más inadvertida si las cosas se ponían espesas allí o en el ir y venir en colectivos y trenes, era la que desde hacía días llevaba el arma encima; esa con la que habían practicado, jugado y con la que hasta se habían fotografiado en poses cancheramente combativas.

La Bersa estaba en una ajada bolsa blanca con manijas de plástico rígido. Siempre estuvo allí y durante una semana Brenda la llevó cada vez que pasaron por Juncal y Uruguay. Habían sopesado la idea de tenerla en la mochila, pero eso dificultaba el descarte en caso de tener que deshacerse de ella. Tenerla aparte de los bienes personales, en una bolsa sin distintivos ni otros objetos que permitieran identificarlos como sus dueños, era un gran plan. Brenda se sentía orgullosa de pensar y planificar esos detalles que a Nando siempre se le pasaban por alto.

Sabag Montiel

Ese sábado Brenda no lo había acompañado. Había estado buena parte del día mirando las noticias por el celular, y tirada en la cama del monoambiente que compartía con Fernando en San Martín. Habían pactado que si él veía que había chance de acercarse a Ella, le avisara. Pero Cristina no había aparecido en todo el día y después del desastre y el aislamiento, no iba a aparecer. Al atardecer, Brenda salió a comprar un poco de pan y fiambre, una cerveza, y algunos snacks para consumir como cena. Estaba en la calle cuando recibió un mensaje de Nando, quien le dijo que en solo diez minutos habían armado un palco: «Venite, va a salir. »

Cristina efectivamente salió, y habló. Dio un mensaje contenedor, pacificador, aunque vehemente, y pidió que cada uno se fuera a su casa en paz. No fueron más de diez minutos intensos y breves que fortalecieron el lazo entre su militancia y ella.

El viaje desde San Martín hasta Recoleta, aunque Brenda no se hubiera demorado un segundo, le demandaba más de una hora. Recién estaba llegando a la casa para dejar las compras y tomar el arma cuando Sabag Montiel, quien la tenía agendada como Ámbar, volvió a escribirle:

«No vengas. Ya se metió adentro y el escenario y el anfiteatro lo sacaron, y estuvo… le toqué la espalda a Axel Kicillof y se metió a un Toyota Etios eh y se fue, un quilombo, y ella está ahí metida arriba, pero no creo que salga así que ya fue, deja, voy para allá, no traigas nada».

le toqué la espalda a Axel Kicillof

Ella insistió: «Pero ya estoy llegando a casa!»

Frustrado, Sabag cerró el debate: «Al pedo q vengas…No va a salir…Ya se metió adentro».

“Que hija de puta la Cristi…Se da cuenta», dijo ella.

“No, no es que se da cuenta, el tema es que hay una cámara de C5N y hay poca gente, y la gente ya se está yendo, y el momento era ese, ahora ya es tarde, o sea ya son las 12 y ella salió a esa hora, y era a esa hora, o sea el escenario era con ella porque la habrán seguido ¿Entendes? Después vamos a ver en la tele a ver qué pasó porque cuando ella se metió acá, la siguieron y ahí tendría que haber sido”, fantasea él por chat.

Y sigue, envalentonado, resentido: “Que gracia me dan todos esos putitos ahí sacándose fotos, cholulos, haciéndose los peronistas con la V vos llegas a tirar con el fierro ahí y llegas a arrancar a los tiros ¿Vos sabes cómo salen todos corriendo? Pánico, el caos que se genera. O sea, es muy difícil… O sea, si yo disparo, después de los tiros van a saber que yo tengo el fierro, voy a tener que sacar el cargador y me van a tener que sacar el fierro, pero no van a tener las balas, entonces eh me van a cagar a piñas, pero más de uno, a ver, me pueden agarrar entre varios, pero otros van a correr y va a ser muy difícil que se yo”

Mientras lo leía por wathsapp, ella caminaba rumbo a su casa, y le avisaba: “Ya llegué amor… ¿Vos decís que no te van a agarrar? La onda es que metas el corchazo y te escapes”.

Ese sábado, por la mañana, Brenda había intercambiado mensajes con un contacto guardado como «Amor de mi vida», que luego se supo correspondía a Agustina Díaz:

Ámbar-Brenda le decía: «Hoy me convierto en San Martín, voy a mandar a matar a Cristina…Me re pudrí que hablen y no hagan nada. Yo si voy a hacer. Se me metió el espíritu de San Martin en el cuerpo… Que hija de puta se metió adentro antes de que le meta el tiro”.

Y el «amor de su vida», que parecía no entender mucho, respondió:“¿Qué pasó? ¿De qué me perdí?

Una de las características comunes de la mayoría de los involucrados en el crimen, es la de verse a sí mismos mucho más destacados en la foto. Con un protagonismo que nunca podría haber tenido. Por la noche, Brenda vuelve a mensajearse con Agustina:

“Mandé a matar a la vice Cristina. No salió porque se metió para adentro. Una bronca te juro la tenía ahí. Los liberales ya me tienen re podrida yendo a hacerse los revolucionarios con antorchas en Plaza de Mayo basta de hablar hay que actuar. Mandé un tipo para que la mate a Cristi”.

Sabag Montiel con el arma que usó

En el mismo tren, no se sabe si indiferente, sarcástica o igualmente alienada, Díaz le contesta:“Bank. Buena idea igual. ¿Cuánto te cobró?”

Y la conversación siguió mientras Brenda esperaba la llegada de Nando luego del intenso día:

“No me cobró lo hizo porque también está re caliente con lo que está pasando. Te juro que a esa la voy a bajar. Me tiene re podrida que ande robando y quedé impune”.

-Amor de mi vida: “Te das cuenta del quilombo en el que te vas a meter, ¿no? Te van a buscar por todos lados si se enteran de que sos complice de la muerte de la Vicepresidenta”.

-Uliarte: “Por eso mandé a alguien”. Ese alguien, que el misterio dibujaba como un entrenado sicario, era Sabag quien para entonces, estaba arriba del tren con un palo con copos.

Díaz respondió: “Aunque si, pero quien no va a querer meterle un tiro a esa vieja chorra”.

Uliarte redobló: “Si llega a pasar me voy a otro país y hasta cambio de identidad. La tengo re pensada”.

Díaz, con un poco de tino, dijo: “¿Sabes cuanta guita necesitas para eso? No es mando a matar y me mudo del país. Te van a buscar de todas formas y la guita que necesites para todos los trámites”

Uliarte: “Tengo algo de money, conocidos. Me voy pero antes quiero hacer algo por el país”.

Ni los «conocidos» ni el «money», como sabremos después, no le dieron mucho resultado. Una semana después de esta conversación estaría presa y sin haber logrado el cometido.

 Sabag había estado todo el día en la esquina con el maldito y pesado palo de los copos, que servía fundamentalmente para que los demás pudieran distinguir desde lejos dónde estaba. Había logrado acercarse y tocar al gobernador quien, aunque aún no era un blanco, lo sería en un futuro si lo planeado contra Cristina salía bien. Ella era la más emblemática, el símbolo máximo que, una vez fuera de juego, haría que se siembre el terror entre todos los demás que no verían su vida asegurada. «Van a correr en culo«, habían repetido casi como un mantra. Nando pensaba en eso y sonreía imaginando a Kicillof en esas circunstancias tan humillantes y para quien no fuera del grupo afiebrado de criminales potenciales, tan improbables.

Tenía los pies destrozados. Se sentía frustrado y enojado. Estaba harto de ir allí días y días sin poder concretar el plan y Brenda lo cansaba aún más con su insistencia. No quería quedar como un cobarde frente a sus ojos, quería mostrarle a ella y al mundo que él no era uno más, que podía marcar un jalón en la línea de la historia, ganarse el respeto de muchos. Ser un «San Martín», como le pedía Brenda-Ámbar. Fernando sentía que competía con «El Presto» por un sitio en el corazón de la mujer, y que siempre perdía: el otro tenía fama, fans, dinero, admiración. Él tenía que superar eso.

Sabag, segundos después del atentado

Cuando los manifestantes respondieron al pedido de la vicepresidenta y se fueron cada cual a su casa, Sabag hizo lo mismo. En el camino pensaba que deberían haber alquilado el departamento en Recoleta como habían pensado. Les habían dado una cita para esa misma mañana y como no les habían facilitado el dinero, no habían podido cerrar el trato y tomar posesión. Si lo hubieran hecho, ahora ya estaría allí y no sobre un tren rumbo a San Martín con un palo lleno de copos derretidos por el calor de todo un día al sol.

En el vagón, releyó la conversación que habían tenido el lunes acerca del alquiler del departamento:

Él le había escrito: “Otra cosa, me contestó el tipo del alquiler de Recoleta para el sábado tenemos que verlo y dice que no tiene… Eh… No sé, tiene que coordinar varias entrevistas y que le dejen una seña viste que se yo, así que le dije que íbamos a tener plata para dejarle una seña”.

Ella, preocupada por detalles, le respondió: “¿No te gusta el depto.?”.

Pero eran cuestiones que, aparentemente y aunque vivían en una pocilga llena de mugre en el conurbano profundo, le dijo: “No me gusta el depto, el pelo si. Cristina y la gente está reunida en Recoleta. Para pegarle un corchazo”.

Ella entonces argumentó acerca de lo conveniente de estar allí, más allá de cuestiones estéticas: “No amor, laburamos esta semana y el sábado vamos y le dejamos una seña, ya fue…Alto depto ese de Recoleta amore, si vieras donde vive Cristina entendes, Cristina vive en Recoleta, estamos re cerca de la mina. Hay que ir y pegarle un corchazo ¿Sabes que hace falta? Un francotirador, viste que la mina se pone en el balcón, hace falta ahí y pimba, un tiro en la cabeza, hacerla mierda…”.

No haber alquilado ese espacio también lo hacía sentir frustrado. Iba a matar a la máxima figura política del país y ni siquiera le habilitaban lo suficiente como para alquilar un departamento, con toda la que habían recibido. Porque él sabía bien que quienes la ponían tenían mucha, muchísima, demasiada, y quienes habían cobrado se estaban encanutando buena parte. ¿Acaso él, un héroe, tenía que siempre ser el último orejón del tarro? Se consoló pensando en que luego vendría la fama, el reconocimiento, el respeto y el dinero. ¿No se lo daban ahora? ya llegaría después. Y más.

Pero en su cabeza empezaba a circular en rencor soterrado que aparecía varias veces al día por asalto. Si hasta el arma había conseguido Brenda, en abril, cuando salía con «El Presto» acompañaba los escraches de Revolución Federal. A él esos tipos no le generaban ningún respeto, pensaba que se la daban de «Tinchos» porque habían pegado mucha plata y de líderes en el grupo de whatsapp o en los vivos de Twitter. Él no fue nunca a esas marchas. Brenda sí. A ella le interesaba la política, a él le interesaba ella.

Mientras tanto, Horacio Rodríguez Larreta dió una conferencia de prensa. Eran las 22:10 de ese sábado 27 de agosto de 2022 y luego de la represión de todo el día, los demanes y el retiro de las fuerzas de seguridad de la esquina de Juncal y Uruguay, el jefe de gobierno porteño, rodeado de María Eugenia Vidal y de Jorge Macri en primer plano, y el resto de su gabinete detrás, dijo:

 “La Vicepresidenta busca que la solución de sus problemas con la justicia se dirima en las calles, enfrentando a unos argentinos con otros”.Con el ceño exageradamente fruncido, los demás asentían, especialmente Vidal, que parecía haber practicado largas horas el gesto de enojo.

“La Policía actuó con firmeza, con determinación y con profesionalismo. La violencia es el límite. No lo vamos a permitir. Siempre que haya situaciones de violencia, la Policía de la Ciudad va a actuar. La paz social y el orden público son dos principios esenciales para mi y Juntos por el Cambio”, remarcó.

“En cambio, la Vicepresidenta, el propio Presidente de la Nación y el kirchnerismo, con sus declaraciones, no hacen más que echar nafta al fuego. Promueven divisiones que no ayudan nada en momentos como este”, siguió.

Larreta también remarcó el hecho de que la Ciudad de Buenos Aires, por ser la sede del gobierno nacional, “constantemente está atravesada por manifestaciones, marchas y reclamos”, y que la gran mayoría de esas manifestaciones “no tienen nada que ver con la Ciudad”. “El caso de las manifestaciones frente a la casa de la vicepresidenta no fue la excepción”, dijo Larreta que habló de “un plan organizado de ocupación del espacio público”.

Y concluyó: “encontremos soluciones para que las manifestaciones en las inmediaciones en su domicilio no tengan a la gente de rehén”.

Mauricio Macri respaldó los dichos de Rodríguez, por twitter: Mauricio Macri, que se manifestó a través de Twitter: “La responsable de este desborde y alteración de la paz es CFK, que nuevamente atropella las instituciones, creyéndose por encima de la ley. Se victimiza para promover el caos. Envío mi apoyo a las fuerzas de seguridad y al Gobierno de la Ciudad y mi solidaridad con los vecinos”.

Quien no estuvo de acuerdo con Larreta fue Patricia Bullrich. Estaba invitada a participar de la conferencia de prensa pero desistió de ir y dijo a TN: “Yo le dije a Larreta, yo voy si hablo. Voy si puedo poner la posición concreta de lo que creo que es importante plantearle ahí a Cristina Kirchner, en frente. No podemos permitir que avancen. En la ciudad de Buenos Aires, el kirchnerismo es oposición. Esa distinción es muy importante. Ponen en duda tu gobierno”, le habría dicho Bullrich a Larreta.

Felipe Miguel, el jefe de gabinete de Larreta, dijo que le generan mucha desilusión estas declaraciones de Bullrich. “La Argentina necesita frente a todos estos embates la unidad de la oposición. Estas declaraciones tienen un interés personal. Son cuestiones cortoplacistas. Prioriza intereses personales por encima de los intereses de la República”, dijo Miguel, en diálogo con José Del Rio, por LN+. “La policía ha actuado con mucha firmeza”, afirmó.

Por su lado, el ministro de Seguridad y Justicia de la Ciudad, Marcelo D’Alessandro, dijo que Bullrich termina siendo funcional al kirchnerismo. “El kirchnerismo genera violencia y caos”, indicó. “Me llaman mucho la atención las declaraciones de Patricia Bullrich sobre el accionar de la Policía de la Ciudad. Como se vio durante todo el día de ayer actuaron con firmeza, profesionalismo y responsabilidad, sin dejarse amedrentar incluso por dirigentes políticos devenidos en manifestantes. La actitud resulta funcional al kirchnerismo, que pretende caos y violencia. Es momento de unirnos y dejar de lado las mezquindades políticas”, agregó.

Pero Bullrich, olvidando por completo su accionar juvenil, redobló la apuesta y siguió hablando con la prensa:  “Si tomas una decisión, la tenés que mantener”, opinó la exministra de Seguridad de Macri cuando le consultaron sobre el accionar de las fuerzas de seguridad tras haber vallado la manzana de Juncal y Uruguay. “El problema no es la valla, es simbólico. No podés entregar el orden”.

Y siguió: “A mi me parece que cuando vos ya tomas una decisión de cercar la casa de la vicepresidenta para cuidar a la vicepresidenta y a los vecinos, la tenés que mantener”, explicó. “Hay que apoyar con fuerzas a la policía y la policía se va a cruzar de brazos y no va a hacer más nada”, analizó.

“Me parece que el problema, y es lo que estamos viendo hoy, la calle la tiene la militancia. Deciden ellos, son los que cortan el tránsito. Si seguimos naturalizando que el orden y la ley lo tengan grupos informales y no el Estado o la policía… hablamos de un grupo que decide ponerse una chaquetita y decir ‘ahora la calle es mía. Creo que ahí el problema es que se rompe un contrato de conveniencia social y se genera el privilegio del poder. Ayer CFK tenía el privilegio del poder”, sostuvo luego.

Respecto de lo que debería haberse hecho, insistió: “Cuando vos tomás la decisión de poner la valla, la mantenés. Y no te corrés de ahí. Lo que te están poniendo en duda no es la valla, eso es simbólico. Ponen en duda tu Gobierno. El Gobierno está en el que mantiene el orden. Y vos no podes entregar ese orden”.

Yo cuando puse vallas, que vos las veías en el Puente Pueyrredón, no las pasaron nunca. Cuando tomamos la decisión de que no se cortaba más la Autopista Ezeiza, arranque y tuve el primer problema con balas de goma. Pero nunca más cortaron. Cuando decidí que la Panamericana no se cortaba nunca más, saqué los autos con grúas”, rememoró la exministra de Seguridad.

“Nosotros somos los que tenemos que manejar la calle. No nos podemos dejar controlar por Cristina Kirchner ni por ningún otro. ¿Pueda haber consecuencias por eso? Sí, normalmente hay consecuencias cuando actuás. Pero me mantengo firme. No podes ceder el control de la calle a la militancia”, insistió Bullrich. Planteó además sanciones para quienes formaron parte de las protestas, que iniciaron el pasado lunes y en las que se vivieron enfrentamientos, peleas y detenciones.

“A los diputados nacionales hay que hacerles una denuncia. Los que rompieron cosas, las tienen que pagar, hasta el último vidrio. Hay que actuar. Quiero representar a un Juntos por el Cambio que no se deje manejar por el kirchnerismo”, insistió.

También apuntó contra las negociaciones entre Nación y Ciudad durante el fin de semana de vigilia: “Nosotros primero sacamos un comunicado desde JxC en el momento en el que había una decisión jefe de Gabinete de la Ciudad [Felipe Miguel] de que se iban a mantener en ese lugar. Y en el medio, pasaron cosas que nadie sabía. En el medio de pasar cosas que nadie sabía, sucedió esto”. “Esta semana vamos a hablar”, concluyó.

La realidad es que luego de toda esta bravata, casi idéntica a lo que sostiene desde que es nuevamente ministra de seguridad, ahora con el gobierno de Javier Milei, no volvió a hablar como prometió. O al menos públicamente. Porque mientras hacía estas declaraciones en su Fundación, el Instituto de Estudios Estratégicos en Seguridad, había un inusitado movimiento de fondos que luego fueron investigados por la justicia y Gerardo Milman, integrante del directorio de la misma,  no solo presentaba pedidos de informes acerca de la seguridad de la vicepresidenta sino que en ronda de sobremesa en el bar Casablanca decía: «Cuando la maten voy a estar rumbo a la costa».

Un tiempo antes Bullrich, tal como contamos en otras crónicas precedentes, había recibido en sus oficinas a Eduardo Prestofilippo, alias «El Presto» quien por entonces, coincidentemente, tenía un romance con Brenda Uliarte.

El 29 de agosto la Justicia le ordenó al Gobierno porteño que cese el operativo policial en la casa de Cristina Kirchner. La notificación judicial instó a culminar “en forma inmediata la ejecución de cualquier operatoria vinculada con la custodia de la persona o domicilio de la Vicepresidenta de la Nación”.

“Ordenar al señor jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Licenciado Horacio Rodríguez Larreta, que por conducto del Ministerio de Seguridad de la Ciudad, cese en forma inmediata la ejecución de cualquier operatoria policial directa o indirectamente vinculada con la custodia de la persona, familia y/o domicilio de la Señora Vice Presidenta de la Nación”, indicó la notificación judicial en el primer artículo.

Asimismo, el magistrado remarcó la ratificación de que “conforme lo establece el régimen legal vigente, la custodia de la persona y domicilio de la Vicepresidenta sito en esta ciudad, están a cargo de las autoridades de seguridad federales, que deben ejercer a esos efectos la unidad de comando y la coordinación operativa con las fuerzas locales”.

En el artículo 3, se estableció que “la fuerza federal encargada de la custodia Presidencial será la habilitada para determinar, en función de las eventualidades específicas, el radio territorial de cobertura y las modalidades que asuman los operativos de prevención y/o contención en su caso”. A su vez, se dispuso comunicar al ministro de Justicia y Seguridad de la Ciudad, Marcelo D’Alessandro, que “la Policía de la Ciudad deberá continuar normalmente con sus tareas de prevención y persecución del delito en las adyacencias del domicilio de autos, en el marco de sus competencias legales y sin interferir en las tareas que despliegue en lo sucesivo la custodia federal vicepresidencial”.

Por último, el magistrado firmante citó al propio D’Alessandro y a su par de Nación, Aníbal Fernández, a una audiencia, este miércoles a las 11.

Unos instantes después de que trascendiera la medida, el jefe de Gabinete porteño, Felipe Miguel, manifestó en TN que “la Policía va a permanecer en el barrio por tiempo indeterminado y todo el tiempo que sea necesario para devolverle al barrio la seguridad, la normal convivencia”.

“Lo que acaba de decidir no tiene nada que ver con lo que está en discusión. Nunca estuvo en discusión que la custodia de la vicepresidente corresponda al Gobierno Nacional. Jamás estuvo en discusión. Nosotros no vamos a cesar en nuestra responsabilidad respecto de la Ciudad de Buenos Aires, de los vecinos, del barrio ni de las calles de la Ciudad. Ya estamos estudiando y analizado los abogados del gobierno de la Ciudad, una posible recusación, por supuesto la apelación, como habitualmente nos tiene acostumbrados con sus decisiones este juez”, agregó.

Por su parte, D’Alessandro se expresó en la misma dirección en Twitter un rato después: “En algún momento, el juez Gallardo debería explicar su histórico ensañamiento con la Ciudad. Por lo pronto, lo vamos a volver a recusar, como cuando ordenó suspender el sistema de reconocimiento facial. Como vamos a hacer cada vez que se aleje de su rol para hacer política”.

El fallo de Gallardo fue la respuesta a la acción de amparo que el sábado inició Juan Grabois contra el Gobierno porteño, con el objeto “de que se levanten las vallas colocadas sobre la calle Juncal en su traza entre Paraná, Uruguay y Talcahuano; a efectos de que se garantice la libre circulación de las personas, los derechos a la libertad de expresión en su faceta de derecho a manifestarse en la vía pública, todo eso a efectos de garantizar la paz social en nuestra ciudad”.

El 30 de agosto Rodríguez Larreta volvió a dar una conferencia de prensa:

En una actividad en el Instituto Superior de Seguridad Pública de la Ciudad, los funcionarios del gobierno porteño aclararon que aumentará el despliegue de los agentes, inspectores y uniformados en Recoleta. “Va a estar la Policía de la Ciudad y todos los agentes de gobierno necesarios para garantizar la paz y el orden en el barrio como los agentes de tránsito, la gente de espacio público y los miembros de la Agencia Gubernamental de Control (AGC)”, advirtió Marcelo D’Alessandro.

«Ayer vimos como un juez públicamente alineado con el kirchnerismo y que no tiene ninguna competencia sobre el tema, nos ordena liberar la calle, que no nos ocupemos más de la seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, que es una responsabilidad constitucional. Nadie nos puede obligar a no cumplir con nuestras obligaciones”, aseguró.

En su resolución judicial, el juez Gallardo instruyó a la Ciudad el “cese en forma inmediata la ejecución de cualquier operatoria policial directa o indirectamente vinculada con la custodia de la persona, familia y/o domicilio de la Señora Vice Presidenta de la Nación”. Además, ordenó que el resguardo de Cristina Kirchner estén a cargo de las autoridades de seguridad federales, y aclara que “la Policía de la Ciudad deberá continuar normalmente con sus tareas de prevención y persecución del delito en las adyacencias del domicilio” de la titular del Senado.

Larreta redobló: «Solamente Argentina puede ser tomado como provocación poner una valla. La Policía lo que hace convivir los derechos de paz social con el derecho a manifestarse”.

“Estoy orgulloso con la actuación de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, aún cuando fueron agredidos directamente con mucha violencia y terminamos con 20 efectivos heridos. Solo cuando los manifestantes tiraron abajo la valla actuó el camión hidrante”, resaltó Horacio Rodríguez Larreta. “Nosotros siempre lo dejamos claro: la violencia es el límite, y nunca se la combate con más violencia, sino apelando a la paz social. El kirchnerismo incita a esto, por eso tenemos que tener paciencia y templanza para aislar a los violentos, y mostrarles que no es el camino”.

En un comentario dirigido hacia Cristina Kirchner, el jefe de Gobierno apuntó: “A usted, señora vicepresidenta, le quiero pedir que no siga incitando a las agresiones y la violencia. No siga echando nafta al fuego con sus declaraciones. Los argentinos necesitamos vivir unidos y en paz”.

“Sus declaraciones son distracciones –continuó- que no tienen nada que ver con las prioridades de nuestro país. Está a la vista el modelo que usted defiende del que yo creo: es la búsqueda de la paz contra la profundización de la grieta, las agresiones, las antinomias. Es hora de que se ocupe de resolver sus problemas personales”.

“Quienes están en contra de la ley son ellos. No vamos a entrar en sus provocaciones ni en la escalada del conflicto, muy por el contrario, siempre vamos a encontrar la paz”, insistió.

Esa paz que Larreta decía querer encontrar, se quebró definitivamente un día después, cuando Sabag Montiel finalmente disparó el arma contra la cabeza de Cristina Fernández de Kirchner, rompiendo el pacto democrático existente durante cuarenta años.

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