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Scioli, candidato del consenso -Escribe Alejandro C. Tarruella-

Lo nacional, es regional e internacional

Al declinar el presidente, Alberto Fernández, presentarse a la reelección, se aceleran los tiempos políticos en el Frente de Todos.

Ese hecho, unido a la decisión de Cristina Fernández de Kirchner a no presentarse como precandidata a presidenta, hecho que hasta el momento no ha sido desmentido aunque falta una confirmación, abre un escenario en el que Daniel Scioli aparece como un precandidato de un consenso que, a diferencia de otros aspirantes, presenta un arco de apoyos en todo el país.

Al momento, incluso el clamor por Cristina, que tiene su fuerza mayor en Buenos Aires, ayudan a generar tensión política en el peronismo y el frente, y acompañan a la necesidad de dar una respuesta firme en un momento muy singular y delicado de la vida nacional.

Daniel Scioli dio en 2015 una lección política entre vientos de adversidad. Luego cuando Alberto Fernández lo nombró embajador en Brasil en 2022, en tiempos duros -cuando gobernaba ese país Jair Bolsonaro-, logró dar un giro clave en la política de los vínculos económicos con ese gran socio del país, volvió a mostrar la calidad de político comprometido con la realidad nacional y regional. El crecimiento y la calidad de recursos que generó el intercambio comercial con ese país, fue decisivo para sostener el salto económico internacional de la etapa. Hoy, en medio de una compleja situación tanto histórica como política, cuando el cambio de época conduce a la multipolaridad resistida desde algunos espacios del mundo, y avanzada en otros, aparece como un candidato presidencial potencial en razón de una trayectoria consecuente de trabajo arduo. Esa tarea, se sostiene también, en un análisis responsable desde los principios del peronismo y la historia argentina plateada no en una formulación de futuros, sino en el avistamiento de sus posibilidades, y la realización de un presente que permita un acceso colectivo amplio a lo económico, lo social y lo cultural, con justicia social y soberanía.

 

Se hace camino al andar

Cuando dejó su mensaje sencillo al explicar que iba a ser candidato a presidente de la Nación, Scioli comenzó a caminar las provincias cuando ya lo hacía en su labor como embajador en Brasil. Habló con empresarios, dirigentes políticos –como cuando semanas atrás estuvo en Santa Fe y Entre Ríos-, al tiempo que dialogaba con dirigentes desde Formosa, Misiones o Salta, a Neuquén, Río Negro o Tierra del Fuego. Scioli es en ese trajín, una suerte de caminante incansable que rehúye a las estridencias, y de ese modo, se da espacio para el diálogo en una búsqueda de acuerdos anchos y convicciones profundas. El conjunto de los gobernadores del peronismo apoyan el posicionamiento de Daniel Scioli, en su tarea de transformarse en el candidato del Peronismo y del Frente de Todos en el país, y podría estimarse que su propuesta y el momento de formularla expresan solidez. No hay que desconocer, que cuenta co una relación fluida con la CGT, un dato de valor en la construcción de una candidatura. Cuenta con un vínculo de trabajo con el presidente de Brasil, Luis Inacio Lula, un alistamiento con el pensamiento del Papa Francisco que le da espacio tanto en la política regional como en el campo internacional. Hace unos días participó con la CAME en un encuentro de empresarios de Pymes y estuvo en la Expo Apras ’23, la Feria y Convención de Supermercados del estado de Paraná, en Brasil. Allí se juega lo regional, y se instala en  el centro de escena una actualización del A.B.C. histórico, que incluye a Chile, donde el presidente Gabriel Boric acaba de anunciar la estatización de la producción del litio. Son días en que el mundo, se desliza en un cambio de época que produce movimientos bruscos y exigen nuevas miradas, y políticas de transformación urgentes. Hoy, el dólar representa al 58% de la totalidad de las reservas oficiales globales cuando en 2001 estaba en el 73%, y su participación en el mercado mundial cayó 11% desde 2016. No es posible entonces, sostener el discurso neoliberal que cacarea por sus intereses que no pueden ya, estar por encima de los de un país, una región y sus pueblos. Y ese es un desafío presente ineludible. El tiempo político que se inició en 1983, y que traía a cuestas fragmentos del país que diseñó Martínez de Hoz y se afirmó en el neoliberalismo, se acaba y hay que trabajar en lo nuevo, la unidad nacional y regional más los equilibrios para construir en el escenario mundial multipolar.

Scioli, que acompañó las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner, señaló en uno de los encuentros que “Si nosotros evitamos disponer de dólares de manera inmediata para las exportaciones y conseguimos que Brasil nos financie descomprimiríamos el desfasaje que hay entre las necesidades coyunturales y los tiempos para hacer negocios. Empresas líderes brasileñas de diferentes sectores han vuelto a producir en Argentina, y viceversa. El presidente Lula tiene un fuerte compromiso con la inversión”. Esta semana, Scioli estará en la Automac, la feria automotriz que se realiza en San Pablo, acompañando a empresarios automotrices de diferentes ramas. En sus palabras, el embajador hacía referencia a un posible acuerdo, en camino, con Brasil que tendría dos datos esenciales: uno es la financiación por parte de ese país del comercio común, y en segundo término se iría hacia negociaciones en las monedas de los países sorteando el dólar. Esos son sus escenarios, su movilidad y en parte, su perspectiva.

Este punto, hace a reconocer un escenario internacional que exige posicionamientos abiertos, alistamientos y negociaciones con los grandes actores internacionales donde hoy, en un mundo que camina hacia la multipolaridad, demanda capacidad de tratar los intereses del país con todos y cada uno de los actores de peso en el tablero internacional. Es un tiempo de negociaciones sobre la base de tener en claro donde hay que pararse. Lula es un ejemplo de ello, saludado por Joe Biden, recorre el mapa del mundo, viajó a China con más de 300 empresarios, firmó acuerdos estratégicos y alista a una de sus colaboradoras de mayor confianza, la ex presidenta Dilma Rouseff, como titular del banco de los BRICS, hacia donde se dirige hoy la Argentina.

En el terreno local, Scioli tiene en sus manos la posibilidad de reforzar en el Frente, con los gobernadores, la presencia de las corrientes peronistas de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, entre otras, a los fines de acabar con tercerismos o aventuras por fuera de su estructura, que hoy son muy necesarias a los fines de sumar voluntades para alcanzar un gobierno de amplia base política con representación genuina de esas provincias. En ese punto el candidato, ha mostrado una visión de conjunto nacional que a veces, en otras propuestas, se diluye cuando se hunden en un privilegio de las opciones que encallan en las arenas del puerto. Scioli garantiza un federalismo de visión nacional cuando hoy, los gobernadores peronistas y sus aliados, caso Gerardo Zamora en Santiago del Estero, muestran con su unidad, una fortaleza singular con capacidad de decisión política y gestión firme. Ellos son una clave para definir hoy candidaturas, su unidad y perseverancia, se imponen sobre el centralismo encubierto de ciertos intereses que aún imperan.

Faltan decisiones de peso en lo político para definir las candidaturas, es cierto, pero responder y anunciar un alistamiento frente a un momento muy difícil del país, hace a las expectativas del pueblo. En ese punto se inscribe el paso dado por Scioli. Si hay consenso para designar un solo candidato puede adelantar lo que, de todos modos, surgiría en las PASO y permitirá dar volumen a su propuesta. El punto no pasa entonces porque haya o no haya PASO, la unidad de concepción será de todos modos una respuesta.

Las PASO, de realizarse si no se alcanza un candidato de consenso, podrían expresar el movimientismo al contar con las expresiones Grabois, Berni y quien tuviese la decisión de jugar en ellas. Allí estarían los intereses de trabajadores, empresarios, los movimientos sociales, intelectuales, artistas y deportistas, entre otros. De ahí que la propuesta que encara con sencillez Scioli, sin acudir al falso juego de los debates estridentes, dedicándose a lo esencial y a lo necesario, le otorgan un espacio que de confirmarse su candidatura, darán contenido y adhesiones a su rol político en el conjunto del país. En estos términos, el discurso negativo y rupturista del neoliberalismo en retirada de gran parte de la oposición, quedará sumido en un internismo decadente y confrontativo al borde de la violencia, fuera de las perspectivas de una propuesta esperanzada y realista como la que formula Scioli. No hay que olvidar además, que el movimiento peronista es el único espacio histórico político de la Argentina que siempre resurge de sus cenizas.

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