“Este es el principal problema que tiene Rosario. No puede ser que una persona saque un arma así y con total impunidad asesine a un grupo de chicos” dijo mientras exhibía una foto, quien fuera pastor evangelista, padre de 7 hijos –dos de los cuales fueron asesinados por el crimen organizado en Santa Fe- y víctima de una ejecución mortal a plena luz del día en su casa.
Trasante, recorrió su duelo desde el activismo civil. así llevaba adonde iba, a sus dos vástagos muertos en un sinsentido perpetrado por feroces actores necesarios de la violencia que a diario se padece en Rosario.
Fue candidato a concejal por «Ciudad Futura» en 2017, el evangelista Trasante decidió, desde un dolor difícil de dimensionar, ir por un engranaje del sistema gubernamental, exigiendo medidas efectivas y eficaces en contra de la impunidad delictiva que asedia esta zona de Argentina.
El religioso debió alejarse de la función pública, pero se mantuvo siempre activo como militante contra la delincuencia.
Fue ejecutado el 14 de julio de este año, en su propia casa, a plena luz del día. Las primeras pericias del homicidio, dan cuenta que dos sujetos, ingresaron a la vivienda y le dispararon a quema ropa sobre la palma de la mano derecha y luego, le dieron el tiro final en la frente.
La lucha de toda una familia signada por la muerte
Eduardo Trasante, será recordado por ser padre de unas de las victimas del crimen conocido como “El triple crimen de Villa Moreno”, la persona acusada del asesinato fue condenada a 28 años de prisión, pero la Cámara Penal revocó la sentencia.
Jeremías Trasante, de 16 años, Claudio Suárez, de 20 y Adrián Rodríguez, de 19 murieron acribillados a balazos en la madruga del 1° de enero del año 2012. Venganza tras venganza las barriadas de Rosario parecen no tener paz.
En el 2014 fue asesinado su otro hijo, Jairo Trasante; ocurrió en pleno centro de la ciudad de Rosario, como padre de los jóvenes asesinados comenzó una “cruzada” para visibilizar la realidad de los jóvenes en los barrios rosarinos, como capellán carcelario tuvo la difícil tarea de evangelizar a los propios asesinos de sus hijos.
De siete hijos, dos habían sido asesinados a los cinco restantes les tocaría, junto a su padre, soportar la enfermedad y posterior muerte de su mamá. No seria la última perdida de la familia Trasante, años después, una de sus nietas perdería la vida.
“El narcotráfico se instaló en Rosario por que pueden lavar su plata sucia en los grandes emprendimientos urbanísticos”, pregonaba el pastor.
“Las cárceles están llenas de gente pobre, que muchas veces son usadas por los poderosos, nunca una persona con poder va preso”, sentenciaba.
Sin embargo, a dos años de su elección y por rumores confusos renunció a su banca de concejal, nunca más se escuchó el nombre de Trasante, en los pasillos del Concejo Municipal de Rosario.
Al pastor Trasante lo dejaron solo, y si bien nadie mejora como persona porque muere… lo cierto es que lo asesinaron en una provincia que nunca encontró el rumbo en materia de seguridad.
El nombre del pastor Eduardo Trasante se suma hoy a una más de las victimas de la inseguridad, hace poco el Trinche Carlovich, un ídolo futbolístico popular.
El gobernador de Santa Fe,Omar Perotti, deberá tomar prontamente decisiones cruciales, si es que quiere retomar la senda y hacer la diferencia, en materia de seguridad.
El Covid-19 nunca tapará la gravísima situación en Santa Fe, una provincia donde la gente se muere por balas y no por un enemigo invisible, pero tienen un concepto en común “No le encuentran la solución”, y esto más que un concepto común, parece una sentencia.