Romero López: «El pensamiento angosto: Cristina, la mala ladrona»
A veces las palabras nos persiguen y por estos días vaya a saber por qué, le toca el turno a la palabra “angosta”.
Cuenta la leyenda que existe en Buenos Aires, la casa más angosta del mundo; se la llama ‘la casa mínima’ y es una vivienda ubicada en el número 380 del Pasaje San Lorenzo, en San Telmo, muy cerca de la tradicional pizzería Pirilo y de la Plaza Dorrego. Con sólo 2,5 metros de ancho y 13 metros de profundidad, tiene la particularidad de ser la más angosta de la ciudad.
La misma leyenda afirma que la casa perteneció a los esclavos libertos de la Asamblea del año 1813, pero hace tiempo que ese mito ha sido refutada: los esclavos no fueron liberados en ese año, en que sí se proclamó la libertad de vientres.
Dejamos la angostura de la casa, para adentrarnos en otras arquitecturas, angosturas y leyendas, y siendo hoy 13 de Abril de 2016, el día en que muchas leyendas comienzan a disolverse.
Hoy reapareció Cristina y una gran multitud salió a las calles a acompañarla, bajo una lluvia torrencial con la épica popular de las grandes gestas.
Allí estuvimos, saliendo desde el Parque Centenario con los compañeros de la comunicación popular, atravesando el centro de la ciudad hasta los tribunales de Retiro, bajo la bendición de una intensa, persistente y maravillosa lluvia.
Qué angosto es el pensamiento de aquellos que al mismo tiempo titulan como ladrona a Cristina al instante que afirman que ahora “reparte” parte de lo “robado” entre nosotros. Cómo ladrona es bastante mala
Autos de baja y alta gama, saludando la caravana, dedos en V, carteros, empleados que no podían dejar sus tareas, fleteros, taxistas, muchachas de limpieza desde la casa de los setenta balcones y ninguna flor. Todos querían venir, estar, acompañar, fundirse en un nosotros nacional y popular.
Pero también aparecieron cuando no, los compatriotas del pensamiento angosto.
‘Les pagan por venir’, escuché, y muchas cosas por el estilo.
Los cientos y cientos de compañeros en nuestra caravana, estábamos allí, sin presión, pago o promesa. Era otra la pulsión de nuestra marcha.
El angosto pensamiento de estos hermanos, los lleva a confundir en nosotros la gratitud con el cargo que no tuvimos, la pasión con el pago que jamás recibimos, la entrega, con un embutido entre panes, su amor con el plan para el que no aplicamos. Ninguno de nosotros fue por el famoso “chori”.
Qué angosto es el pensamiento de aquellos que al mismo tiempo titulan como ladrona a Cristina al instante que afirman que ahora “reparte” parte de lo “robado” entre nosotros. C0mo ladrona es bastante mala.
Es que los que nos mojamos diez kilómetros con gusto, tan sólo para acompañar a la mujer que cómo bien dijo Fidel, representa el punto mas alto de la lucha en América Latina, sabemos que si algo robó es nuestro corazón.