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REVOLUCIÓN FEDERAL:  UN NUDO EN LA TRAMA Y EL REVÉS DEL CRIMEN

"Nuestro objetivo es que los kirchneristas tengan miedo de ser kirchneristas"

Ivy Cangaro

Jonathan Morel y Leonardo Sosa son dos lúmpenes a la deriva y la cara visible de una organización llamada «Revolución Federal».

La vida efímera de esa orga, la carpinteria que funcionó menos de un año con un único cliente,  y donde construyeron antorchas y guillotinas que llevaron a las manifestaciones.  El dinero del que dispusieron y no pudieron justificar. El nexo con Brenda Uliarte y Fernando Sabag Montiel, con Equipo Republicano, con Ximena de Tezanos Pinto, con Javier Milei, con la agrupación «Bullrichmanía» y con Gerardo Milman. Demasiados vínculos, organización y financiamiento como para seguir hablando de espontaneidad y casualidades.

«Nuestro objetivo es que los kirchneristas tengan miedo de ser kirchneristas» le dijo Leonardo Sosa, uno de los líderes de «Revolución Federal«, una tarde de julio de 2022 al periodista Nicolás Baintrub de la Revista Anfibia. Por entonces solo llamaban una leve atención de algunos pocos que, como esta cronista o como el mismo Baintrub, estábamos atentos a esas manifestaciones que parecían populares y espontáneas de diferentes personajes y  grupos, como ya hemos descrito en las crónicas de esta saga.
Cuando contamos esto, ya pasaron quince meses desde que Fernando Sabag Montiel disparó una Bersa 32 sobre el rostro de la vicepresidenta de la Argentina y la trama y el revés del hecho histórico más trágico de los últimos cuarenta años de democracia es tan clara y evidente que sorprende (léase con un dejo de ironía) que los jueces de las diferentes causas -que nunca unificaron- no la vean. Pero ya llegaremos a ese punto, por ahora estamos haciendo recuento de estos personajes que entran a escena por primera vez en estas crónicas y que ya no se irán de ella.

Ellos dirán, cuando los focos de algunas cámaras se posen sobre ellos luego de la fatídica noche del 1 de septiembre, que se conocieron circunstancialmente en abril de 2022 en un mitin libertariano en el partido de San Martin. Nunca dijeron ni dónde exactamente, ni con quienes, y nadie les preguntó.
Resulta curioso pensar que en esa populosa zona del conurbano y para exactamente la misma fecha, Fernando Sabag Montiel alquiló un departamento en Uriburu 729 donde vivirá luego con Brenda Uliarte. La casa alquilada por Sabag, además, queda a doscientos metros de la vivienda de Nadia Ayelén Mir (no se preocupen, no revuelvan en la memoria, aún no hablamos de ella, pero ya lo haremos), la novia del gendarme Adrián Daga y parte del staff empresarial y político de Gerardo Milman. En un mundo tan ancho y ajeno,  gente de Milman, los magnicidas y los de Revolución Federal coincidieron en un mismo punto geográfico en un mismo tiempo, sin haber estado nunca antes allí.
Que Morel y Sosa hayan ido a algún sitio de San Martín en abril de 2022 es probable, aunque imposible de verificar. Lo que no es cierto es que se hayan conocido en esa fecha. Lo hicieron por lo menos un año antes, puesto que en mayo de 2021 aparece el primer vínculo entre ellos y la familia Caputo, absolutamente comprobable porque de ese mes es la primera factura emitida por la «carpintería» al grupo empresarial, facturación que culminaría en octubre de 2022, un mes después del intento de crimen, cuando Morel decidió cerrar el emprendimiento. Pero no nos adelantemos, tratemos de organizar el relato.
Morel y Sosa también cuentan que, luego de conocerse casualmente en esa reunión en San Martín en abril de 2022 pegaron tanta onda que decidieron cortarse solos y armar un grupo al que liderarían, y que tuviera por objetivo algunas acciones de choque. Estaban decepcionados con los libertarios por su «tibieza» en sus modos. No era la primera frustración para la dupla: los dos venían de militar en las filas del macrismo, según su relato. El partido liderado por Mauricio Macri los tuvo como militantes y fiscales de mesa en 2019 y 2021 pero, siempre según ellos, 2022 los encontró en las filas libertarias, de las que también se habrían escindido para formar, primero en soledad, lo que en poco tiempo se conocería como «Revolución Federal».
Las relaciones con el macrismo y con los libertarios, de todos modos, no parecen haber quedado mal puesto que cuando empezaron con su «microemprendimiento» político y desestabilizador, contaron con el apoyo explícito de «Bullrichmanía San Fernando«, que promocionaba en sus redes sociales las acciones de «Revolución Federal». Bullrichmanía es la agrupación que unifica a todos los militantes de Patricia de diferentes localidades, y que entre 2021 y 2023 promocionó a la ex ministra del macrismo -hoy funcionaria de Milei- a la presidencia. Bullrichmanía tiene una organización piramidal y en la cima está, como alma mater, Florencia Retamoso, la esposa de Gerardo Milman -de quien hoy estaría separada- y diputada provincial de Juntos por el Cambio.
En la actualidad, Morel y Sosa son fervorosos militantes de la fórmula ganadora en las presidenciales 2023, Javier Milei y Victoria Villarruel. Tan es así que no solo postean constantemente en su apoyo, sino que además estuvieron en el bunker libertario durante las tres jornadas de votación que llevaron finalmente a Milei a la presidencia. Se tomaron fotos a metros del escenario e incluso en bambalinas, abrazados a Victoria Villarruel. En estos días, a horas de la asunción presidencial, Sosa no escatima amenazas de muerte en sus redes sociales a todo aquel que pretenda protestar contra el flamante gobierno que comienza. Nuevamente antorchas, guillotinas, amenazas de muerte y exilio es lo que proponen Sosa y Morel, esta vez con la infatuación que da el sentirse protegidos por el poder.
Pero volvamos a abril de 2022 y al relato de estos dos lúmpenes. Ellos dicen que armaron un grupo de Twitter y desde allí convocaron a una «marcha de las antorchas» para “perseguir políticos y periodistas que fueron cómplices de la vuelta del kirchnerismo y hacerlos mierda”.
La primera aparición pública de Revolución Federal como tal fue en la manifestación de varios sectores opositores al gobierno, el 25 de mayo de 2022. Desde movimientos populares a partidos de izquierda pasando por algunas organizaciones sindicales, hasta Revolución Federal. Ya en ese momento se los notó «distintos»: no tenían los mismos fundamentos, ni reclamos concretos, ni formación ideológica. Mientras unos reclamaban, ellos amenazaban. Pero pasó y las crónicas de esa fecha no dan cuenta de ellos: unos pocos pibes y varias señoras mayores.
La familiaridad en el trato entre todos los que se encolumnaron detrás de las antorchas que repartieron Morel y Sosa frente al Cabildo en esa fecha patria era notoria a pesar de la diferencia de género y edad. Para entonces tenían un grupo de whatsapp, al que habían saltado luego de esa primera convocatoria twittera, y debatían si incluír la palabra «muerte» en las consignas, o no ser tan específicos en sus intenciones. Finalmente la incluyeron: casi una declaración agorera.
«Presos, muertos o exiliados» era la consigna, entonces, que hicieron flamear en carteles y banderas en el próximo encuentro masivo: el 9 de Julio. Antes de esa fecha, el 4 de ese mes, Morel y Sosa, junto a Sabrina Basile, Ernesto Anzoátegui y Cristina Luján Romero habían impedido, a fuerza de grito y redoblante en la puerta de la Quinta de Olivos, la conferencia de prensa donde se anunciaría el nombramiento como ministra de Silvina Batakis. En esa ocasión fueron muy pocos pero lograron un cometido visible. Se sintieron victoriosos. Cinco días después, harían una presentación mucho más estentórea aún, que los llevó a la tapa de los diarios.
El 9 de julio se convocó mucha gente en el Obelisco. Durante los días previos hubo una invitación en redes, cartelería, declaraciones en medios de difusión. Fueron muchos los que con el #J9 sintieron que la Patria los llamaba. Patricia Bullrich fue una de las figuras convocantes. El día de la manifestación, allí estuvieron Patricia Bullrich, Gerardo Milman, Fernando Iglesias, Waldo Wolff, y también Baby Etchecopar, Carolina Píparo, el actor y exdiputado radical Luis Brandoni. Ninguno de ellos se escandalizó al ver una guillotina en medio de la plaza, casi como un mojón turístico a donde los manifestantes acudían para sacarse fotos, entre carcajadas y pedidos de muerte -entre otros- para la vicepresidenta. Morel y Sosa fueron las figuras de la jornada, todos querían fotos con ellos. En un segundo plano hizo su primera aparición pública Gastón Guerra, que mientras todos carcajeaban con la guillotina, él lloraba frente a las cámaras de televisión.
Guerra contó allí lo mismo, casi palabra por palabra, que diría en varias ocasiones más: «Vengo desde Moreno, no tengo para darle de comer a mis hijas, soy un padre desesperado». Unos días después, como ya veremos, tomaba el té con masitas en la casa de Ximena de Tezanos Pinto, en la esquina de Juncal y Uruguay, donde unas pocas horas después del té intentarían asesinar a la vicepresidenta. Pero por entonces Guerra tenía hambre y venía desde Moreno.
La manifestación del 9 de Julio de 2022 fue tan violenta, que varios referentes políticos se expresaron al respecto: el por entonces interventor de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), Agustín Rossi, criticó  la «violencia brutal» de la movilización en la que se exhibió una guillotina. Rossi sostuvo que la responsabilidad política de lo ocurrido es de la oposición y del discurso de odio que expresan sus referentes.»Hace muchos años que cada vez que se moviliza la oposición nos encontramos con manifestaciones de estas características. Descalificaciones de un nivel de violencia brutal no sólo para la figura de la vicepresidenta, que concentra las agresiones más duras, sino para todo el resto de los dirigentes del FdT», dijo en declaraciones a FM La Patriada.
El titular del bloque del FdT en la Cámara de Diputados, Germán Martínez, publicó una foto de la guillotina y comentó: “Lo que se vio ayer en Buenos Aires contra @alferdez y el Frente de Todos es exactamente igual a lo que generaban años atrás contra @CFKArgentina y el Frente para la Victoria. Son violentos. Odiadores. Desestabilizadores. Destituyentes. Golpistas. Mi repudio absoluto”.
El dirigente radical Ricardo Alfonsín, señaló que “la marcha de republicana y democrática no tuvo nada, y aunque parezca mentira, hubo políticos que precisamente en nombre de la democracia y la república, asistieron o expresaron su apoyo”.
Juan Grabois dijo que se movilizó «la seccional argentina del Ku Klux Klan».  “Con antorchas y guillotinas la seccional Argentina del ku klux klan salió de paseo con el apoyo de los cambiemitas y ciertos medios para decir muy republicanamente que nos quieren muertos, presos o exiliados. Que linda gente”, tuiteó.
El exjuez Daniel Llermanos recordó que “la guillotina es un claro símbolo del pensamiento totalitario”, y pidió que “Dios nos libre de estos individuos”.
Jonathan Morel y Leonardo Sosa; Gastón Guerra y Sabrina Basile; Cristina Luján Romero y Ernesto Anzoátegui; Aura Marina Ríos Flores y Luz Lasala, volvieron exultantes esa noche, a sus casas. Los medios daban cuenta de ellos, atemorizados. Las cámaras los mostraban, les ponían micrófonos para que hablen. Los carteles fueron reproducidos en todas las redes y no había quien no celebrase o se espantase con la misma intensidad ante el «Muertos, presos o exiliados«. En esa marcha participaron también otros que no salieron en las fotos como los referentes políticos notorios o los lumpenes vistosos. Ximena de Tezanos Pinto, Nilo Medina, Hernán Carrol, Delfina Wagner, Danann y Zicarelli, los nazis del Centro Rittenhouse de La Plata, algunos referentes de Renacer, el partido filonazi que lidera Carlos Pampillón también estuvieron allí. Y Brenda Uliarte con Sabag Montiel.

Morel, Sosa, Guerra y Basile (que en otra marcha gritaría a cámara que hacía cuatro días no comía y estaba descompuesta por el hambre) se habían desgañitado gritando su mal vivir: desocupación, miseria, hijos hambreados. Hablaban de ellos, por si mismos. Y lograron incluso la difusión y comprensión total de periodistas como Jony Viale, quien a cámara parecía dar letra a Guerra cuando lo entrevistaba, facilitándole las respuestas, dolido en empatía por ese padre que no tenía que darle de comer a su prole. Lilia Lemoine, hoy diputada nacional por LLA, también lo entrevistó y lo llamó «Patriota» a Gastón Guerra, el mismo calificativo que un año después tuvo para el nazi Carlos Pampillón, cuando reprodujo la invitación a un alzamiento militar que proponía el líder de la agrupación Bandera Negra y el partido Renacer. (ver video acá https://www.youtube.com/watch?v=AS-3EIY_r2U)
NInguno mencionó, por supuesto, que desde agosto de 2021 la organización, a través de la carpintería de Jonathan Morel, se había nutrido de casi veinte millones de pesos (hoy serían alrededor de cien) y que Leonardo Sosa tenía cincuenta mil dólares debajo de su colchón.
El cuatro de agosto fue otro resonante día, cuando la emprendieron contra varios dirigentes y contra Sergio Massa en el ingreso a Casa Rosada. El 18, fue la marcha de las antorchas frente a la Rosada, por la noche, para la que habían ideado derribar las rejas. Esa noche estuvo Brenda Uliarte, se tomó fotos allí. Morel le contaba el plan a Baintrub, de Revista Anfibia:
«Es inútil empujar la reja porque se abre para afuera, no para dentro. Hay que tirar«. Jonathan se para, se sacude el polvo del pantalón, desaparece durante unos segundos y vuelve con un malacate en la mano. «Lo uso para tensar madera. Ponés dos tablones que pesan 300 kilos y te los hace concha. Tenemos que enganchar una linga de acero, la de remolcar aviones, a la reja de la Rosada y empezar a tirar con el malacate hasta que reviente. Y después que entren los que quieran entrar
Y el cronista cuenta: Jonathan apoya el malacate en la mesa de trabajo y empieza a hacerle algunos ajustes a la guillotina. Intenta poner un tornillo con un destornillador eléctrico y se lo clava en el pulgar izquierdo. «¿Ves? Esto es culpa de Alberto y Cristina. Ahora se van a dar cuenta que aprendí carpintería por YouTube.»
No es una ironía: aprendió carpintería por YouTube.
Así cuenta el mismo Morel. Dice que trabajó tres meses en un call center, que lo despidieron, que con la plata de la indemnización alquiló un local, compró maquinaria y puso una carpintería en la calle Martín Rodríguez 141 de Boulogne, donde antes funcionó un centro de jubilados municipal que visitó Mauricio Macri en gira proselitista; que aprendió carpintería por youtube y que tuvo tanta suerte que ni bien abrió, sin tener mercadería en exposición, ni antecedentes, ni fotos siquiera de algún trabajo previo, pasó por allí de paseo -es muy común pasear por Boulogne si vivís en Recoleta- la decoradora y empresaria Rossana Caputo, integrante de uno de los Holdings más importantes del país y decidió entrar para contratar a Morel para que le fabrique unas mesas de luz para su casa. Morel las hizo, y mal, por lo que ella tuvo que llamarlo para que las arregle (Esta cronista prejuiciosa piensa que alguien que vive en Recoleta y tiene una de las mayores fortunas del país, compraría mesas de luz en casas de decoración top de algún shopping, o que contrataría a un decorador de renombre y caro, pero no. La modestia tiene recursos inagotables, como irse hasta Boulogne por unas mesitas de pino, y mal hechas). De todos modos, a pesar del traspié, Rosana Caputo fue por más y le pidió todo el amoblamiento de un hotel en Añelo, Neuquén, de altísima categoría. Todo muy normal.
En la próxima crónica contaremos el devenir de acciones de Revolución Federal que culminaron el 1 de septiembre de 2022. El encarcelamiento durante un mes para Morel, Sosa, Guerra y Basile. Las cuentas que no cierran y el financiamiento evidente. Los vínculos con el poder y con los magnicidas. La unificación de las causas -la del intento de asesinato y la de Revolución Federal- que los jueces no quisieron concretar. La complicidad de medios, mediadores y políticos. Es mucho, y es evidente. Tenemos tiempo, lo desgranaremos punto por punto. Hasta la próxima.

 

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