Productor agrario amenaza a víctimas de agrotóxicos en Pergamino: complicidad del Intendente y de la Justicia
Sabrina Ortiz, damnificada y denunciante en una causa por contaminación con glifosato en Pergamino, acusa a un productor agrario de tirarles la camioneta encima a sus familiares. El presunto agresor es Esteban Fernando Cortese, complicado en una causa por fumigaciones en zonas urbanas.
“Volvemos a ser víctimas de los atropellos de los productores y de los agronegocios”, sostuvo Sabrina Ortiz, quien llegó a la abogacía luego de convertirse en una referente por denunciar estos temas, y debió mudarse por la salud de su familia.
“El domingo 5 de julio mi papá regresaba de trabajar en su camioneta, con mi sobrino de 14 años. Traía acarreando un rollo de pastura, viniendo de Rancagua hacia Pergamino. Se aproximó una camioneta de gran porte, que se cruzó de carril y se paró enfrente. Mi papá hizo un giro para esquivarla y la carga que traía pegó un tirón y casi vuelca. Podría haber sido una tragedia”, relató, en dialogo con Vilma Noce en el programa Horas Extras.
“Este sujeto se llama Esteban Fernando Cortese, es uno de los productores más complicados en esta causa, que no involucra solo la contaminación del agua, sino que ya se han recabado todos los datos y las pruebas en las que se da cuenta que mi familia, mis hijos y los dos adultos, tenemos alta concentración de agrotóxicos en el cuerpo», explicó.
«Las medidas que se adoptaron, de ampliación de prohibición para fumigaciones terrestres y aéreas, se dieron por el agravamiento de nuestra salud, porque se comprobó que existe daño genético en mi hijos y en nosotros, los adultos», afirmó.
Respecto al silencio de la comunidad y el peso de las corporaciones, sostuvo: «Fue un camino muy difícil, muy angustioso y en soledad, porque vivimos en lo que se conoce como ‘el núcleo sojero’, la ciudad de Monsanto, la ‘perla del norte’. Hoy en día la gente se resiste porque lo tiene naturalizado, ya que Bayer está en el club de Pergamino, en las actividades sociales, en el hospital, y hasta en las recaudaciones de fondos para los centros oncológicos».
«Es complicado lo que estamos viviendo, y ya es un largo camino denunciando. Mi hija tenía problemas de salud y yo en el 2011 sufrí la pérdida de mi embarazo de casi cinco meses siendo fumigada. Eso fue el detonante. Después de haber recorrido las distintas autoridades de la ciudad y la Justicia provincial haciendo denuncias, no conseguí abogados que me quieran representar. Porque si bien hay abogados ambientalistas, los que existen en Pergamino, la mayoría representa los intereses de las empresas», señaló.
«Fue muy duro para mí. Sentí morir mil veces. No encontraba ayuda y a nadie le importaba lo que pasaba con nosotros. Y empecé a estudiar Derecho, con la necesidad de buscar justicia».
En relación a los amedrentamientos y amenazas recibidas durante todo este tiempo, detalló: “Nos tuvimos que mudar cuando empezamos con las denuncias. Recibimos hasta balazos en mi casa, donde vivía antes. Hirieron al perro, mi hija había salido de ese patio segundos antes. Después recibimos bidones de agrotóxicos vacíos en la puerta de mi casa a modo de mensaje».
«El miedo está, pero no me voy a rendir así nomás. Esto tiene que parar de alguna manera. Yo tuve dos ACV isquémicos por las sustancias neurotóxicas que tengo en el cuerpo. Mi hijo empezó a los dos años con problemas de salud. Mis dos hijos pasaron por agentes quimioterápicos», puntualizó.
A su vez, contó que en los últimos días, «el gobierno municipal, que siempre estuvo en contra de las víctimas, aprovechó la situación social para lavar la imagen de los agronegocios y sacó a la calle un vehículo fumigador –un mosquito de gran porte-, en medio de la pandemia para desinfectar contra el COVID-19, un hecho de provocación. Esa actividad fue denunciada. Ningún funcionario municipal del área correspondiente la había monitoreado. Fue secuestrado el vehículo y tomadas las muestras para comprobar o descartar que existieran sustancias agrotóxicas», finalizó.