Presionan a Merkel para que deje de aceptar refugiados
Un grupo de legisladores oficialistas urgió a la canciller Angela Merkel a poner fin a su política de aceptación de refugiados y un sondeo mostró una caída del respaldo popular a su bloque conservador, redoblando la presión sobre la jefa de gobierno en medio de crecientes diferencias en la coalición.
Los aliados conservadores de Merkel en la sureña región de Baviera critican casi todos los días las políticas de la canciller ante los refugiados, y los cuestionamientos que llegan del Partido Social Demócrata (SPD), el socio menor de la coalición, también van en aumento.
Con este telón de fondo, algunos medios alemanes ya comenzaron a especular sobre el futuro político de la jefa de gobierno, considerada una de las mujeres más poderosas del mundo.
El diario Bild, el más vendido de Alemania, publicó una encuesta de la consultora INSA que mostró que el apoyo al bloque conservador de Merkel, formado por su Unión Cristiano Demócrata (CDU) y su rama bávara Unión Social Cristiana (CSU), cayó 2,5 puntos, hasta el 32,5%, su nivel más bajo desde los comicios de 2013.
El sondeo también mostró que el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), que se opone a la entrada de refugiados, subió un punto porcentual y cuenta ya con un respaldo del 12,5%%.
La AfD ha prosperado en medio del creciente malestar popular con los refugiados, exacerbado por una ola de ataques sexuales contra mujeres ocurrida en la ciudad de Colonia en la noche de Año Nuevo y atribuida a solicitantes de asilo, y se espera que tenga un muy buen desempeño en los comicios de marzo.
«Hay una clara tendencia contra los conservadores en Alemania. El tiempo para revertir este sentimiento antes de las elecciones regionales de marzo en tres estados federados es escaso», dijo el director de INSA, Hermann Binkert, a Bild.
Merkel rechaza cerrar las fronteras de Alemania y apuesta en cambio por una redistribución de solicitantes de asilo más igualitaria entre los socios europeos
La insistencia de Merkel de que Alemania puede lidiar con el 1,1 millón de refugiados o migrantes llegados al país el año pasado y con los que arribarán en 2016, ha causado malestar entre autoridades locales que enfrentan problemas para dar albergue a los solicitantes de asilo.
Este descontento comenzó ya a traducirse en una creciente presión para que Alemania cierre sus fronteras cinco meses después de haberlas abierto a los solicitantes de asilo, suspendiendo de hecho las reglas de la UE.
En una carta enviada hoy a Merkel, 44 legisladores conservadores, incluyendo a muchos de la CDU, urgieron a la canciller a cambiar el rumbo, un día después de que su vocero dijera que la jefa de gobierno mantendrá sus políticas pese a las críticas.
«Estamos enfrentando exigencias excesivas en nuestro país. Creemos que se necesita un cambio urgente en las actuales políticas migratorias (…) mediante un retorno al uso estricto de las leyes existentes», dijeron los legisladores en su misiva, citada por la agencia de noticias Europa Press.
La carta llegó un día después de que el ministro de Transporte, el socialcristiano bávaro Alexander Dobrindt, exigió a Merkel un cambio de rumbo en su política de asilo y le aconsejó elaborar un plan B, sin descartar un cierre de fronteras, algo altamente inusual para un miembro del gabinete.
Merkel rechaza cerrar las fronteras de Alemania y apuesta en cambio por una redistribución de solicitantes de asilo más igualitaria entre los socios europeos y por un acuerdo con Turquía para que el país deje salir a menos refugiados rumbo a Grecia.
La lentitud con que avanza su plan y los escasos resultados han inquietado a su coalición de gobierno, y sobre todo a la CSU, que quiere que se ponga un límite a los migrantes y algunos de cuyos miembros han hablado incluso de llevar al gobierno ante la Corte Constitucional.