
¿POR QUÉ LOS JÓVENES SE ENGANCHAN A LAS APUESTAS ONLINE?
NO ES SOLO POR DINERO.
Por Gabriela Dueñas/ Dra. en Psicología/ Lic. en Educación/ Psicopedagoga
En los últimos tiempos, plataformas como Roblox o aplicaciones de trading y apuestas online han capturado la atención de niños, niñas y adolescentes. Detrás de lo que parece un simple entretenimiento, hay un fenómeno complejo que refleja un vacío que las pantallas están llenando.
No es solo un juego: es la búsqueda de identidad y pertenencia:
Para muchos jóvenes, el mundo digital no es solo un espacio de ocio, sino un refugio. Allí encuentran recompensas inmediatas, validación social y un sentido de comunidad que, en muchos casos, el mundo adulto no les está ofreciendo. Este “vacío” no es casual: es aprovechado por lo que el filósofo Amador Fernández-Savater llama “capitalismo libidinal”, un sistema que ya no nos obliga, sino que nos seduce, capturando nuestros deseos más profundos.
Manuales de instrucciones para una vida incierta:
Frente a preguntas como “¿qué voy a ser cuando sea grande?” o “¿cómo logro un futuro estable?”, internet responde con fórmulas rápidas: “cómo ganar dinero trading”, “cómo ser influencer”, “cómo triunfar con un emprendimiento”. Estas propuestas funcionan como “manuales de instrucciones” que ofrecen certezas en un mundo que se siente cada vez más incierto. Mientras la escuela y la familia suelen proponer procesos lentos y preguntas abiertas, las plataformas digitales ofrecen resultados inmediatos.
El cerebro enganchado: los mecanismos detrás de la adicción:
Estas plataformas no son adictivas por casualidad. Están diseñadas con mecanismos que activan nuestro sistema de recompensa mental:
– Recompensa variable. Cuando no sabemos cuándo vamos a ganar, el cerebro libera más dopamina (la hormona del placer). Es el mismo mecanismo que usan las tragamonedas.
– La ilusión de control. Los juegos nos hacen creer que con habilidad o estrategia podemos ganar, aunque en realidad predomina el azar.
– El “casi gané”. Fallar por poco activa las mismas zonas cerebrales que ganar, motivándonos a seguir intentando.
– Validación social. Cuando un streamer o influencer apuesta o abre cajas de recompensas en vivo, normaliza estas conductas y las presenta como algo divertido y deseable.
No es solo un problema individual, es social:
Los jóvenes no solo buscan dinero en estas plataformas; buscan ser parte de algo. Espacios como Discord, Twitch o los mismos videojuegos multijugador les ofrecen tribus digitales con las que identificarse. En un contexto de precariedad laboral y desdibujamiento de las instituciones tradicionales, estos entornos digitales se convierten en refugios identitarios y emocionales.
¿Qué podemos hacer los adultos? Prohibir no alcanza:
Satanizar o prohibir estas prácticas suele ser contraproducente. El verdadero desafío es competir con lo que las hace atractivas. Algunas ideas:
1. Hablar sin juzgar. Preguntar “¿qué te gusta de ese juego?” en lugar de criticar.
2. Explicar cómo funcionan. Enseñar que las “cajas sorpresa” o las apuestas están diseñadas para enganchar.
3. Ofrecer alternativas reales. Actividades como deportes, arte, programación o teatro pueden brindar desafíos, comunidad y satisfacción genuina.
4. Crear rituales comunitarios. Espacios donde los jóvenes sean escuchados y tengan roles reales, sintiendo que forman parte de algo.
Conclusión: acompañar, no alejar:
El problema no es la tecnología, sino el vacío que esta está llenando. La solución no está en alejar a los jóvenes de las pantallas, sino en acompañarlos para que las usen de forma crítica, y al mismo tiempo, construir con ellos un “afuera” más interesante, comunitario y esperanzador.
“Los jóvenes están llenando con pantallas un vacío que nosotros hemos ayudado a crear”. Restituir la palabra, escuchar sus búsquedas y construir juntos alternativas significativas es el camino.
NOTA: Este artículo abreva en el capítulo publicado en Dueñas, Gabriela (2025) “Entre familias, pantallas y malestares. TEA, TDA/H, dislexias, inclusiones y violencias en la escuela” TEA, TDA/H, Dislexias, Inclusiones Escolares y más allá: repensar los ‘Trastornos’ en las Aulas». Ed Homo Sapiens. Rosario





