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Por la democracia de los del FONDO

Ignacio Campos

Termino de ver el excelente documental de Alejandro Bercovich titulado FONDO y durante el transcurso del mismo comenzaron a abarrotarse en mi cabeza fuertes y diversos interrogantes sobre las consecuencias políticas y sociales que devienen de las prácticas del mundo de las finanzas nacionales e internacionales y los nefastos resultados de esas políticas, que básicamente aplican sobre la vida de la población, o sea que nos perjudican a nosotros, los del fondo, quienes paradójicamente, solo contamos con  él (muchas veces insignificante) voto “democrático” cada cuatro años.

Escribe Ignacio Campos

Analizar las responsabilidades de la “clase política” en esta materia nos remite casi de manera exclusiva a los representantes de lo que hoy llamamos el “poder real”, puesto que, como está sobradamente demostrado a lo largo de nuestra historia, son ellos los principales impulsores y propaladores de las medidas fondomonetaristas, que una y otra vez demuestran que solo son recetas de achique que benefician a la especulación, y la bicicleta financiera, cuyas ganancias van a engrosar las arcas de los poderosos de arriba y el empobrecimiento de los de abajo, o sea los del fondo.

Todo esto es solo el resumen de las causas, pero los efectos aplican a la casi totalidad de la población y no son otra cosa que el padecimiento de dichas recetas puestas en marcha.

Pero claro que quienes padecemos los resultados de medidas económicas y financieras tomadas de manera inconsulta muchas veces nos encontramos con una terrible sensación de impotencia, máxime si tenemos en cuenta que, si bien somos “el soberano”, no contamos con el derecho real de oponernos a las políticas que traen desempleo, marginalidad, desigualdad y más miseria: solo, como bien decía Bercovich, podemos apelar a la movilización popular que frene la aplicación de ciertas recetas, pero esto ocurre cuando ya el daño fue hecho y difícilmente dichas medidas se retrotraigan, como el caso de la escandalosa toma de deuda del gobierno de Macri con el FONDO, cuya aprobación ni siquiera fue tratada en la Cámara de diputados, y que en gran medida solo sirvió para alimentar la descomunal fuga de capitales que, como es sabido, implicará un ajuste severísimo sobre el pueblo.

Entonces, ¿en aras de la preservación de la democracia debemos aceptar con la pasividad de un rebaño los sucesivos ajustes?, ¿no estará siendo esta democracia solo útil o funcional a los sectores poderosos de la sociedad en detrimento del interés del soberano pueblo?

La experiencia demuestra que cuando el pueblo se opone a dichas medidas los sucesivos gobiernos no dudan en sacar a las fuerzas de seguridad con el solo afán de reprimir dichos reclamos, dejando una vez más al mismo pueblo con una profunda  sensación de impotencia, y ahora repleto de gases y palos.

 

Alberto Fernández comienza entonces una etapa difícil en extremo, que lo obliga a definir si va a gobernar para el sector de los poderosos de siempre o, por el contrario, tal y como hicieran Néstor y Cristina Kirchner, velará por el bienestar del pueblo por sobre el mezquino interés del sector del capital y la especulación

Claro es que si opta por la segunda variante, deberá de manera urgente cambiar ciertas reglas de juego de esta democracia, como son el papel del poder judicial, el poder de la banca privada, el poder de los medios concentrados de comunicación (tan ligados de manera directa a los anteriores), el rol de las fuerzas de seguridad y el papel que le cabrá a los integrantes de la “clase política vernácula”, lo que supone un gran desafío y la prueba de cuán decidido está o no el presidente a ejercer el poder, como él mismo lo ha declarado hace pocos días.

Para ejemplificar lo desarrollado hasta aquí podríamos tomar un hipotético caso en el cual un gobernador X decide aumentar las tasas de impuestos aplicadas a los terratenientes, sin que ello suponga la quiebra de ninguno, pero que, de inmediato, los políticos que representan a esos sectores de poder se nieguen al tratamiento de las propuestas de dicho gobernador, acto seguido los medios hegemónicos de comunicación y en modo “cadena nacional” embestirán contra el gobernante osado, generando una corriente de opinión en contra de las medidas propuestas, consiguiendo que hasta el trabajador de dichos terratenientes salga a defender a sus opresores laborales y finalmente,  ante una medida cautelar presentada en un oportuno juzgado de turno, se determine que el aumento es anticonstitucional.

Todo ello que parece fruto de la mente de un imaginativo escritor de ficción es la realidad de cuanto estamos viviendo en la Argentina democrática a la medida de unos pocos.

Alberto Fernández es un político avezado que conoce como pocos los laberintos del poder y los equilibrios que debe mantener

Entonces, Sr presidente, han recibido usted y Cristina el aval de la gran mayoría del pueblo para quebrar esta dispar correlación de fuerzas entre los  poderosos que manejan los destinos del país y el pueblo, los del FONDO, que pretendemos vivir en una democracia mucho más participativa que la presente.

Feliz 2020 es mi deseo para nuestros queridos lectores, quienes seguramente saben que para que sea en efecto un feliz año, deberán de cumplirse algunas de las premisas esbozadas en este humilde editorial.

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