Un tren procedente de Córdoba que debía llegar a Retiro a las 9 de la mañana del viernes 10 de enero se detuvo a las 3.30 en la estación Rosario Norte y estuvo ocho horas parado, como consecuencia de un piquete en las vías. A partir de ese momento, los pasajeros atravesaron, con perplejidad pero sin perder el buen humor, las situaciones más inesperadas.
– ¿Maestro, podemos hacer un piquete en el comedor?
– Hagan lo que quieran!
El diálogo entre un pasajero y un empleado de Ferrocarriles se produjo alrededor de las 11.30. Ese imaginario piquete en el comedor ya no haría falta. El tren, después de un sinnúmero de marchas y contramarchas (si vale la metáfora), finalmente arrancó un par de minutos después.
Pero antes, habían pasado cosas…
«Aquí estamos, varados, debido a un piquete que hay entre esta estación y la siguiente. Estuvimos esperando una solución, dormimos y nos regalaron un desayuno. Hace un rato nos avisaron que nos van a poner micros gratis. Ya dieron la orden», informó una pasajera pasadas las 8.30. Y poco después agregó: «Lo de los bondis era mentira».
Más tarde se lanzó otra versión, muy alentadora: que resolverían el problema que había originado el piquete en las vías (falta de luz luego de una fuerte tormenta) para poder seguir viaje en el mismo tren.
Entre una y otra versión, muchos pasajeros manifestaron que no contaban con dinero como para llegar a Buenos Aires por su propia cuenta, en caso de que el problema no se solucionara.
Piquete mata piquete
Minutos antes de las 11, un grupo de pasajeros decidió probar con un piquete propio y cortó la calle de la estación Rosario Norte. «Una situación que jamás imaginé vivir. Es muy gracioso esto», contó un pasajero, que un rato después añadió: «Parece que sale, parece que funcionó la medida»…
Parece… pero cuando parecía que ya estaba todo solucionado, informan, alrededor de las 11.20, que «hay un cable de alta tensión sobre la vía». Una pasajera confirma los hechos con un empleado del Ferrocarril:
A las 11.25 el guarda pronuncia las palabras más esperadas en muchas horas, que en esta oportunidad fueron confirmadas por la realidad: «Ya tenemos la autorización para salir». A las 11.30, después de ocho intensas horas, la formación arrancó. Y hasta el momento no nos informaron de una nueva detención.
Al fin y al cabo, y sobre todo en vacaciones, viajar en tren es mucho más que trasladarse de un lugar a otro. Muchas veces ocurren estas cosas, que al principio dan bronca pero terminan alimentando el equipaje de las anécdotas…