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Pedro Rosemblat: “Primero ganemos. Después vemos.”

Es domingo 11 de agosto. Son las ocho de la noche y hace apenas dos horas finalizó el horario de votación para las PASO. Algo muy bueno se traduce en augurio como parte del aire. En Simona, punto de encuentro, empiezan a llegar jóvenes de entre 20 y 30 años. Suenan Rubén Rada, Serú Giran y los Redondos. Tal vez muchos de los jóvenes que se reúnen allí para compartir el resultado de las elecciones mamaron esa música de sus padres, viejos militantes de la JP.  Alguien propone tirar una parrilla y hacer unos choris en la vereda. Venía todo bien pero pasaron cosas: cae la policía y es necesario abortar plan chori. En toda la escena está Pedro, el Cadete, el pibe trosko como un conciliador o un referente dentro de ese entorno. Uno en todos, todos en uno.

Alma Rodriguez

La pregunta de cómo puede ser que haya tanto recorrido en alguien tan joven queda respondida en  el simple hecho de que para quienes compartimos ideales  el don de la juventud asociado a la militancia constituye una  fuerza dentro del movimiento:  la juventud no es falta de experiencia, como sostiene el gorilismo ortodoxo,  sino pura potencia.

Pedro Rosemblat, además de todo, acaba de publicar Pasaron cosas, un libro que consta de trece relatos escritos con animus iocandi, es decir que se trata de un libro de humor. Con un exquisito prólogo de Pedro Saborido, cada relato que lo conforman está encabezado por una de las célebres frases de alguno de los nefastos personajes que pasaron a lo largo de estos cuatro años de macrsimo y que en ese contexto, de tan ridículas que resultan, no hacen más que causar gracia, mucha gracia. Entre medio de cada historia aparece una correspondencia con una tal tía Silvana a quien alguien (el narrador) le va contando cómo ve al país con los lentes del relato macrista.

En diálogo exclusivo con Infobaires24, hablamos con Pedro Rosemblat acerca de la aparición de su libro Pasaron cosas.

 ¿Cómo surgió la idea de escribir este libro?

Varias veces habíamos tenido la idea de escribir un libro pero, por diversos motivos, nunca la habíamos concretado. El año pasado coincidió la propuesta de la editorial con nuestra voluntad y una vez que empezamos a trabajar ya era imposible retroceder.

Yo estoy acostumbrado a trabajar sobre la coyuntura de la semana y el tema del día, la idea de escribir un libro me permitió explorar otros tiempos y otro desarrollo del mensaje y el relato, eso era lo que más me atraía de esa idea: intentar representar algo que esté más allá del título del diario.

 ¿Qué lector tenías en mente?

Siempre tengo en mente el mismo público: compañeros, compañeras y curiosos de distinta índole. Los terceros generalmente llegan por algo que recibieron de los dos primeros.

Pero no creo de ningún modo que el lector o el público que yo tengo en mente sea el que finalmente termine viendo lo que hago. Calculo que habrá también algún que otro gorila espiando…hola, ¿cómo andan?

 En el prólogo, Pedro Saborido da una definición funcionalista acerca del humor. En tu opinión, ¿para qué sirve el humor y, específicamente, para qué sirvió durante estos casi cuatro años de macrismo?

Creo que a cada uno le sirve para cosas distintas. A mí muchas veces me sirve como una herramienta para amplificar algo que quiero decir. Otras veces sirve como escape para dejar de pensar en algo, o en todo. Mirás un capítulo de los Simpsons, un video de Tangalanga o lo que sea que te haga reír y te olvidás por un rato. Puede ser también una catarsis, un mecanismo de defensa, una respuesta al sufrimiento, en fin, una infinidad de cosas.

El humor es muy potente para señalar los puntos débiles de una idea, de un discurso o de un gobierno. Creo que durante los 4 años de macrismo el humor sirvió para eso, para señalar sin solemnidades ni golpes bajos, esos rincones en donde un relato hace agua, que en el caso del macrismo son absolutamente todos.

 ¿Cuáles son las temáticas que funcionan como límite a la hora de hacer humor?

Honestamente no lo sé. Si el humor es un fin en sí mismo creo que no hay temáticas que funcionen como límite. Creo que el límite es que haga reír y punto. Si no hace reír, encontraste un límite. Si en cambio el humor es un medio para hablar de otras cosas, seguramente los límites tengan que ver más con esas cosas que con el espíritu del chiste.

 ¿Quiénes son tus referentes en el humor?

Fontanarrosa, Saborido, Malena Pichot y Nahuel Sastre, conocido internacionalmente como Tony Melamazan, una leyenda del under porteño durante el primer mandato de Cristina.

 ¿Cómo te imaginas que será hacer humor a partir de diciembre? ¿Qué formas va a tomar el humor político de quienes estamos del lado de Les Fernández?

Primero ganemos. Después vemos.

La pantalla gigante instalada en Simona proyecta los resultados de los primeros escrutinios y no hay más que abrazos y festejos entre los compañeros y compañeras a la par de una gran sensación de tarea cumplida y de mucho por hacer.  Si algo debemos agradecer a estos cuatro años de macrismo, es el haber conocido a personas como Pedro.

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