
Paradoja de las empresas recuperadas: la misma crisis que las fomenta, las amenaza
El aumento en la cantidad de empresas recuperadas es una respuesta por parte de los trabajadores al cierre de fábricas ante la baja de las ventas, suba de costos y apertura de importaciones. Pero a la vez, esos mismos factores generaron un fuerte deterioro en la situación de estas empresas.
Esta situación (aparentemente contradictoria) de que el sector de empresas recuperadas crezca y se achique al mismo tiempo fue abordada en la última encuesta sectorial organizada por el programa Facultad Abierta de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.
Según el antropólogo Andrés Ruggeri, director del programa, “las cooperativas tienen impacto directo de la política económica del Gobierno ante la caída del consumo y la apertura de importaciones (que configura un panorama muy parecido a los ‘90) y el abaratamiento del tipo de cambio que encarece la producción nacional».
«Esto se conjuga con los brutales tarifazos, que multiplican los costos de la producción y vuelven casi imposible enfrentar las nuevas condiciones macroeconómicas”, añade Ruggeri.
El informe está basado en una encuesta de fines de 2017 sobre un universo de 73 empresas recuperadas. De ese total, el 80 por ciento registra bajas de producción frente al año previo y el 12 por ciento está directamente sin producción.
El trabajo advierte especialmente el impacto sobre los textiles, cerámica, metalúrgicas, curtiembre, gráficas y cristalería. El giro en las condiciones económicas fue particularmente nocivo para el sector de las recuperadas porque se trata de empresas que por lo general se dedican a la producción de bienes para el mercado interno y que suelen arrastrar retrasos tecnológicos. Además, no hay políticas de Estado para fortalecer al sector.
La caída de la producción tiene consecuencia inmediata sobre los retiros de dinero de los asociados. En un 42 por ciento de las recuperadas encuestadas hubo una reducción nominal de los ingresos de los trabajadores, el 32 por ciento no tuvo cambios y hubo subas en el 15 por ciento de los casos. En cualquiera de los casos, los trabajadores de recuperadas perdieron poder adquisitivo.
En cuanto al empleo, de los casi 16 mil trabajadores a principios de 2016 hay una disminución neta de 500 puestos de trabajo, a pesar de existir nuevas recuperadas. De hecho, hay 1400 empleos menos comparando solo las existentes hasta 2015.
La respuesta del Estado: la represión
Desde la asunción del macrismo se recuperaron 24 empresas. Entre otras, la textil Atlantis (ex Lavadero Montanati, en Villa Marteli), gráfica El Registro (ex Gráfica Pellerano, en Quilmes), alimentos Galleti (en Santa Fe), la textil Globito Team (ex Línea Globito, ubicada en el barrio de La Paternal), Laboratorios Proin (en el partido de San Martín), Luis Jeannot Sueyro (ex Sanatorio Agos, Gualeguaychú) y la química Rubenico (en el partido de San Martín).
El documento de Facultad Abierta advierte sobre las situaciones de desalojo y represión policial que se verificaron a lo largo de los últimos dos años. Menciona los casos de represión en Pepsico, Artes Gráficas Rioplatense, MAM (Neuquén), el despliegue policial en la textil Globito.
“El caso más flagrante de persecución y represión se dio en Acoplados del Oeste, ex Petinari. Tras el veto de la gobernadora María Eugenia Vidal a la ley de expropiación (votada incluso por su propio partido), fueron violentamente desalojados por un gigantesco operativo de 600 policías. Los trabajadores están sometidos a todo tipo de presiones, desde amenazas explícitas hasta un insólito allanamiento en las casas de cuatro de los cinco integrantes del consejo de la cooperativa en horario nocturno”, denuncia el informe.





