“Para Cambiemos, la ciencia no importa»
Hace pocos días, Macri realizó anuncios que marcan un hito calamitoso dentro de la ciencia, la investigación y la conformación del Estado argentino: la disolución de varios ministerios entre los que se encuentra el de Ciencia y Tecnología de la Nación. Este hecho forma parte de lo que, desde el inicio, ellos llamaron “sinceramiento” y que, tal como viene advirtiéndose desde que Macri asumió como Presidente, representa directamente el desguace en el área de ciencia y tecnología.
Por la Lic. Alma Rodríguez, docente de la U.B.A.
Creado en diciembre de 2007, el Ministerio de Ciencia y Tecnología fue el primero en Latinoamérica que contempló la innovación productiva asociada a la ciencia y la tecnología y que tenía como tarea fundamental orientar a la ciencia, la tecnología y la innovación hacia el fortalecimiento de un nuevo modelo productivo con el fin de generar mayor inclusión social además de mejorar la competitividad de la economía bajo el paradigma de conocimiento como eje del desarrollo.
Si algo tienen de crucial y primordial en el siglo XXI la ciencia y la tecnología es su función transversal dentro de las demás disciplinas: salud, educación, industria, medio ambiente, por nombrar sólo algunas áreas, necesitan cada vez más de ellas para avanzar. Esto significa que en materia de ciencia y tecnología, al igual que en otras áreas, estamos volviendo a la edad de piedra. Y es así que por medio de las actuales políticas de Estado, Cambiemos está llevando a cabo lo que anunció al inicio de su gestión: cambiar futuro por pasado.
En entrevista exclusiva para Infobaires24, conversamos con Roberto Salvarezza, diputado por Unidad Ciudadana, doctor en bioquímica, científico y ex presidente del Conicet.
IB24: ¿Cuál es la gravedad, tanto a nivel simbólico como material, de la disolución del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación (MINCyT)?
Roberto Salvarezza: A pesar de que Macri conservó como ministro a Lino Barañao al frente del MINCyT, creado en diciembre del 2007 por Cristina Fernández de Kirchner, y que prometió continuar con las políticas de Estado que ejecutó el kirchnerismo por considerarlas exitosas, el desguace del área de ciencia y tecnología comenzó en el inicio de la gestión de Cambiemos. Así, en febrero de 2016, Alejandro Ceccatto, designado presidente del CONICET y quien fuera secretario de Barañao durante los años de la gestión kirchnerista, descubrió sorpresivamente que el organismo más importante en la estructura del MINCyT era inviable. El CONICET tiene más de 10.000 investigadores, 11.000 becarios, 2.500 técnicos y 1.500 administrativos distribuidos en 250 centros e institutos en todo el país.
Ese mismo año, él y Barañao decidieron recortar a menos de la mitad los ingresos a la Carrera del Investigador Científico y Tecnológico (CIC) del Consejo, incumpliendo lo que ellos mismos habían planificado en el Plan Argentina Innovadora 2020, que pretendía incrementar en un 10% por año el ingreso a CIC. Esta determinación de las autoridades motivó que en diciembre los frustrados ingresantes tomaran el MINCyT durante varios días. Ceccatto y Barañao ofrecieron por única vez dar 400 cargos en universidades nacionales a cambio de que se levantara la toma. Cabe consignar que Argentina tiene sólo 3 Investigadores por 1.000 habitantes de población económicamente activa y que los países desarrollados lo triplican en este número e inversión.
A lo largo de 2016 y 2017, el gobierno fue desfinanciando al CONICET en forma progresiva. Pasó de un 87% de su presupuesto utilizado en pagar salarios y becas a un 95% con la consiguiente pérdida en la capacidad de investigación. Pero este año todo se aceleró con un brutal ajuste y devaluación del peso. Así, no se enviaron los fondos necesarios para afrontar los gastos de los institutos y centros de investigación que aún no cuentan con presupuesto para funcionar correctamente y en algunos casos sus autoridades están pensando en organizar cooperadores para solventar los gastos; no se liberaron los fondos de los proyectos que financia el Consejo; los salarios de los investigadores se encuentran en los niveles más bajos de la región y las becas en la línea de la pobreza.
A lo largo de 2016 y 2017, el gobierno fue desfinanciando al CONICET en forma progresiva
El propio MINCyT no pudo mantener el financiamiento de sus proyectos. No consiguió fondos para el Plan Federal de Infraestructura que ya estaba evaluado en 2015, no actualizó el valor de aquellos proyectos en ejecución que fueron otorgados con un dólar a 16 pesos. Esto provocó que se cayeran licitaciones internacionales para la adquisición de nuevo equipamiento e impidió la compra de los insumos importados, todos ellos necesarios para el desarrollo de los proyectos. Por otra parte, el Ministerio suspendió los acuerdos de cooperación internacionales.
El corolario de la paulatina degradación de la actividad científica realizada durante los casi 3 años de Macri es la disolución del MINCyT. En lo simbólico expresa que este Gobierno no considera la generación de conocimiento como insumo imprescindible para el desarrollo. En lo material implica que ya no estará presente un representante de este sector clave para futuro del país en la mesa de las decisiones del gabinete nacional y en la discusión de los presupuestos que ejecuta el Estado.
IB24: ¿Qué porcentaje del presupuesto anual está destinado actualmente para ciencia y técnica y qué diferencias existen con respecto a lo destinado hasta el 2015? ¿Dónde (actividades, sectores, etc) se nota de manera más evindente ese recorte?
Roberto Salvarezza: El porcentaje de la Función Ciencia y Técnica en el presupuesto 2016 elaborado durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner representaba el 1,5% del presupuesto nacional. Esta cifra disminuyó al 1,3% en 2017 y al 1,2 % en 2018, estos últimos ya elaborados por el gobierno de Macri. Si bien el presupuesto aprobado por el Congreso Nacional registra un aumento nominal en pesos año a año, el análisis para la diferencia del presupuesto devengado entre 2015 y 2018 y ajustado por el IPC, refleja una caída del -12,9% (de 36.777 millones a 32.018 millones de pesos) para la Función Ciencia y Técnica, lo que describe la disminución real del financiamiento del sistema científico que hoy retrocede a niveles del 2004. Así todos los organismos que integran el sistema científico y tecnológico (CNEA, INTI, INTA, CONICET, CNAE, entre otros) han sido afectados por los recortes y en algunos casos por despidos. Como gran parte del presupuesto de estos organismos se destina a salarios y becas, los recortes se hicieron más evidentes en aumentos salariales anuales muy por debajo de la inflación y la cancelación de proyectos y programas.
Todos los organismos que integran el sistema científico y tecnológico han sido afectados por los recortes y en algunos casos por despidos
IB24: ¿En qué consiste el proyecto de ley a través del cual se implementa la actualización de los estipendios de los becarios doctorales y posdoctorales? ¿Cuál es su importancia?
Roberto Salvarezza: El Directorio del CONICET históricamente aumentó los estipendios de sus becarios en el mismo porcentaje que se aumentaba los salarios de los investigadores y de los técnicos. A su vez otorgaba una suma equivalente a los aguinaldos. En marzo de este año, las autoridades del organismo manifestaron que no podían cumplir con este incremento por falta de fondos. Los becarios tomaron el Consejo y forzaron una decisión favorable del Directorio. En este contexto el proyecto de ley propone que los becarios doctorales cobren un 80% y los postdoctorales un 90% del salario del Investigador Asistente, que se pague una suma equivalente al aguinaldo y se mantiene la obra social actual implementándose el descuento correspondiente como así también un aporte previsional para que no se pierdan los 7 años que involucra un ciclo completo para los becarios.
IB24: Desde noviembre de 2008, la repatriación de investigadores había empezado a ser política de Estado en la Argentina. El facilitador fue la promulgación de la Ley 26.421, más conocida como “Ley Raíces” durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que promovía el retorno de científicos e investigadores que residían hasta ese momento en el exterior y que deseaban volver al país a la vez que impulsaba el vínculo entre los científicos residentes en la Argentina y aquellos que vivieran en el extranjero. A través de ese programa fueron repatriados más de 800 investigadores. En estos días, nos encontramos ante el comienzo de un ciclo de éxodo científico. Con respecto a esto, ¿qué condiciones estaban dadas en el país, que ahora ya no, que hace que los científicos decidan emigrar? ¿Con qué posibilidades cuentan los investigadores en otros países que no cuentan acá?
Roberto Salvarezza: Reducción en el número de ingresos a la CIC. Este año, de acuerdo al Plan Argentina Innovadora 2020, el CONICET debería haber convocado para el ingreso de 1.200 doctores a la CIC pero sólo ha dispuesto el ingreso de 450 investigadores. Así se espera que más de 700 doctores quedarán excluidos ya que el gobierno no ha creado alternativas para asimilarlos en otros organismos o bien en universidades. A estos se suman los no ingresantes de las convocatorias 2016 y 2017. Centenares de jóvenes investigadores formados durante 7 años por el Estado, que constituyen un capital invalorable para el país, se quedan sin futuro.
Para Cambiemos la ciencia no importa. Estamos en el comienzo del quinto éxodo de investigadores que sufrirá la Argentina
Salarios de Investigadores y becas muy por debajo de los niveles internacionales, aun considerando aquellos de los países limítrofes. En el caso de las becas están en el nivel de pobreza (20.000 pesos).
Subsidios para Proyectos de Investigación que se redujeron a menos de la mitad debido a la enorme devaluación impidiendo el desarrollo normal de la investigación, en particular de la ciencia experimental, con equipos e insumos que se compran en el exterior en dólares o euros.
Finalmente, el mensaje que significa para todos la eliminación del Ministerio que expresa claramente que para Cambiemos la ciencia no importa. Estamos en el comienzo del quinto éxodo de investigadores que sufrirá la Argentina.