No se salva ni Dios: La Catedral Metropolitana, descuidada y en crisis
Con paredes descascaradas, pisos rotos, las piras sin agua bendita y los cuadros de Jesús sucios y despintados, la catedral sufre un gran deterioro. Desapareció Santa Teresita, a quien el Papa Francisco siempre le rezaba y a Santa Rita le falta un dedo.
La sede principal de la Iglesia católica de nuestro país se encuentra en crisis. Según Alicia Barrios, la periodista más cercana al Papa Francisco, la catedral metropolitana no está pasando por su mejor momento. Indignada y triste, Barrios afirmó: «Me atropelló una realidad, me llevó por delante: Santa Teresita –vaya a saber adónde está– su favorita, a quien siempre (El ex cardenal Bergoglio) le rezaba los 24 avemarías, la coronita, que tanto lo ayudó. Desapareció. A la pobre Santa Rita, que sobrevivió, le falta un dedo».
Haciendo alusión al Papa Francisco, Barrios sentenció: «De él se cuenta poco y nada. Sólo dos banners tienen una leyenda breve que da cuenta de cuándo nació, fue cura, cardenal y Papa. No más que eso. Esta es una realidad que a él lo va a hacer sufrir, como estamos muy dolientes todos sus amigos. Lo sé. Conocí una Catedral que era inclusiva, una fiesta de coros y cantos gregorianos. Todos estábamos bajo un mismo cielo».
Santa Teresita –vaya a saber adónde está– su favorita, a quien siempre (El ex cardenal Bergoglio) le rezaba los 24 avemarías, la coronita, que tanto lo ayudó. Desapareció. A la pobre Santa Rita, que sobrevivió, le falta un dedo.
También la periodista realizó una verdadera crítica a los que en la actualidad manejan la catedral: «Si un compromiso tengo es contar la verdad. Se van a querer vengar, maltratarme, no me van a perdonar esta crónica. Los católicos de la Catedral no nos podemos dejar llevar por los curas que hacen la plancha, porque hay otros buenos que trabajan todos los días y llenan –como el padre Jorge– las piras de agua bendita. «Francisco primero te quiere el mundo entero».
«El Museo de Su Santidad solo está abierto de lunes a viernes de 10 a 13:30. No va nadie. Los amigos callejeros que dormían en la recova de la Catedral, su familia, a quienes conocía uno por uno, ayudaba y compartía el final del día, no están más», contó melancólica y conmovida Barrios.