Más de 2 mil niños no tienen vacantes en el municipio bonaerense de San Vicente, administrado por el intendente Mauricio Gómez, de Cambiemos. «No hay creación de escuelas nuevas», señaló Carlos Ibarra, integrante del SUTEBA local, quien también se refirió al hambre: «A veces intentan que nosotros, como docentes, digamos quién come y quién no come».
Entrevistado en el programa La recta final, que se emite por Radio Caput, Ibarra dejó las siguientes definiciones.
¿Qué es lo que está pasando con la educación allí en el municipio?
“Es bastante complicado, es un distrito relativamente chico que está explotando en cantidad de habitantes en los últimos 4-5 años, del 2010 hasta ahora triplicó su cantidad de habitantes, pero las escuelas siguen siendo las mismas de hace 25 años. No hay creación de escuelas nuevas, la última que se hizo fue hace un par de años era una secundaria, y algunas aulas que se hacen muy de vez en cuando. La cantidad de gente que viene lo hace con muchos chicos y entonces no hay lugar para tantos pibes”.
“En primaria el 90 por ciento de las aulas tienen maestra de apoyo porque tienen más de 43, hay 1600 pibes que no tienen vacante en jardín. Recién hace cosa de un mes le dieron la última vacante que había de chicos que estaban en lista de espera en primaria y en secundaria hay casi 450 chicos que no tienen vacante”.
¿Desde el Ministerio de Educación bonaerense hay algún plan de buscar una solución?
“En enero del año pasado hubo un acta acuerdo entre el municipio a través del intendente (Mauricio) Gómez, de Cambiemos, “el director general de escuelas, y el consejo escolar de San Vicente. Donde cada uno se comprometía a hacer determinadas obras. Desde provincia tenían que venir dos escuelas secundarias completas, no se hicieron, ni siquiera cortaron el pasto. Dos escuelas primarias corrieron la misma suerte”.
“Cerca de doce aulas en jardines que recién ahora se están construyendo después de casi 20 meses y una escuela primaria que tenía proyectado 4 aulas, las paredes están a un metro de altura. En ese contexto hay un jardín que en el 2015, con la anterior gestión, estaba un 90 por ciento construido, se abandona el trabajo, se vandalizó y recién ahora después de 3 años y medio el municipio se está haciendo cargo de la construcción para ponerlo en funciones“.
¿Cuál es el dinero que les dan desde la provincia por chico para los alimentos?
“Actualmente el valor del cupo para cada chico en las escuelas públicas es de 27,14, y a partir del 1 de octubre de este año pasa a 33. Yo particularmente trabajo en secundaria y hay adolescentes que se desmayan porque no comen, prefieren que coman primero los hermanos más chicos y si queda algo es para ellos y después para los papas“.
“Llegan con un estado de nutrición tremendo y eso también ocasiona que falten mucho, porque a veces no tienen zapatillas, no tienen la ropa adecuada, acá es un distrito bastante descampado y cuando corre viento, acá no hay ningún edificio que frene nada. Genera también mucha deserción los trabajos de los padres también, cuando lo tienen, acá no hay parques industriales, ni industrias”.
¿Y las consecuencias pedagógicas de esto?
“A veces cuando estás a las 10 de la mañana dando clases, y viene el olor del guiso o la comida del comedor y uno que, generalmente está bien comido como docente y tiene hambre, imaginate un chico que a la noche no comió. No prestan atención porque es tanta la desesperación de comer, que están pensando y miran el reloj preguntando la hora para ver cuánto les falta para ir al comedor. Es tanta la cantidad de chicos que van al comedor, que van por tandas, y encima no es para todos, porque los cupos son para aquellos que “más lo necesitan”, cuando en realidad la necesidad es de todos o la gran mayoría”.
“No todos los chicos van al comedor porque los papás tienen que solicitarlo, tienen que solicitar lugar en el comedor. Hay veces que es tanta la cantidad de chicos que intentan que nosotros, como docentes, como trabajadores de la educación, digamos quién come y quién no come y eso por supuesto no lo vamos a permitir. La buena voluntad de las compañeras auxiliares de los comedores que estiran un poquito más la comida para que alcance para todos, pero eso también está generando que las porciones sean más chicas”, explicó.
