No por decadente Occidente daña menos
Mientras Rusia y China continúan integrando el mayor espacio económico del mundo, los líderes europeos y el norteamericano se enredan en pullas de cabaret. No obstante, aún son peligrosos.
por Eduardo J. Vior
Dos caras de la realidad mundial: por videoconferencia entre Moscú y Beijing, Vladimir Putin y Xi Jinping inauguraron el miércoles 4 un gasoducto de 6.000 km de extensión que avanza considerablemente la vinculación física del espacio euroasiático. En Londres, simultáneamente, la revelación de un video en el que los líderes de Francia, Gran Bretaña y Canadá se mofan del presidente norteamericano muestra la feria de vanidades en que se ha convertido la alianza atlántica. Sin embargo, las sanciones comerciales contra Brasil y Argentina y las amenazas del secretario de Estado Mike Pompeo aconsejan no confundirse: aun viejos, los imperios europeos y norteamericanos representan amenazas considerables.
El presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo chino, Xi Jinping, inauguraron este miércoles a distancia el gasoducto Fuerza de Siberia, que une los campos gasíferos de Rusia Oriental con Beijing y la costa china hasta Shanghai. Con el acto se ejecutó el contrato de 2014 para la provisión de gas entre la compañía rusa Gazprom y la china CNPC. La compañía Gazprom Export planea suministrar hasta 38.000 millones de metros cúbicos anuales. Al poner en marcha este proyecto, China se convirtió en uno de los mayores compradores de gas ruso y avanzó en la sustitución del carbón como combustible. El tamaño de su mercado, al mismo tiempo, justifica para Rusia esta enorme inversión que también impulsa el desarrollo de Siberia y el Este del país.
Mientras Rusia y China continúan convirtiendo a Eurasia en el mayor espacio económico del mundo, los líderes europeos y norteamericanos se pelean por futilezas. Poco antes de concluir la cumbre de la OTAN en Londres, el presidente de EE.UU., Donald Trump, calificó al primer ministro de Canadá de persona «de dos caras», al ser preguntado por un video tomado durante una recepción en el Palacio de Buckingham que captó a Justin Trudeau burlándose de él junto con el primer ministro británico, Boris Johnson, y el presidente francés, Emmanuel Macron.
Al igual que en la reunión de la OTAN del año pasado, Trump ha usado sus apariciones públicas con aliados, para responder a decenas de preguntas de los periodistas, también sobre temas de política interna norteamericana. La relación entre Washington y París está en franca crisis y las amenazas de la Casa Blanca de imponer millonarios aranceles a productos franceses en represalia por un impuesto digital que afecta a varias compañías estadounidenses agravan la situación. El encuentro del martes entre ambos mandatarios sólo profundizó las asperezas. Finalmente, Trump retornó este miércoles a casa, sin dar una conferencia de prensa final.
Setenta años después de su fundación la Organización del Tratado del Atlántico Norte está ampliando su foco de Rusia a China. En una declaración conjunta final los líderes reunidos manifestaron el miércoles que “reconocemos que la creciente influencia de China y sus políticas internacionales implican tanto oportunidades como desafíos que debemos encarar conjuntamente como alianza”.
Inmediatamente después de la reunión de Londres, el secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo viajó a Lisboa este miércoles 4, para encontrarse imprevistamente con el primer ministro israelí en funciones, Benyamin Netanyahu.
Pompeo debía viajar a Portugal el viernes 6, pero Netanyahu le pidió que se apresurara, al no haber conseguido formar gobierno y estar procesado por tres casos de corrupción. En Lisboa el premier acordó con el secretario de Estado un pacto de defensa, para aumentar la presión sobre Irán y anexar el Valle del Jordán, aunque reconoció que su competidor por el gobierno, Benny Gantz, rechaza la idea. Mostrando su intención táctica, después de la reunión el jefe derechista argumentó que sería importante que él sea primero en un eventual gobierno de unidad nacional con rotación en el liderazgo.
Con sus aventuras y amenazas, Pompeo busca sumar puntos para conquistar el año próximo la senaduría por Kansas. Por esta razón también, en un artículo publicado el martes 3 en Politico Europe, advirtió contra las “prácticas corruptas de Huawei». El Gobierno estadounidense acusa al gigante chino de estar colaborando con la inteligencia militar de su país, pero sin presentar pruebas de su imputación. Como parte de su campaña incendiaria, Pompeo indicó asimismo el lunes 2 que la Casa Blanca ayudará a los gobiernos “legítimos” en América Latina a evitar que las protestas que se multiplican en la región se conviertan en “revueltas sociales”. El secretario de Estado agregó que su gobierno seguirá ayudando para evitar que Cuba y Venezuela “secuestren las protestas” y pongan en riesgo la democracia.
No obstante sus declaraciones, nadie se salva de los golpes que el viejo imperio propina a quien amaga con hacer negocios con China. Después de haber sido castigado el martes 3 con el alza de los aranceles de importación para aluminio y aceros planos de Brasil y Argentina, el presidente Jair Bolsonaro aseguró el miércoles que su gobierno no está «aumentando artificialmente» el precio del dólar, como afirmó Donald Trump al disponer el lunes 2 la sanción aduanera. Preguntado por los medios estadounidenses, el secretario de Comercio Wilbur Ross, por el contrario, confesó la verdad: “sí, es por China”. Tanto la reciente reunión del BRICS en Brasilia como las crecientes ventas de granos y carnes argentinas y brasileñas al país asiático, así como la esperada introducción del 5G de Huawei son percibidas en EE.UU. como amenazas.
Corre ya la cuenta regresiva para las elecciones norteamericanas de noviembre próximo y se agudiza el enfrentamiento que recorre toda la sociedad de ese país. Este jueves 5 la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, derivó al Comité Jurídico de la Cámara el dictamen de su par de Inteligencia que acusa al Presidente por “profundas violaciones” de la confianza pública. Es probable que los representantes eleven antes de fin de año al Senado el pedido de juicio político, iniciando así una gigantesca batalla de lodo que ensuciará toda la campaña de 2020. Sin embargo, como prácticamente está excluido que la cámara alta –de mayoría republicana- acepte el pedido, los promotores de la campaña de Trump están aprovechando la amenaza, para recaudar millones de dólares entre sus seguidores.
Los Estados Unidos están divididos en bandos irreconciliables. A la vez, Donald Trump está enfrascado en una ofensiva nacionalista contra el establishment globalista en su país y en las potencias aliadas. Este cúmulo de choques fragmenta y debilita a la alianza occidental. Estas contradicciones se agravan ante el creciente poderío euroasiático. Sin embargo, ni EE.UU. ni las potencias europeas renuncian a su poder mundial y tratan de recuperar la hegemonía en regiones del globo que, como América Latina, amenazan con independizarse. No se sabe cuánto tiempo aún se mantendrá su ofensiva sobre el continente, pero por ahora están peligrosamente agresivos.
