No es el clima, es el modelo. No es la sequía, son los negociados

Hace tiempo se prende fuego la provincia de Córdoba pero hace poco se empezó a hacer ampliamente visible esta información. Quienes conocemos la zona del Valle de Punilla sabemos de los incendios en invierno y primavera, de los largos meses de sequías, de las heladas que también arrasan y del aguacero que nunca llega. Sabemos de la lluvia aliviadora y de los granizos que destrozan casas y árboles frutales. Sabemos del fuego llegando de noche y familias con niños y niñas saliendo a buscar refugio. Sabemos de solidaridad también.

Por Alma Rodríguez

En las últimas semanas la situación llegó a un límite. ¿Para quién? ¿Quién pone ese límite? El límite llegó hace rato porque los incendios aquejan hace mucho en la zona. Pero pareciera que el límite es ahora y la urgencia también. El límite, en todo caso, lo pusieron los medios, quienes en estas semanas comenzaron a poner también sus cámaras, sus lentes y sus micrófonos en el lugar, pero ese límite del que ellos hablan llegó hace rato.

Mucho se escribió también durante estos días acerca de la ley de emergencia de fuego y de las distintas responsabilidades en torno a quién le corresponde según la jurisdicción. La provincia de Córdoba viene acarreando el problema de los incendios hace tiempo junto con el problema de la sequía ocasionada por la falta de agua, la venta indiscriminada de tierra, los grandes negocios inmobiliarios, el desmonte y la construcción de la autovía de montaña. Y hace tiempo que muchos de los vecinos y vecinas que habitan la zona vienen organizándose, manifestando y reclamando pero, claro, son pocos y no son quienes manejan los medios de producción (y “destrucción”) que, en comparación, son menos pero detentan todo el poder económico.

A esta altura, la provincia de Córdoba es un combo explosivo. Lo que venga a modificar esta situación actual debe ser, básicamente, un cambio de paradigma en lo político que defina acciones en torno al manejo del presupuesto de la provincia atendiendo a las necesidades en relación a los planes de manejo del fuego y a los cotos en cuanto a la utilización indiscriminada del agua por parte de quienes poseen grandes hoteles, cabañas o complejos turísticos.

Debe ser también un cambio en lo discursivo en el momento de informar: los medios hegemónicos hablan de sequía e incendios pero no mencionan ni los negociados ni los desmontes ni la creación de grandes campos de golf, solo por nombrar algunas de las problemáticas.

Córdoba se prende fuego. La responsabilidad de lo que está ocurriendo, sabemos, no es de todos sino de algunos que se creen dueños de todo. Muchaches, la provincia no es más de unos que de otros, es de todes. La solución es colectiva y la tiene cada uno de sus habitantes junto con la posibilidad de ponerla en práctica cuando en las próximas jornadas electorales decida con su voto que el “modelo Schiaretti” y todo lo que él representa también se prende fuego.