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NIETA VÍCTIMA DEL TERRORISMO DE ESTADO PIDIÓ POR CONDENAS EJEMPLARES

María Victoria Moyano considera que la Justicia no valora la gravedad de la apropiación de bebés.-

María Victoria Moyano, quien nació en cautiverio y fue apropiada por un policía durante la última dictadura, declaró hoy ante la justicia federal de La Plata que investiga crímenes de lesa humanidad cometidos en tres excentros clandestinos y reclamó que el tribunal valore el delito grave que significa la apropiación de bebés y «haya condenas a la altura» de esos hechos.
«Este es el quinto juicio en el que declaro y mi experiencia es que hasta aquí el delito de apropiación de niños no fue un delito valorado como debía. Quiero que se valore de otra manera el apropiarse de un bebé que después tiene que cambiar toda su vida, que se valore lo terrible que es la apropiación de un niño», expresó Moyano ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata.

El TOF1 investiga los crímenes de lesa humanidad cometidos por 16 represores, entre ellos el exmédico policial Jorge Bergés, contra casi 500 víctimas, entre ellas 18 mujeres embarazadas que dieron a luz en cautiverio, una de ellas su madre, María Asunción Artigas.

Sostuvo que al «ser investigado como un delito individual con cada restitución no fue un delito valorado como se debía».

«Muchos de nosotros nos enteramos de nuestra identidad siendo adultos, padres, abuelos, la apropiación de niños es una barbaridad, quiero que se valore de otra manera», insistió conmovida.

Durante la audiencia de hoy también se escuchó el testimonio de dos mujeres que fueron secuestradas en 1974, estuvieron cautivas en el Pozo de Banfield y el Penal 8 de Olmos y dieron a luz en la maternidad del hospital San Martín de La Plata.

La mujer relató que su madre era uruguaya y su padre, Alfredo Moyano, argentino, y que se conocieron en Uruguay militando en las calles, ya que ambos pertenecían a la resistencia obrera estudiantil del vecino país.

«Tanto mi mamá como mi papá ya habían sido detenidos y torturados en la dictadura uruguaya. La familia Artigas en su conjunto fue perseguida. El jefe de Inteligencia de Uruguay, de apellido Gabasso, iba en persona al domicilio de Uruguay para retirar a los hijos de mi abuela, se llevaba uno, al día siguiente otro. Eso me contaba mi abuela, y que ellos volvían torturados», contó.

Los padres de María Victoria se casaron en Uruguay y viajaron a la Argentina, donde también sufrieron un secuestro en 1975, en el marco de un operativo conjunto con fuerzas militares uruguayas.

«Mi mamá estaba embarazada de mí y no lo sabía, lo sospechaba; se lo confirma a una compañera de cautiverio y cursó todo el embarazo en situación de secuestro y tortura permanente», precisó, y remarcó que «desarrollar un embarazo en esas condiciones es terrible, con la preocupación de saber que se robaban a los hijos de las demás compañeras».

Por el relato de compañeras de cautiverio de su madre supo que la mujer le cantaba todo el día, que había quedado muy triste cuando trasladaron a Alfredo Moyano a un lugar desconocido hasta hoy y que era una persona solidaria y que incluso «armó revuelo» para quejarse del acoso que sufría de parte de los guardias, aprovechándose del embarazo que cursaba.

«Me tuvo en el Pozo de Banfield el 25 de agosto de 1978, no le permitían darme el pecho pero ella me lo dio igual, y le dijeron que me iban a llevar a la Casa Cuna. Estuve solo 8 horas con ella y cuando volvió a su celda sin mí les contó a todos cómo era yo, para que cuando salieran me buscaran y les avisaran a mis abuelas», relató.

El comisario Oscar Penna, jefe de la Brigada San Justo, se apropió de María Victoria y la entregó a su hermano, Víctor Penna. Recién cuando tuvo 9 años supo que había una familia biológica buscándola.

«Sabía que era adoptada, me habían dicho que mis papás habían muerto en un accidente; luego me dijeron que mi mamá había muerto en el parto y mi papá me abandonó así que sabía que algo pasaba. Eso me daba mucha angustia», recordó.

Una vez restituida su identidad, María Victoria contó que «reconstruir el vínculo fue complejo. De pronto no te llamabas como creías, te contaban una historia que era terrible, tenías que vivir con abuelas que eran tus abuelas pero no las conocías pero con mis 9 años pude valorar el esfuerzo que hicieron mis abuelas para encontrarme».

María Victoria Moyano consideró que «estos juicios son fragmentados, hay pocos imputados, muchos se mueren y cuesta saber la verdad».

«Sería un error no contemplar al Pozo de Banfield como un centro clandestino del Plan Cóndor, que empezó a funcionar antes del golpe (de 1976). Buscamos justicia y verdad, para que haya memoria tiene que haber verdad y que las condenen estén a la altura», reclamó.

También declararon hoy dos hermanos, Dalmiro y Nelfa Suárez, quienes sufrieron secuestros y detención durante 1974 y aportaron información sobre la existencia, previa al golpe, de lugares de detención ilegal.

El hombre relató las torturas sufridas en su cautiverio en lo que se conoció como el Pozo de Quilmes, Pozo de Banfield, Puente 12 y la Unidad penal 9 de La Plata; el asesinato de un hermano y la desaparición de otros dos.

«La familia quedó reducida a mi hermana y yo que sobrevivimos y a mi sobrino que nació en la cárcel de Olmos», lamentó.

Suárez afirmó que «se ha secuestrado gente, han desaparecido gente y nunca hemos podido tener información sobre qué pasó con ellos. Con Carlos Tachela, Roberto Leonardo, Elena Rinaldi y tantas personas más. ¿Dónde están los familiares secuestrados cuando nos iban a ver a la cárcel?».

«Me cuesta usar el término justicia en un proceso de estos, porque quizás lo único que podría quedar instalado acá es el relato histórico para que no se tergiversen historias. Que se recuerde a estos compañeros que simplemente tuvimos la osadía de pensar que se podía hacer un país mejor, no nos permitieron pensar de otra manera, tuvieron que provocar un genocidio», remarcó.

Nelfa Suárez narró su secuestro en noviembre de 1974, su detención en la comisaría de Bernal y el Pozo de Banfield y su traslado a la Unidad 8 de Olmos, donde cursó un embarazo de riesgo, dando a luz el 17 de mayo de 1975 tras ser derivada a la maternidad del Hospital San Martín de La Plata.

«El médico y el pediatra que me atendieron engrosaron luego la lista de los 30 mil desaparecidos», dijo Nelfa, quien poco después pudo entregar a su familia a su hijo recién nacido, Víctor Benjamín, para que no estuviera cautivo como ella, luego trasladada a la cárcel de Devoto.

También declaró Silvia Negro, secuestrada el 15 de noviembre de 1974 en su casa de Lanús por un grupo de civil autodefinido como de la Triple A. Cursó su embarazo en Olmos y dio a luz en la maternidad del Hospital San Martín de La Plata. Luego fue llevada al penal de Devoto, de donde fue liberada en julio de 1977.

 

Télam

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