Ni conservadores ni neoliberales: saqueadores

Mientras ponen títulos humanistas a los grandes eventos, protegidos por el gobierno ordenan a los gerentes de recursos humanos a prohibir la entrada de 400 laburantes, apoyados con la gendarmería para persuadir al se le ocurriera el ‘disparate’ de seguir manteniendo dignamente a su familia. Y después se llenan la boca con comidas caras y palabras huecas en las cenas de responsabilidad social empresaria.

Hugo Gulman

Hubo dos hechos que marcaron esta semana. Uno tuvo como consigna “Cambio cultural: soy yo y es ahora”. El otro reclamaba “pan, paz y trabajo”. ¿Te animás a adivinar a cuál fue el presidente?

“…soy yo y es ahora”, título y mensaje para pocos, new age y de autoayuda cuando el hambre, la indigencia y la desocupación crecen por culpa de quienes llevan adelante estas políticas. Y no son conservadores ni neoliberales: son saqueadores, y dicho por estos tipos se traduce a “quiero todo para para mí, y ya mismo” más que como una revisión introspectiva del alma.

Quienes proponen un cambio cultural son los organizadores del Coloquio de IDEA, esa reunión de 1000 caretas, entre empresarios, financistas, funcionarios y economistas que manejan la economía del país, y a la que asiste una buena cantidad de periodistas, muchos de ellos voceros de esos caretas.

Un asistente me decía que los empresarios se sienten mucho más cómodos con este gobierno que con el anterior. Ahora bien, con el gobierno anterior contrataban más y más personal, y con este despiden trabajadores de a cientos. La respuesta de este analista fue que el diálogo fluído les generaba más comodidad y tranquilidad.

No es comodidad, la verdadera razón es que ahora juegan para ellos y no los obligan a distribuir ni a retener el dinero en el país. Es que logran el ansiado objetivo de bajar los sueldos -para ellos un costo- en dólares a la mitad. ¿Por quién fue entrevistado en el coloquio el ministro Dujovne? por Maximiliano Montenegro. ¿Quién lo va a reportear, Roberto Navarro? No resisten la más mínima incomodidad, no tienen argumentos para contrastar frente a datos reales.

En una mesa que se llamaba ‘La película argentina’ participaba Campanella y otros que defienden este modelo saqueador. ¿Quién va a participar, el cineasta Pino Solanas?

Los nombres de las mesasas fueron perlitas: ‘Pensando Argentina’ era una. Otra, ‘Nuestro rol’ (a cargo de hombres de negocios de primera línea), ‘Emparejando la cancha’, integrada por varios empresarios y coordinados por el prosecretario general de Clarín, justamente marido de la directora de Radio Nacional, responsable de echar a varias decenas de trabajadores a modo de adelanto de lo que vendría en Telam. Otra mesasa se denominó ‘Cooperar para ser competitivos’, también a cargo de empresarios poderosos. ¿Qué corno saben de cooperación más que alcanzarse la pelotita de golf en countries cinco estrellas?

No quiero ser ofensivo, pero me cuesta. Son los mismos que mientras ponen estos títulos humanistas en IDEA mandan a los gerentes de recursos humanos a prohibir la entrada de 400 laburantes apoyados con la gendarmería por si alguno prefiere seguir manteniendo dignamente a su familia. Son los mismos que luego se llenan la boca con comidas caras y palabras huecas en las cenas de responsabilidad social empresaria. Cretinos…

Otra actividad fue presentada como ‘Almuerzo: Que la integración no sea verso: un encuentro con referentes de las villas’. En ese mismo horario, en otro piso hubo un almuerzo exclusivo para máximas autoridades de empresas patrocinantes y autoridades de IDEA.

Dante Sica, ministro de Producción que ahora también tiene a su cargo las secretarías de Trabajo y Agroindustria, habló de la imperiosa necesidad de generar nuevos formatos laborales sin prejuicios ni ideologías. Sin prejuicios ni ideologías ¿entendiste? lo cual nos transporta a los ’90, en que la derecha y los medios de siempre instalaban analistas y economistas que alababan el fin de las ideologías de Fukuyama, como buena estrategia para envolvernos y que deseemos votar a dirigentes que lo único que hicieron fue trabajar para los grandes poderes y quitarnos derechos. Traducido: reforma laboral con menos derechos.

Como atenuante, en una mesa denominada ‘El valor de pensar’ disertó el filósofo Darío Sztajnszrajber. Prejuzgando, no puedo menos que intuir que se trata del amigo judío. No por la condición de judío de Darío, sino por ser probablemente el único de otro palo que visitó el Coloquio: uno que confronta los habilita a autocalificarse como pluralistas.

Para hablar de construcción colectiva y de liberar el potencial una de las reuniones la titularon ‘Desayuno: Inteligencia espiritual y liderazgo’. Fue un desayuno algo alejado de la descomunal disminución de la venta de lácteos y del desgarrador aumento de cierres de tambos que registra la economía real.

El mismo día a radio Mitre le llevó tanto tiempo destacar la importancia de la marcha que reunió a 500.000 personas en Londres, que lamentablemente no le quedó ni un minuto para profundizar en el millón de personas que en Luján debieron desempolvar el reclamo de paz, pan y trabajo, que es la política real.

Nos venden en los grandes medios que están presentes los hombres más importantes del país, pero son nada más que los de más guita. Los más importantes somos los laburantes que con nuestro esfuerzo aportamos al crecimiento del país.

Mientras Bolivia declara como derecho humano el servicio público de energía, agua y gas utilizando el sensible argumento de que no se puede hacer negocios con las necesidades del pueblo, el presidente argentino dice que estos servicios tienen un costo y tenés que pagar porque las empresas no pueden perder dinero con ellos.

En algún punto coincido con Hernán Brienza en su editorial de hace unos días en radio Caput, en relación a estar harto de quejarnos de Macri. Es cierto que hay que actuar más que hablar. Y en especial los dirigentes deben actuar.

Nuestro pueblo está acostumbrado a lograr nuevos derechos a través de un gobierno que facilitó esta alternativa y debe recordarle en cada palabra a los que tienen el poder de modificar la realdad que deben actuar en consecuencia. Debemos ser, como ilustraba la portada del diario Crítica, un molesto tábano que los pinche y les recuerde que la unión generosa y el despojo de conductas egoístas es lo que nos va llevar, luego de un largo recorrido, a ver una luz al final del túnel.