Monzó elogió “la rosca” para hacer su apuesta en el caos macrista
Emilio Monzó elogió el rol de la rosca al ser reelegido para comandar la Cámara de Diputados de la Nación. Sostiene que con ella se logran las adhesiones, por confianza, para avanzar con un proyecto de país, en este caso el de Macri-Cambiemos.
Escribe Alejandro C. Tarruella
Luego agregó algo más a su idea: en la rosca no hay redes que valgan, solo valen las influencias y coincidencias personales. De inmediato, en círculos rojos y de otros matices de colores, se dedicaron a averiguar a quién se dirigía el pronto tránsfuga Monzó. Se dieron así los nombres de Lilita Carrió, que embistió otra vez contra la Justicia como modo indirecto de lastimar a Macri, Peña, Frigerio y otros. Carrió no concurrió a la sesión en la que Monzó resultó triunfador en esa final de Copa.
Macri se encerró en sus problemáticas, observó con cuidado la interna que se desató luego del G20, Bullrich lanzó su plan para salir a disparar sin ley (al estilo de los años de la dictadura de Videla, Massera y los demás), y Vidal le tiró los términos por la cara, al punto que se sintió herido por los propios en una contienda con trasfondo electoral. Por eso, sin previo aviso, dio un golpe en la mesa y se fue a descansar una vez más al sur, cerca de donde lo hace habitualmente la reina de Holanda, Máxima.
Horas antes, Santiago Cantón, secretario de Derechos Humanos de Vidal en territorio bonaerense, lanzó lo que puede ser el máximo desafío a Macri desde el interior de su coalición (colisión en este caso): que “los líderes políticos deberían ser receptivos de los principios éticos y no dejarse llevar por las encuestas”.
Santiago Cantón lanzó lo que puede ser el máximo desafío a Macri desde el interior de su coalición
Así explicó, para beneplácito de gran parte de la oposición, que María Eugenia Vidal no se ceñirá a esa suerte de edictos de mano dura que lanzaron Macrito y la ministra Pato Bullrich para que las fuerzas de seguridad salgan a “cachar giles” a balazos. Dijo Cantón: “el protocolo para las fuerzas de seguridad federales no respeta los principios esgrimidos desde Naciones Unidas, por lo que el uso de armas de fuego queda diluido y resulta ser vago, por lo que genera un peligroso antecedente para la ciudadanía”.
La rosca y sus barones
Seguramente, Emilio Monzó desconocía que la figura de “la rosca” tiene historia en Sudamérica. Después de todo, entre diputados y funcionarios, hay una caída muy pronunciada en la lectura. Prefieren, justamente, la rosca. Si el diputado en cuestión se remite a la historia, se encuentra con que se llamó “rosca” al grupo de intelectuales y profesionales, en especial los abogados, que diseñaron los argumentos para justificar la explotación de los recursos naturales de Bolivia contra los intereses del país y su pueblo.
Así, se llamó “rosca” a la oligarquía minera que gobernó el país de Evo Morales hasta la revolución de abril de 1952. Por esos días, tres empresas familiares ((Patiño, Hoschild y Aramayo eran llamados entonces los “Barones del estaño”) explotadoras del estaño poseían el 80% de las exportaciones nacionales del mineral a mano abierta. Esa era la “rosca”.
Se llamó “rosca” a la oligarquía minera que gobernó el país de Evo Morales hasta la revolución de abril de 1952
Lo que vendrá
Lo más posible es que Monzó no tuviera entre manos ese dato. Sin embargo, hay que reconocer que olfateó el espíritu profundo del término. Supo de modo inconsciente, tal vez, que un grupo de políticos corporativos al servicio de la entrega, podía bien ser definido como “rosca”, en términos de círculo cerrado de oligarcas que sirven a un mandato corporativo. Rosca en secreto, es pertenencia privilegiada, ámbito de negocios tan irrenunciables como irreproducibles por fuera del Estado de Derecho y la Justicia.
Lo que aparece así en el horizonte es que Macri eligió, al no poder exhibir datos de la economía en el desguace y la entrega, la seguridad para hacer campaña con vistas a las elecciones. Y eligió a Bullrich para hacer de ella una suerte de sheriff que entretenga en las largas sesiones de medios, con el fin de que el pueblo se divierta y olvide la verdad de las cosas.
Vidal procura, encubriendo el derrumbe de las escuelas en la provincia y la crisis de los que no tienen ni para un pedazo de pan, tomar distancia del hijo de Franco para fortalecerse en su intención no explícita de ser candidata a presidente. Ritondo, hombre de cercanías con barras bravas, no da para hacer frente a una campaña de seguridad cuando la provincia es pura inseguridad. Su gran aliado es el Príncipe de las Baldosas, Rodríguez Larreta, que no puede enfrentarse abiertamente con su ex amigo presidente.
Vidal procura tomar distancia del hijo de Franco
Monzó trazó, por su parte, su pertenencia: la rosca. Ahora le cabe definir sus intenciones, ya que no repetirá su candidatura a diputado y seguramente va por objetivos como una gobernación o tal vez más.
Después de todo, si la rosca resiste los embates de la realidad del país, si el sometimiento triunfa, tiene un lugar y si no, puede mutar en un personaje más potable a un nuevo horizonte y mostrarse con su mejor perfil: el de negociador confiable, aunque en ese caso deberá abandonar su tentación rosquera.