El ciudadano o ciudadana de las provincias tiene la ilusión de ser una estrella del folclore nacional, sea como parte de las domas, o como bailarines, cantantes, payadores, etc. La tradición que va unida a la identidad de nuestro acervo cultural, nos coloca en un lugar de vulnerables en la época de los festivales nacionales, dado que las estafas están a la orden del día y se aprovechan de la buena fe de esta Argentina que aún confía en la palabra del otro.La Patria, la Matria, la pertenencia y el arraigo, son caros a los sentimientos que se afirman en las escuelas de danzas folclóricas, en las del canto, las guitarras, las destrezas gauchas, por mencionar los entretenimientos propios de las culturas provincianas. A una porción del país, con una mirada centralista, se le escapa la construcción social e identitaria del ser antropológico que se desarrolla en las entrañas del país.
Una escuela de danzas en el paraje denominado El Tala, provincia de Jujuy, imparte sus clases con muchos sacrificios y con esos esfuerzos colectivos teje un sueño que poco a poco va comprometiendo a todo el poblado.
Hacen rifas, venden comidas y todo lo que haga falta para trasladarse al mítico festival de Doma y Folclore en la opulenta Jesús María en Córdoba.
Triste es enterarse que hace días fueron estafados, con un alquiler de alojamiento, fraudulento, que esa experiencia le rompió el corazón al papá de un joven bailarín que por primera vez a sus 14 adolescentes años, salía del pueblo rumbo a cumplir el sueño de bailar en el escenario nacional cordobés y que enterado de lo sucedido a miles de kilómetros, ese padre -gaucho, humilde, jujeño- se infartó ante la impotencia.
Los medios de prensa locales, en Córdoba dieron cuenta además del estado de hacinamiento en el que son alojadas las comitivas artísticas a la espera de su momento de actuación, lo cual hace pensar que el campo, vuelve a ser un significante excluyente del popular que trabaja la tierra, que arraiga los valores de la tradición criolla, que forja el amor y cuidados del medio ambiente por su procedencia originaria.
Los grupos empresariales, junto a comunas políticamente «cebadas» hacen sus negociados ignorando a los verdaderos hacedores del show, a las auténticas figuras del folclore: el pueblo.
Describe el sitio Noticias Jesús María: «Así están alojados los bailarines de todo el país que van a participar del acto de apertura del Festival de Doma y Folklore.
Ensayan todos los días para que todo salga a la perfección.
Duermen en carpas, en colchones tirados en el piso y en camas cucheta.
Son más de 1200 artistas de distintas provincias. @ Jesús María, Córdoba, Argentina.
Cada uno de los bailarines llega a la ciudad con una gran ilusión porque todos sueñan con estar en el campo de Jesús María.
Dentro de este alojamiento hay alegría y mucha responsabilidad por parte de cada uno de ellos, que viene a mostrar lo mejor de sí»
En las transformaciones profundas de una Patria Libre, Justa, Solidaria y Soberana, con un Ministerio de Cultura nacional, mantengamos la esperanza de lograr acciones de control, de protección y cuidado sobre las delegaciones provinciales, las escuelas y organizaciones civiles que hacen a los festivales millonarios en torno al folclore.