Milei, más que presidente, una incógnita
"el enigma principal: si Milei aplica un ajuste a lo Cavallo o a lo López Murphy."..
En pocos días se resolverá el enigma principal: si Milei aplica un ajuste a lo Cavallo o a lo López Murphy. Macri se quedó con Economía y Seguridad. Pero hay para todos: Techint, Clarin, Eurnekian y los fondos buitres. Que nos sea leve.
Javier Gerardo Milei representa una incógnita como presidente. Se lo conoce bastante en uso de sus otros personajes públicos, como el de panelista irritable o economista de la motosierra. Pero el de presidente es un cargo donde las circunstancias, esas que rodean todas las decisiones humanas, adquieren un volumen difícil de abarcar. Hace falta que el carácter –o el mal carácter, en su caso- no lo distraiga del objetivo primordial que un presidente debe tener, sin importar su ideología: cumplir con el mandato popular.
Alberto Angel Fernández, a diferencia de Milei, ya es una incógnita despejada. Incumplió el contrato electoral del 2019. No pudo, no quiso o no supo establecer un vínculo productivo con su principal mentora. Desperdició una energía enorme en neutralizarla, como quien se entrega a la serruchar las patas de la silla sobre la que está sentado. Emancipación inútil, a veces infantil y licenciosa, que tuvo en la foto de la fiesta de cumpleaños de la Quinta de Olivos durante la cuarentena pandémica su expresión más nítida. De ahí en más –casi- todo fue inútil.
Cristina Kirchner no tuvo suerte con su presidente electo. No se sabe si Mauricio Macri la tendrá con el suyo. Empieza mejor que Fernández: dos ministerios clave de cualquier administración, el de Economía y el de Seguridad, serán ocupados por gente clave de su gobierno, Luis “Toto” Caputo y Patricia “Pato” Bullrich. Al menos en esto, Milei parece moverse con mayor astucia que Fernández. Del 55% de los votos que obtuvo en el balotaje, hay al menos un 25% que en la primera ronda eligió macrismo.
Estamos en presencia, entonces, de un gobierno que tiene un presidente y un accionista principal. Uno es dueño de la lapicera y al otro le pertenece la mayor parte de la tinta del cartucho. No en su totalidad, porque Milei reporta a una escudería que Macri no controla del todo. Corporación América, el holding de Eduardo Eurnekian, le aportó al arrebatado mundo Milei la comprensión de algo tan básico como la ley de gravedad en el universo aeronáutico: un tejedor en las sombras, Santiago Caputo, a quien Milei llamó “el arquitecto” de su victoria; y un tejedor en el terreno de la política pública, Guillermo Francos, hasta ahora futuro ministro del Interior.
De Milei es sólo su hermana, “El Jefe”. Y Conan, claro.
Pero las finanzas son de Macri, al igual que la represión de la protesta social. De Eurnekian, el principal “sherpa” del presidente, la mano política del presidente y el presidente mismo. El dato a tener en cuenta es que Eurnekian no es socio de Macri. Hay una zanja entre ellos, todavía no tapada. Abierta de apuro el día que la policía allanó la vivienda del empresario armenio-argentino en Martínez por la Causa Cuadernos, expediente que el fiscal macrista Carlos Stornelli impulsó con la vehemencia que el poder solo dispensa para perseguir al kirchnerismo y su legado, cosa en la que sí Macri y Eurnekian coinciden.
Milei escucha y hace caso a sus mentores. Abre su gobierno a ser colonizado por las necesidades de distintas facciones del capital que le dicen que van a apoyarlo en su propuesta revolucionaria liberal libertaria. Responde generoso a sus pedidos. Por caso Techint, principal aportante en blanco de la campaña de La Libertad Avanza, recibirá la conducción de YPF como parte de pago. En concreto, la privada Tecpetrol se hará caro de la principal empresa pública de combustibles. La soberanía del Estado puesta a ser custodiada por su competencia depredatoria. Una reedición del caso Aranguren-Shell.
Los fondos buitres de Templeton, Black Rock y Pymco celebran la designación del Caputo “Messi de las finanzas” en Economía. Ofrecen sus dólares especulativos para saldar una deuda por Leliqs en pesos devaluados por una futura deuda en dólares que quizá se terminen cobrando estos mismos fondos a través del control regional del litio, el petróleo, el gas, el cobre y el agua dulce; en definitiva, los recursos críticos que tan bien describe la generala cuatro estrellas del Comando Sur Laura Richardson cuando habla de la importancia estratégica de América del Sud para su gobierno.
El gobierno del “mundo libre” al que Milei adhiere en actitud casi virreinal, en una nueva temporada de la serie “relaciones carnales” que arrasó con todo en la hoy revisitada década del ’90.
¿Tendrá Milei la capacidad de transformar su escuálido 30% de voto propio-propio, el de la primera vuelta, en un apoyo popular masivo a su gestión no intervenida por Macri y los demás accionistas de su gobierno de balotaje? Esta pregunta es excluyente. La respuesta positiva nos pone en un gobierno a la Domingo Cavallo: aval político (solvente) para su experimento personal (soluto), antes convertibilidad, pongamos, ahora dolarización. En cambio, si la respuesta es negativa, quizá más temprano que tarde estemos en presencia de una experiencia a la López Murphy. Traducido: se pone el país de sombrero. Con nosotros adentro.
Como todo mecanismo que funciona, las piezas y dispositivos deberían moverse sincronizadamente para evitar este feo desenlace, que algunos ven como el más probable. Las cosas sean dichas, ante todo. El triunfo electoral no es sinónimo de buena gestión. Ahí está Fernández para ejemplificarlo.
Sin desconocer los efectos de la pandemia, la guerra y la sequía, el resultado final de su estilo cansino, ineficiente y sectario fue un collar de melones para el muy profesional Sergio Tomás Massa candidato, que competía día a día con el otro Massa, el ministro de Economía que no pudo bajar la inflación porque Fernández, en su moderación exasperante, había previamente descapitalizado a su administración, al punto que en menos de un año el “superministerio” que recibió el tigrense, terminó convertido en una salita de primeros auxilios para atender una operación de aorta. Todo inútil.
Massa agarró la brasa caliente, cómo él mismo dijo, y se quemó.
Habrá en las primeras semanas de Milei medidas fulminantes. Muchas preocupantes en materia de recorte de derechos. Casi todas destinadas a apuntalar con celeridad un proyecto que desde afuera por momentos se ve brumoso, y hasta incomprensible, reflejo del delicado equilibrio de fuerzas nacionales y extranjeras que sostienen al ahora presidente electo de un país, el nuestro, que no sabemos cómo será a partir del 11 de diciembre, aunque se intuye que más complejo para vivir.
Mientras tanto, algunos nos seguiremos preguntando cómo era, en realidad, ese país, de qué estaba hecho, qué fallas estructurales tenía, como para habernos traído hasta acá y dejarnos en manos de un señor que habla con su perro fallecido, y dice y hace cosas más extrañas todavía, y todo a través de un escrutinio cristalino que reflejó el veredicto popular sin mácula ni denuncia efectiva de fraude.
Salvo el escándalo de la proscripción judicial a la dirigente más importante del peronismo, a quien además quisieron asesinar buscando una disciplina política y social, que encontraron sin demasiadas resistencias, esta es la verdad.
En fin, que nos sea leve.