Mendoza: Jubilada lloró indignada por la pobreza del país

Una jubilada hace el último esfuerzo corporal de la vida que está dispuesta a dejar ir porque no tiene para comer, para los medicamentos, ni para pagar los servicios públicos encarecidos.Otra, en Mendoza participa de una protesta social contra la reforma laboral y el hambre. «Quiero que se vaya este sinvergüenza» dice entre lágrimas, la anciana, consternada por esta realidad social de Argentina.

En 2016 comenzaron a ser cada vez más habituales. En las protestas sociales, las personas de la tercera edad, muestran su desesperación ante la pobreza creciente en el país.

Cabe recordar la escena en el subte de Buenos Aires, cuando las videograbaciones de usuarios mostraban a aquella mujer que yace en las vías del subte a la vista de todos los presentes, esperando lo último que puede esperar, que alguien sin saberlo termine con su agonía. Frena la máquina a la advertencia de todos, quien conduce baja azorado ante tamaña acción desesperada, un guardia de vía, también acude al socorro de la anciana; todos se abrazan, todos lloran.
El comienzo de esta determinación fatal, tiene su antecedente en una oficina de ANSES cuando un médico jubilado, vio sus haberes recortados y era el comienzo de una administración desastrosa con los recursos de la ancianidad argentina.
Un disparo en plenas escaleras, a pesar de la presencia de un familiar que estando en el lugar no daba crédito a lo que veían sus ojos. Rodolfo Estivill, de 91 años, se quitó la vida en una oficina del organismo en Mar del Plata.
La cobertura de la obra social PAMI, no alcanza servicios indispensables para los adultos mayores como son: la cobertura de medicamentos – sobre todo oncológicos, hipertensos y diabéticos- ni las diálisis, ni los ortopédicos, por mencionar sólo unos mínimos detalles. Qué decir de una jubilación mínima que no alcanza para cubrir los requerimientos de una vejez digna.
Las declaraciones exacerbadas de una mujer en la vereda de una calle mendocina, nos devuelve a la realidad apremiante del país regalado a los intereses financieros. Bastará que el lector, acceda a las imágenes del video y observe el parlamento sin ensayo, pensado y dolido, que interpreta la jubilada. Harta de tanto mal trato.

La inflación de agosto acumuló el 55% en doce meses. Aunque el Gobierno confía en que la inflación tuvo un pico y se desacelerará de cara a diciembre, Nicolás Trotta, rector de la Universidad Metropolitana (UMET), señaló que “la inflación de 2019 superará a la de 2018, que fue del 48%, y se convertirá en la más alta desde 1991”. Los alimentos son inalcanzables para una jubilada con la mínima nacional, impensable para un salario vital y móvil e imposible para quien no tiene trabajo.