
MEMORIA, CRISIS Y DESAFÍOS EN 2025
Entre historia, política, economía, cultura y tecnología, la sobremesa de los viernes reconstruye la Argentina que resiste: los históricos comensales analizan la semana que sufrió el país y proyectan la que puede surgir de la política real y de la organización colectiva.
Al igual que la semana anterior, cuando la mayoría se había ido de casa, quedamos los de siempre para acomodar las cosas. La casa guardaba un silencio expectante, roto solo por el roce de los cubiertos y el murmullo lejano de la calle. Un golpe seco en la puerta resonó, y al abrirla, la sorpresa: junto a los habituales visitantes —Perón, Cooke y Ferla— se sumaba Antonio Cafiero, nuestro nuevo comensal. La historia se percibía en el aire: miradas que se cruzaban, gestos contenidos y esa expectativa que solo ciertas conversaciones saben provocar. La mesa estaba servida, y con ella, la política, la memoria y la coyuntura aguardaban ser debatidas.
Perón, con una sonrisa que parecía atravesar el tiempo, rompió el hielo: —Y hoy, ¿qué cenamos?
Cafiero, apoyando los codos sobre la mesa, asintió con gravedad, con su inconfundible voz, mientras miraba a los demás comensales: —Compañeros, lo que estamos viendo en este septiembre de la Argentina actual tiene ecos de nuestra historia. Septiembre de 1955 abrió las puertas del infierno con la Revolución Libertadora; luego, septiembre de 1976 nos trajo la Noche de los Lápices. Hoy, en 2025, no hay fusilamientos masivos, pero sí una violencia distinta: económica, social y cultural. El ajuste y la proscripción de derechos son sus nuevas armas.
Luego, con un gesto serio y la mirada baja, agregó: —El, 19 de septiembre, fue el aniversario del fallecimiento de nuestro compañero John Williams Cooke, en 1968. Fundador del “Peronismo de Base”, no olvidemos recordar que la organización y la militancia constante son las herramientas que permiten enfrentar los embates del poder económico y defender los derechos del pueblo. Su ejemplo sigue vivo en nuestra lucha.
Cooke, con un leve asentimiento y la voz cálida, respondió: —Gracias, Don Antonio. Seguiremos debatiendo con claridad y compromiso. La memoria nos guía, pero también nos obliga a mirar el presente y proyectar un futuro posible.
Y así, retomando la mirada sobre la mesa, continuó el relato sobre la semana que atravesó el país y los desafíos que se avecinan, mientras los demás comensales escuchaban atentos, cada uno con su reflexión lista para sumarse a la conversación.
Cooke, con la mirada encendida y golpeando suavemente la mesa con el puño cerrado, continuo: —La derrota de Milei en Buenos Aires confirma lo que muchos ya perciben: su modelo de déficit cero y ajuste extremo no es popular. Sus anuncios sobre aumentos de jubilaciones y educación son cosmética electoral; los expertos ya lo advirtieron: la inflación real dejará a los sectores más castigados por debajo de cualquier mejora nominal. Los cacerolazos en CABA fueron un aviso claro.
Ferla, con un tono pausado y gesto reflexivo, añadió: —No solo eso. La mala gestión tiene rostro: la discrecionalidad en la entrega de mercadería incautada por la Aduana, beneficiando fundaciones amigas de dirigentes libertarios, es otro escándalo que golpea la imagen del gobierno y de su propia hermana, Karina Milei. Esto se conecta directamente con la narrativa del castigo electoral y con la percepción de corrupción que ya trasciende fronteras, como lo señaló el Financial Times.
Cafiero, apoyando la espalda contra la silla y entrelazando los dedos, enfatizó: —Y cuidado con la derecha global maquillada, Makro Papic propone más de lo mismo: ajustes, apertura de capitales y promesas de crecimiento, pero todo edulcorado. No podemos confundir la teoría con la práctica: en Argentina, mientras ellos hablan de “finanzas robustas y reservas altas”, la gente sufre la recesión, la pérdida de empleo y la deuda impagable. El experimento libertario no resiste ni la evaluación histórica ni la prueba social.
Perón, con un gesto firme y la mirada que parecía atravesar el tiempo, comentó: —Justamente. Por eso es importante mirar también las iniciativas que buscan redistribuir riqueza y recuperar derechos: el Proyecto Karina, presentado por Grabois, propone un impuesto progresivo sobre grandes fortunas, para financiar educación, salud y urbanización. Es un ejemplo de cómo se puede planificar con transparencia y contrarrestar la concentración que promueve el gobierno libertario. Redistribuir no es solo justicia social: también es estrategia política. Protege derechos y fortalece la democracia frente a experimentos neoliberales. Soberanía y justicia social siguen siendo nuestra mejor carta de estabilidad y prestigio internacional.
Cooke, inclinándose hacia adelante, reforzó su análisis: —Y esto se inscribe en un contexto más amplio. La crisis industrial, el voto obrero contra Milei, los escándalos en ANDIS y la incapacidad de consolidar acuerdos institucionales muestran un límite claro al modelo libertario.
Perón, señalando con la cuchara hacia los demás, agregó: —La apertura importadora y la caída del mercado interno golpean a empresas y trabajadores, como en la metalúrgica rosarina que despidió al 30% del personal. La suba de alquileres y locales vacíos en Buenos Aires muestra que el modelo libertario no es solo abstracto: afecta la vida cotidiana de la gente. En síntesis, lo que está en crisis no es un gobierno es el modelo que representa.
Cafiero, apoyando la frente en la palma de la mano, reflexionó: —Prometer aumentos por encima de la inflación no resuelve la pérdida real de poder adquisitivo. El ajuste recae sobre los más desprotegidos, mientras se prioriza la especulación financiera. El Tesoro depende del superávit comercial y del ajuste interno, y mientras tanto, se aplica un ajuste quirúrgico para cumplir con los acreedores, no para mejorar la vida de los argentinos. Como sostenemos los peronistas: Solo la Organización Vence al Tiempo, solo la planificación y la coordinación estratégica pueden sostener al país frente al embate del mercado y de los experimentos neoliberales.
Perón, con el ceño fruncido, continuó: —El riesgo país se disparó tras los discursos del gobierno. Las reservas aumentaron solo gracias al FMI, pero no alcanzan para cubrir vencimientos inmediatos. La Di Tella indica recesión garantizada, con un índice de crisis que subió del 56 al 98% en un mes. Caputo mismo admite que no hay dólares para pagar deudas. Todo esto nos recuerda la paradoja de Sísifo: la Argentina neoliberal parece condenada a empujar la piedra una y otra vez, sin avanzar.
Cooke, con voz firme, intervino: —Romper ese hechizo requiere concientización, movilización y organización política: no alcanza con lamentarse.
Perón, señalando al techo de la casa como si estuviera dando un ejemplo, dijo: —Lo dijimos mil veces: el poder económico nunca va a ser aliado del pueblo. Hoy Milei y Caputo se abrazan a un plan detonado porque no tienen otra cosa, y el FMI les marca la cancha como lo hizo en cada etapa de dependencia. Que el Riesgo País sea récord mundial no es casualidad: es la muestra de que la Argentina quedó rehén de los especuladores y de un gobierno que no gobierna, sino que obedece.
Cafiero, con gesto preocupado, añadió: —Hay que mirar con cuidado: se gastaron 400 millones en 48 horas para sostener el dólar y nada alcanzó. No hay conducción económica ni política. El FMI sabe que este plan no cierra, pero sostiene a Milei porque responde a sus intereses. La burguesía nacional, que alentó este rumbo, ahora pide “transiciones” o “ajustes más cuidados”. Lo que no quieren discutir es lo esencial: que, sin un modelo de desarrollo productivo propio, todo será parche y entrega.
Cooke, golpeando suavemente la mesa, aclaró: —Milei no entiende que no se trata de voluntad, sino de correlación de fuerzas. Él dice “lo banco a Caputo” como si con eso alcanzara, o intenta realizar cambios, para que nada cambie (gatopardismo en su máxima expresión). Pero lo real es que se quedó sin dólares, sin reservas, sin confianza política, y con un pueblo cada vez más castigado. El FMI y los empresarios presionan porque saben que el tiempo se les acaba. Y el pueblo también lo sabe: la resistencia se organiza cuando la política se vacía y el hambre aprieta.
Ferla, tomando un sorbo de vino y asentando lentamente, señaló: —La historia se repite. En Mártires y Verdugos mostré cómo cada ciclo de endeudamiento termina igual: saqueo financiero, crisis política y más sometimiento. Milei es apenas un instrumento de ese proceso, con la diferencia de que se cree iluminado y niega la realidad. Pero el desenlace está cantado: el ajuste no trae orden, trae caos. Y cuando el pueblo reacciona, lo hace con memoria y con fuerza.
Perón, señalando la hoja de apuntes sobre la mesa, comentó: —Según Consultores políticos, Fuerza Patria aventaja a LLA-PRO por seis puntos, aunque José Luis Espert enfrenta un techo muy bajo y alto rechazo. Taiana tiene que trabajar su instalación y recorrer mucho para entrar en el radar de los votantes, de los lugares más alejados. Esto confirma lo que vimos en las elecciones del 7 de septiembre, con un gobernador todo terreno.
Cafiero, con voz calmada pero firme, apuntó: —No se trata solo de números: la participación sube y la decisión de los ciudadanos se define. Las campañas que dependen de arrastre sin instalar candidatos propios fracasan. La política requiere estrategia y construcción de poder, no solo titulares.
Ferla, mirando alrededor de la mesa, dijo: —Mientras tanto, en lo local, Achával y Fuerza Patria muestran que otra política es posible. La gestión concreta en educación, salud, infraestructura y desarrollo productivo da resultados. La provincia de Buenos Aires demuestra que la organización, la memoria histórica y la planificación no son palabras vacías; pueden sostener obra pública y desarrollo territorial frente a un gobierno nacional que apuesta al caos.
Perón dice y a nivel nacional, la reciente reunión de CFK con Urtubey evidencia que la oposición empieza a construir acuerdos estratégicos, buscando consolidar un bloque político capaz de enfrentar los experimentos libertarios y ofrecer alternativas de poder reales. La coordinación entre referentes históricos y nuevas fuerzas subraya la necesidad de articular gestión local con planificación nacional para no dejar el futuro en manos del ajuste y la especulación.
Cooke, apoyándose sobre la mesa con los brazos cruzados, añadió: —Octubre no es un destino electoral, sino una parada estratégica. Si combinamos gestión provincial con reformas nacionales progresivas, podemos construir un peronismo amplio, inclusivo y con planificación estratégica para enfrentar la deuda, la inflación y la ofensiva de la ultraderecha continental. Consolidar un peronismo que articule gestión local, desarrollo productivo, derechos y soberanía es la única salida frente a ajuste, corrupción y debilitamiento institucional.
Ferla, con voz pausada, dijo: —La historia y la memoria son nuestra brújula: desde 1955 hasta hoy, cada derecho conquistado estuvo bajo amenaza. Recordarlo nos obliga a actuar, a militar el presente y proyectar un futuro donde los ajustes, la concentración de riqueza y la corrupción no sean la norma.
Cafiero, entrelazando los dedos, concluyó: —El desafío es claro: no se trata solo de resistir a Milei, sino de proponer alternativas concretas, basadas en transparencia, redistribución, desarrollo territorial y soberanía tecnológica. Ahí está la verdadera política de Estado, frente a los experimentos libertarios que solo generan crisis y desgaste social.
Perón, mirando a todos los comensales, resumió: —La coyuntura muestra que el ajuste extremo, la corrupción y la mala gestión electoral tienen costos inmediatos. La resistencia popular, los proyectos redistributivos y la eficacia de la gestión local son los elementos que permiten imaginar un futuro diferente, donde la democracia, la justicia social y la soberanía no queden a merced de fórmulas de laboratorio.
Cafiero, retomando aire, agregó: —En otro orden de idea, no olvidemos la dimensión tecnológica y soberana: Albania nombra una ministra virtual, mientras los países desarrollados usan IA para desarrollo económico. Argentina debe decidir si incorpora tecnología para fortalecer al Estado o para vaciarlo. Milei opta por la segunda opción: delega decisiones estratégicas a los mercados y deja a la gente a la deriva.
Cooke, con gesto serio, señaló: —Lo que Orovitz Sanmartino, en Tiempo Argentino señala sobre El Salvador es un ejemplo: ceder la gestión de la educación y la salud a Google no es un avance técnico, es cesión de soberanía. Nosotros debemos pensar tecnologías al servicio de la gente, no al servicio de intereses privados o geopolíticos externos.
Cafiero, inclinándose hacia adelante, insistió: —Movilización social, resistencia y control estatal sobre la tecnología son parte de un mismo frente de defensa.
Ferla, con voz reflexiva, preguntó: —Y la pregunta central sigue siendo política: quién diseña los sistemas, con qué valores y para qué fines. Desde allí podemos construir un proyecto digital soberano, inclusivo y emancipador.
Miguel pidió la palabra y exclamó: —A esto se suma el frente político local. El exgobernador cordobés Juan Schiaretti responsabilizó directamente a Milei por la recesión y lo definió como “el ministro de Economía”.
Perón, con un gesto solemne, dijo: —Lo que hace Schiaretti es desnudar la verdad que ya está a la vista de todos: Milei no gobierna como presidente, gobierna como ministro de Economía al servicio de un modelo financiero. No hay conducción política, sólo administración de ajuste. Y eso, compañeros, no es proyecto de Nación. Es apenas el papel de un celador de la pobreza, un gestor de la ruina.
Lo dramático es que esta tragedia no llega como un rayo inesperado: se anunció desde el principio. Como en aquella Crónica de una muerte anunciada de García Márquez, el final estaba escrito y todos lo sabían. La sociedad fue advertida de que la patria se entregaba a los usureros, de que el trabajo y la producción quedarían subordinados a la especulación. Sin embargo, la inercia, la fragmentación y la resignación abrieron el camino.
Un gobierno que se reduce a aplicar recetas de ajuste sin conducción política no construye futuro: destruye comunidad. El pueblo necesita conducción, organización, grandeza de miras. Y aquí el verdadero llamado es para la oposición: no alcanza con señalar los errores del gobierno ni con contabilizar los daños del ajuste. Nuestra responsabilidad histórica es construir una alternativa clara, un proyecto de Nación que devuelva esperanza a los trabajadores y soberanía al país.
Milei ofrece desarraigo, endeudamiento y exclusión, pero el vacío de conducción también se llena con nuestra falta de unidad. Si no somos capaces de organizarnos, de dejar atrás las diferencias menores y de poner el interés nacional por encima de los personales, seremos cómplices por omisión. El pueblo nos exige grandeza, no discursos vacíos. Nos reclama conducción política y horizonte de futuro.
No se trata de esperar que el gobierno fracase: ya está fracasando. Se trata de que nosotros estemos a la altura de la historia.
Cafiero, asentando lentamente, agregó: —Coincido, General. El diagnóstico es correcto, pero la respuesta que demos debe ser más que señalar responsabilidades. Provincias Unidas intenta ofrecer institucionalidad y producción frente a la especulación. El desafío es si eso se convierte en un verdadero proyecto federal que represente a las provincias y al trabajo, o si queda apenas en un bloque opositor que administra disidencias.
Perón, golpeando suavemente la mesa, reflexionó: —El problema de fondo sigue siendo el mismo: cuando se construye poder en base a equilibrios parlamentarios y no en base a organización popular, la respuesta suele quedarse a mitad de camino. El pueblo necesita que alguien lo represente en serio, con un programa de desarrollo y justicia social.
Cafiero, con voz firme, concluyó: —Y ahí está la clave: transformar el malestar social en una alternativa política con volumen, que no sólo frene al ajuste, sino que plantee un horizonte distinto. Si no logramos eso, los pueblos terminan repitiendo la tragedia de siempre: resistencia sin conducción, bronca sin proyecto. Volvemos al mito de Sísifo ¿!?!
Fernando hizo mención a la restitución de su identidad de Paula Inama, abriendo un nuevo frente en el análisis.
Cooke, serio, intervino: —La restitución de identidad de Paula Inama y su agradecimiento a Abuelas, Conadi y BNDG recuerdan que la memoria y los derechos humanos siguen siendo centrales. Que el gobierno los ataque indica un retroceso institucional preocupante.
Ferla, tomando aire, añadió: —Defender identidad y derechos humanos conecta con todo lo demás: ajuste, corrupción y crisis social. Es política concreta, no simbólica.
Perón, con voz pausada y firme, cerró: —Compañeros, la noche va llegando a su fin, y son muchos los temas que quedaron sin tratar, no podemos olvidar que los desafíos son enormes. La privatización de AySA, la entrega del sistema nuclear argentino y la concesión del servicio de guías en los parques nacionales, entre otros, no son hechos aislados: son parte de un proyecto que erosiona la soberanía, vacía lo público y pone al país al servicio de intereses privados. Debemos prestar suma atención, organizarnos y construir alternativas concretas para defender los recursos estratégicos de la Nación y garantizar que el pueblo sea el verdadero protagonista de su futuro.
Cada uno a su manera sintetiza lo que conversamos esta semana:
Perón, con voz firme, concluyó: —Octubre y el período post-electoral serán decisivos. No alcanza con resistir: debemos consolidar un peronismo que articule gestión local, desarrollo productivo, defensa de derechos y soberanía. Defender lo conquistado implica ir por más derechos; no hay estabilidad ni justicia sin organización ni planificación. Como el hierro, la acción política se forja en el calor de la coyuntura: hoy más que nunca, el pueblo debe protagonizar su destino, construir alternativas concretas y no dejar que el ajuste, la corrupción y los experimentos neoliberales dicten nuestro futuro.
Cafiero, apoyando sus manos sobre la mesa, afirmó: —Si no hay planificación, control social del poder económico y alternativas concretas, los próximos meses serán otra prueba de fuego para la democracia y la gobernabilidad. La resistencia sola no basta: solo la organización vence al tiempo. Es imprescindible consensuar un proyecto nacional que articule a todas las fuerzas que realmente quieren al país y a su gente, y construir política de Estado real, transparente y redistributiva. El Peronismo es condición necesaria, pero no suficiente: la convocatoria debe ser amplia, plural y estratégica, capaz de transformar malestar en construcción política, y proteger derechos mientras se consolidan alternativas de poder genuinas.
Cooke: Octubre no es solo un destino electoral, es una oportunidad para mostrar que la política con memoria histórica, gestión efectiva y justicia social puede ofrecer respuestas a la gente. No basta con reaccionar: hay que planificar y actuar desde la perspectiva de corto, mediano y largo plazo.
Ferla: La proscripción de Perón y la prisión de CFK muestran que, en cada época, los derechos políticos y democráticos, sobretodo cuando gobierna la derecha, pueden estar en riesgo. Comprenderlo nos obliga a concientizar, organizar, militar y defender un futuro donde la persecución política, en cualquiera de sus formas, no vuelva a definir la vida de nuestro pueblo.
Perón, con voz firme y pausada, concluyó: —Como ya dijéramos sobre el mito de Sísifo, la Argentina neoliberal empuja la piedra todos los días. Romper ese ciclo requiere acción colectiva, conciencia y organización, dejando de lado falsas antinomias, vedetismos personales e individualismo. Si logramos eso, podremos avanzar, usar la política, la economía y la tecnología al servicio del pueblo y levantar las tres banderas del Peronismo: justicia social, independencia económica y soberanía política.
La sobremesa se estiró hasta la madrugada, mientras los ecos de la calle parecían acompañarnos. Entre gestos, risas y discusiones encendidas, se habló de militancia, resistencia y organización popular. La historia estaba presente en cada palabra: cada injusticia del pasado y cada lucha ganada servían de guía. La política no se delega; se toma, se construye y se defiende. La apatía, advertimos, es cómplice de los experimentos que intentan vaciar al país de derechos y de poder. Cerramos la noche decididos a seguir en la batalla, como siempre deben hacerlo los peronistas, codo a codo.
Lo que dejó la semana
La semana estuvo marcada, entre otras cosas, por la derrota del oficialismo en Buenos Aires y las críticas de Juan Schiaretti, que pusieron en evidencia los límites políticos del gobierno libertario y la fragilidad de un proyecto sostenido en el ajuste extremo. A esto se sumaron los escándalos en la Agencia Nacional de Discapacidad y la polémica por la distribución discrecional de mercadería incautada, que reavivaron el debate sobre concentración económica y corrupción estatal, en contraste con propuestas como el Proyecto Karina, orientadas a redistribuir riqueza hacia educación, salud y urbanización.
En el plano local, la gestión de intendentes como Achával y las experiencias de Fuerza Patria mostraron que es posible sostener políticas de inclusión en educación, salud e infraestructura, mientras que la reunión de Cristina Fernández de Kirchner con Juan Manuel Urtubey dejó señales de construcción de acuerdos estratégicos hacia una alternativa de poder nacional.
En el terreno internacional y tecnológico, el nombramiento de una ministra de inteligencia artificial en Albania y la delegación de áreas clave a Google en El Salvador encendieron alertas sobre soberanía digital, con el desafío para la Argentina de no dejar en manos privadas o geopolíticas lo que debe ser una política pública.
La restitución de la identidad de Paula Inama recordó que los derechos humanos y la memoria siguen siendo un eje central de nuestra vida democrática, íntimamente ligado a los desafíos sociales y económicos del presente. Y, en clave electoral, octubre aparece no solo como una fecha de votación, sino como una parada estratégica para consolidar un frente político capaz de articular gestión, producción, derechos y soberanía frente a ajuste, corrupción y crisis institucional.
«La historia no se borra, la memoria no se clausura, la justicia no se negocia, la soberanía no se entrega y la apatía es la derrota que ningún pueblo puede permitirse.»
José “Pepe” Armaleo – Militante, abogado, magíster en Derechos Humanos, integrante del Centro Arturo Sampay y de Primero Vicente López.





