Agosto es el mes de la niñez argentina, quienes debieran ser los privilegiados, se encuentran en un estado de vulnerabilidad y privaciones que no le pasan desapercibidas a pesar de la corta edad de este grupo poblacional.
Las opiniones de la infancia, no siempre representan el campo ilusorio, por el contrario, son visiones desprovistas de las hipocresías y correcciones sociales a las que nos sometemos los adultos.
Los niños, niñas y adolescentes poseen una capacidad de interpretar sutilmente su entorno y de posicionarse en modo crítico respecto a las formas de vida y trabajo presentes en sus sociedades.
Mateo tiene once años y consciente de las elecciones que se aproximan, le pidió a su madre grabar un video para las redes, en donde quiso expresar las situaciones que viene padeciendo su familia desde la asunción de Mauricio Macri: «yo quiero que saquen a Macri de presidente, porque antes cuando él no estaba yo era más feliz» así expresa su disgusto ante la realidad que, pese a su corta edad, Mateo puede percibir con claridad, y que se evidencia en las dificultades cotidianas que tanto su madre como las familias de su entorno padecen.
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Infobaires24 pudo conversar con la madre de Mateo, Mariela es docente universitaria y nos comentaba que debido a que ella habla mucho de política, Mateo ha ido formándose una idea sobre las responsabilidades de los gobernantes en lo que hace a la calidad de vida de los ciudadanos y como él ve que el dinero alcanza cada vez menos, a la vez que los servicios, la ropa o los alimentos aumentan cada día, impiden que en casa llevemos el nivel de vida que sosteníamos hasta el 2015.
Mateo no habla solo de él, sino que se expresa de acuerdo a lo que nota en el entorno familiar, cuando su madre, de manera recurrente responde – no tengo plata- o similares situaciones que se repiten en la casa de sus amiguitos y compañeros de escuela.
La tristeza, la falta de empleo y las muertes por el frio del invierno, son palabras que no debieran anidar en la conciencia de un niño de once años, que solo debiera conocer de felicidad, risas y juegos. Pero Mateo ya tiene conciencia que para que ello ocurra, la gente debe votar mejor y eso es votar contra Macri; hacedor de todos sus males.
«Antes cuando Macri no estaba de Presidente y estaba Cristina, siempre tenía juguetes, tenía pintura o tenía de todo y era re feliz» comienza su análisis desde la realidad que lo afecta como niño. Mateo, habla a la cámara y su voz de niño, utiliza un tono cadencioso, serio y explica en la comparación inmediata lo que conoció de la historia económica y social de su país.
«Ahora desde que llegó él -Macri- todo es feo» concluye, evidentemente afectado.
Al escuchar y ver el reclamo del niño argentino, consultamos materiales de investigación sobre la relación entre la política y la niñez y se pudo acceder a una investigación realizada en Santiago de Chile, al respecto que bien expone: «Los nuevos estudios sociales conciben a los niños como actores (o agentes) sociales y destacan, tanto su tendencia a reproducir las relaciones sociales dominantes, como también su capacidad de agencia en la modificación del mundo de la infancia y las concepciones sociales que existen al respecto. En tal sentido, los niños se constituyen tempranamente como sujetos plenamente sociales y políticos» (Los niños como sujetos sociales: El aporte de los Nuevos Estudios Sociales de la infancia y el Análisis Crítico del Discurso Ana Vergara, Enrique Vergara, Peña y Chávez)
En este mismo trabajo social, podemos encontrar un aporte valioso sobre la mirada desde la niñez con respecto a los entornos en los que se desarrollan: «La actual centralidad de la infancia en las sociedades modernas se caracteriza por una dinámica dual: son objetos preferentes de protección, control y estudio, situándose en ellos la potencialidad máxima del progreso o la decadencia de la sociedad, pero a la vez niños y adolescentes suelen resultar invisibles u opacos, en cuanto a sus interpretaciones de la realidad y a su capacidad de influir en sus entornos. Esta paradoja se aprecia también en las políticas sociales, en ámbitos tales como la salud y la educación, los cuales han tenido a los niños y adolescentes como sus principales destinatarios. No obstante, su vinculación con la infancia es más bien indirecta y compartimentalizada, siendo los niños fragmentados e invisibilizados por las categorías de beneficiarios con que operan estos sectores. En contraste, el mencionado sistema sociojurídico de protección orienta directamente su acción hacia la infancia. Sin embargo, esta visibilización de los niños y adolescentes se hace declarando su peligrosidad o incapacidad ante una serie de ámbitos de decisión y acción relevantes en la vida social»
Por ello, el hallazgo de un exponente o emergente como el del niño con la urgencia de un pedido en sentido orientador del voto que el adulto realiza, nos implica dos aspectos fundamentales; el primero poner en evidencia que comprenden al acto de elegir como una herramienta de la decisión individual que impacta colectivamente y segundo, que tienen la atención puesta en cuestiones de la realidad desde la dimensión de sus propias carencias, necesidades, satisfacciones y demandas. Por tanto, habremos también de inferir que los modelos políticos que resuelven incluir a la niñez son un asunto primordial y que en el ámbito donde las niñeces resuelven este grado de interés en la participación ciudadana es la familia, por lo que el voto se resignifica como una decisión que si bien es de carácter individual, prima su valoración en el primer colectivo que es la familia y que luego se extiende a la sociedad pero que habiendo emanado de esta; nos conduce a sopesar más allá de las pasiones partidarias, las necesidades reales planteadas por todos los sujetos alcanzados en las políticas del Estado.
Votar sabiendo que el niño nos mira, nos compara y nos compromete es un modo aún mayor de concientización social que no podemos seguir eludiendo.
