Pinamar: denuncia por mala praxis

“No estoy acá defendiendo a mi hijo sino a los hijos de ustedes”

Una meningitis mal diagnosticada causó la muerte de un joven. La familia exige que aparten al médico del Hospital: “Nicolás no es su primer víctima fatal. Si los deudos lo hubieran denunciado, hoy él estaría vivo. Mientras, el intendente ampara su impunidad”. 

Por Mariana Dufour

Fiebre alta. Dolor de cabeza intenso. Rigidez de la nuca. Vómitos bruscos. Somnolencia. Pérdida de conciencia. Agitación, delirio y/o convulsiones. Manchas de color rojo-púrpura en la piel. Éstos son los síntomas inconfundibles de la meningitis bacteriana. O debieran serlo para un profesional de la salud.

El  2 de noviembre de 2017 fallece en el Hospital Comunitario de Pinamar un joven de meningitis aguda. Nicolás Deanna tenía 24 años cuando un intenso y persistente dolor de cabeza motivó la llamada de su madre a Ricardo Basilio Cap (MP 19.838), profesional médico que trabaja en la Clínica del Bosque y en el Hospital Público. Según declara Gabriela Covelli, madre de Nicolás y abogada oriunda de Villa Gesell, Ricardo Cap diagnosticó y medicó a su hijo durante tres días sin realizar estudio ni análisis previo alguno. Lo determinado por el clínico fue “contractura”. Así, el tratamiento se limitó a la prescripción de calmantes y miorelajantes. La consulta a otro profesional, un kinesiólogo local, refuerza la palabra de Cap.

Con el paso de los días, al dolor de cabeza y rigidez de nuca se le suman la alta fiebre y los vómitos. “`Nicolás tiene una sinusitis crónica, contractura en la base del cráneo y una angina de puta madre`, me dijo Cap, y lo inyecta una vez más”, atestigua Covelli. “Lejos de leer los síntomas, el clínico los silencia. Al tercer día, la fiebre trepa a los 40º y sus ojos empiezan a hincharse pero Cap asegura que es alergia al ketorolac. Y otra inyección… Ante mi insistencia, el médico Cap lo lleva en su auto a la Clínica del Bosque donde le colocan un suero limpio y llama al hospital. Nicolás ya estaba en coma. Ante el requerimiento de la historia clínica por parte de la Jefa de Guardia del Hospital, Yanina Puig, el clínico responde que no tiene. `Siempre haces lo mismo. Este pibe está en coma, no llega al hospital`, le gritó Puig. Con solo verlo, ella supo lo que tenía mi hijo. Cap debió haberlo punzado”.

Luego de 9 días de terapia intensiva, Nicolás fallece en el hospital de Pinamar.

“Cap pone en riesgo a toda una población”

La familia presentó una denuncia penal contra el médico clínico y el kinesiólogo ante la Fiscalía N° 4 a cargo de Juan Pablo Calderón (Departamento Judicial Dolores, IPP N° 03-03-2069/18) por Homicidio imprudente. Ya declararon más de 24 personas; 8 son profesionales del nosocomio. En el expediente consta, también, un contundente informe infectológico realizado por la doctora Silvia González Ayala, quien actúa como Perito de Parte: “La secuencia clínica es la de un síndrome meníngeo inicial (cefalea sin respuesta al uso de analgésicos y contracturas musculares) que evolucionó al síndrome de menogoencefalico complicado e irreversible sin la sospecha diagnóstica y, por lo tanto, sin el tratamiento integral oportuno (…)”.

A pesar de la denuncia penal, “Cap continúa trabajando en el Hospital Comunal poniendo en riesgo a toda una población”. La familia inicia un Sumario Municipal donde evidencia al intendente Martin Yeza que, como hizo con Nicolás, “Cap habitualmente llama a la U.T.I. del Hospital pidiendo cama para internar a sus pacientes, atendidos en la Clínica del Bosque”. Esto es declarado por profesionales del nosocomio. “Cap quiso tapar su propia impericia buscando que apuntemos los reclamos al Hospital”.

A su vez, el sumario ofrece al intendente el testimonio de dos personas que podrían demostrar “la peligrosidad de Cap” ya que también habrían padecido su mala praxis.

“Hoy me mueve salvar al hijo de otro”

Ante el silencio del Poder Ejecutivo, el 7 de septiembre, la denunciante solicitó la Banca del Vecino en el Concejo Deliberante. Acompañada por unos cien vecinos, dijo: “No estoy acá defendiendo a mi hijo sino a los hijos de ustedes. El derecho a la salud y a la vida es un derecho constitucional. Por eso, presentamos una denuncia en el Colegio de Médicos – Distrito IX General Pueyrredón – solicitando se sancione con la pena máxima al facultativo, pero el organismo no solo dilató la decisión sino que le brindó una asistencia letrada gratuita”.

Ante esa realidad, la madre de Nicolás instó a los concejales a que exijan al Ejecutivo el tratamiento del sumario: “No pido al intendente que investigue la mala praxis; eso se lo pido al fiscal. Tampoco que suspenda la matrícula de Cap; eso se lo pido al Colegio de Médicos. Al intendente le  informo que tiene en el Hospital a una persona que es riesgosa para la comunidad y es urgente su separación del nosocomio. Como dije, no es la primera vez que Cap quiere entrar pacientes directamente por la U.T.I. ¿Saben por qué? Porque así se saca sus muertos de encima y se lava las manos. Cuando Puig llegó a la guardia de la clínica privada, gritó: ´¿Qué hiciste? Siempre haces lo mismo. Este pibe no llega a ningún lado´. Claramente, Puig vio que eso era una meningitis. Para Cap, la hinchazón de los ojos de Nicolás era una alergia al teterolac. ¡Esto no es un error médico!  Que quede claro: si no hubiera escuchado los gritos de Puig en la clínica, hoy no sabríamos dónde estuvo la mala praxis”. Y remarcó que el facultativo no había documentado “un solo renglón de su actuación ni hizo historia clínica alguna. Durante los nueve días de internación, con su delantal blanco del hospital, Cap intentó convencer a todos de que mi hijo había tenido una meningitis a-sintomática, a-típica. Esto no existe. Una vez más, Cap se equivocó”.

Covelli asegura que los familiares de los dos pacientes fallecidos por mala praxis testimonian en la misma dirección: “Cap confundió un cáncer de hígado con piedritas en la vesícula. Confundió un derrame cerebral con un stress. Si estas familias hubieran hecho lo que tenían que hacer, Nicolás hoy estaría vivo. Hoy me mueve salvar al hijo de otro”.

Finalmente, mostrando unos formularios en blanco pero firmados, la abogada agregó: “Este médico, que trabaja en el Hospital, es el mismo que reparte estos certificados médicos en blanco. Y estos otros, que salen del Ministerio de Salud, son certificados médicos de psicofármacos emitidos por Cap en blanco a persona alguna. Si ustedes no entienden el riesgo que significa esta persona trabajando en el Hospital, yo ya no sé qué más hacer. El silencio también mata. Y mató a mi hijo. Ustedes, los concejales, lo tienen que sacar”.

“Los médicos gozan de absoluta impunidad”

Noviembre ya inició y el médico sigue atendiendo en la Clínica del Bosque y en el Hospital. Si los responsables no se expiden “serán denunciados por el delito de incumplimiento de los deberes de funcionarios público”. En sus escritos, la abogada recuerda que Cap está a dos años de jubilarse y que, oportunamente, “ocupó bancas en el HCD local y fue candidato en varias de las últimas elecciones. De allí su protección oficial e impunidad”.

El diagnóstico de situación denunciado por Covelli es preocupante: “Los médicos gozan de absoluta impunidad, no existen registros de profesionales cumpliendo condena por mala praxis, los juicios duran entre 4 y 7 años y la pena impuesta es de 3 meses a 5 años. Estos médicos continúan ejerciendo en Hospitales Públicos: no son suspendidos preventivamente por el Colegio de Médicos ni apartados de los Hospitales por el Intendente. Es indispensable legislar sobre una nueva ley de Mala Praxis porque la realidad demuestra que muere gente sana y que los médicos no se hacen responsables”.

Esta periodista solicitó una entrevista a Ricardo Cap, quien se excusó argumentando que “sobre el tema, como está en Fiscalía, no opino. Respeto el dolor de la madre”.