Macri lanza a un despedido a boxear a la vida
Eric González hizo en “El País” de Madrid, una interesante crónica del desastre macrista y la tituló “Argentina: la crisis que no cesa”. El periodista cuenta que Raúl Alendre, despedido a los 37 años de la fábrica Paquetá de Chivilcoy, con otras 700 personas, su esposa una de ellas, decidió encarar una vez más el boxeo. Curiosa metáfora del macrismo decadente, un trabajador que, por imperio del saqueo que hiere a su país, debe salir a tomarse la vida a las trompadas para sobrevivir.
De la Redacción de Infobaires24
El ajuste y la vida a las trompadas
El hombre espera algunas peleas locales para tentar, de ganar, obtener unos dólares en encuentros en Brasil o Uruguay. No hay fábrica ni casi esperanza, y hay que tomárselas a los golpes para ilusionarse con llevar unos pesos a la casa.
La fábrica, cuenta, se inauguró en 2006, fue parte de los más de 5 millones de puestos de trabajo que aportaron los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, y pudo dar empleo a 1.200 personas. Alendre y su mujer, dice “El País”, reunían unos 50 mil pesos, que podrían ser más de 3 mil dólares en 2015. Así podían tener una vida digna, casa, educación para los hijos, salud y otras ventajas sociales.
Macri lo destruyó todo y los puso “de patitas en la calle”, cancelando el Estado para entregarlo a un festín de usureros que fugaron miles de millones de dólares para ingresarlos en sus fortunas personales
Al mismo tiempo, logró que formadores de precios como los supermercados, tomaran prisionera a la sociedad para someterla a una especulación feroz que sepulta la economía de las familias y destruye la vida cotidiana de millones de argentinos. A ese mecanismo, fuera del Estado de Derecho, el grupo económico de amigos que gobierna, lo llama “ajuste”, en verdad un ajuste de cuentas del presidente con el país al que llegó su padre, Franco, a fines de 1940.
“Yo solo tengo estudios primarios, soy un peón y nunca soñé con un empleo tan bueno como el que tuve en Paquetá”, explica. “El banco me dio una tarjeta de crédito. ¿Se imagina? ¿Cómo no voy a simpatizar con los Kirchner, si ellos consiguieron traer aquí esa fábrica?”, escribió Eric González.
El periodista describe la etapa de este modo: “Por ahora, el futuro inmediato no depara más que sacrificios»
«La caja del supermercado seguirá siendo el altar donde se oficia el lento ritual de la austeridad doméstica: se despliegan vales de descuento, se negocian plazos, se prescinde de algún producto si la cuenta total es demasiado alta. El invierno será frío, porque el aumento de las tarifas de gas y electricidad (entre el 300% y el 600% durante el mandato de Macri, a partir de las tarifas bajísimas y subvencionadas del kirchnerismo) hace prohibitiva la calefacción en muchos hogares”.
Reconoce también que “El Gobierno, sin embargo, cree que va por buen camino. Recibió en diciembre de 2015 una deuda pública que representaba entre el 41% y el 45% del PIB (las estadísticas no eran fiables) y la ha llevado hasta el 97%, si se contabiliza el préstamo del FMI”.
El fin de la piedad
Hay un ejemplo en estos días de la operatoria del gobierno. Se instaló en provincia de Buenos Aires, un número de teléfono, 144, para atender casos de violencia de género. La gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, privatizó el servicio que corresponde al Estado y lo entregó a una empresa privada. Así, los importes que correspondían a la jubilación de las trabajadoras del sistema, más el aporte patronal para esa jubilación, dejan de pagarse al sometérselas a un contrato sin ley. Esos aportes de los trabajadores, pasan entonces, a ser ganancias de las empresas amigas de la gobernadora. Y el sistema, por lo tanto, no funciona mientras Vidal paga publicidad para falsear una preocupación por cuestiones de género.
Es llamativo el ejercicio periodístico sagaz en un medio que de ser la expresión del PSOE, se volcó a la derecha y tiene espacio para el ejercicio de la profesión y excelentes coberturas en materia cultural, reportajes, columnas y análisis político internacional.
La nota de González presenta otros casos de despidos en la fábrica que operaba para la firma “Diadora”, sepultada bajo el ajuste del gobierno. Sin embargo, el caso del obrero Alendre, que debe asumir el boxeo en un intento azaroso de salir de la pobreza a la que ha sido arrojado, permite observar que la suerte de un hombre que usaba sus manos para hacer calzados, deben ahora golpearse frente a otro hombre, en un ejercicio supremo de la aniquilación de la esperanza humana.
Eso es hoy en la Argentina el mensaje macrista que podrá ser derrotado en octubre próximo. “Donde una puerta se cierra otra se abre”, dice un antiguo refrán que ha probado más de una vez su certeza.