Mauricio Macri finalizó su mandato como presidente dejando tierra arrasada y una infinita cantidad de memes. Quizás, su salida del poder sea también el fin de otra Pyme: la del ingenio popular que le respondió virtual, pero contundentemente.
Terminaron el mandato, es cierto. Cuatro años de poder macrista, asesinatos, marketing, fuga de capitales, destrucción de la industria nacional, perdida de derechos, reducción de la dignidad. Desde el punto de vista político el macrismo culminó su mandato. El miedo a que el peronismo haga lo que la derecha está acostumbrada en Argentina, interrumpir mandatos, no ocurrió.
Mauricio Macri fue bajando la vara de su éxito. El macrismo comprendió, sobre el final de su mandato, que lograr la entrega de la banda presidencial al nuevo presidente lo haría quedar en la historia. Una historia manipulada. En esa fantasmagoría el macrismo se inventó los 70 años de peronismo, harto demostrado que tal cosa es inexistente. También instalaron el temor de que no podrían terminar su mandato, que el peronismo no te deja gobernar: leer la historia nos permite corroborar que sucede, más bien, todo lo contrario.
Al margen de los intentos políticos por meterse en la historia positiva de la argentina, más el trabajo incansable de los medios manipuladores de comunicación, por vendernos la imagen de un inepto como alguien que se esforzó por el trabajo y el crecimiento de nuestro país, que Macri haya entregado la banda presidencial a Alberto Fernández, no hará que la historia le otorgue un rol protagónico.
Sin dudas, fue el presidente que nos volvió a fundir, que aumentó la pobreza, que destruyó gran parte de la industria nacional y le otorgó al sector más reaccionario un cómodo colchón de beneficios: el campo. No sólo fue ese presidente, ejerciendo ese poder, sino que además fue el presidente que más memes nos deja para la posteridad.
Hagamos repaso: Macritips, Punto de partida para ser evaluado, el mítico No se inunda más, el automeme donde se lo ve a Macri (de joven) sacando un billete de dos pesos por la ventana de un auto cuando anunció el paquete de medidas para revertir la crisis o los hits Macri y Los Simpsons, Macri y Mr Burns, Macri gato, Macri llorando en el Teatro Colón, Macri sosteniendo carteles ya escritos que le dicen cómo poner el cartel derecho y etcéteras de Macris.
Creíamos que nadie podría superar a Fernando De la Rúa, ridiculizado al extremo en el programa de Marcelo Tinelli. ¿Lo recuerdan, cierto? Sin dudas la imitación era exquisita. Tanto, que el presidente que dio la orden del toque de queda en Argentina permitiendo el asesinato de 39 personas por parte de las fuerzas represivas del Estado, alegó en uno de los juicios que enfrenta que Tinelli había iniciado una campaña desestabilizadora para derrocarlo. Sin embargo, por aquellos años, la cultura del meme no existía.
Creíamos que nadie podría superar el nivel de idiotez que Fernando De la Rúa nos mostraba a diario. Luego dirán que el expresidente estaba medicado. Que esa medicación lo atontaba. Y quizás eso suaviza un poco el lastimoso papel que dio ese pobre hombre enfermo y decrepito, pero perverso. Luego aparece Mauricio Macri, el mayor proveedor de memes en la historia Argentina.
En este sentido es que la historia popular, la historia que la gente se cuenta en la calle, la oralidad del día a día compartida en grupos de WhatsApp, redes sociales, son los memes donde queda configurado como testimonio del afano, la mentira y el cinismo una especie documento popular, sintético, concreto, humorístico: El Meme. Eso es lo que Mauricio Macri y el macrismo lega a la historia: Una nueva experiencia del choreo al pueblo argentino y una cantidad de memes inigualable en nuestra historia.
Podrán escribir la historia los escribas como quieran. Todos sabemos que Ojoz de Zielo fue el mejor material para memes de todos los tiempos. Sin embargo y a pesar de todo esto, el nuevo presidente de todos los argentinos, Alberto Fernández, en el discurso que dio en la Plaza de Mayo del festejo y la celebración, fue categórico: No lo insulten más, Macri ya fue.
Por Ezequiel Palacio, para APU
