“Macri busca por decreto quitar los derechos a las personas que padecen sufrimiento mental”
Gabriela Dueñas explicó a IB24 los retrocesos que generará el decreto presidencial que derogará la reglamentación la ley Nacional de Salud Mental 26.657. La vuelta a las políticas de encierro en manicomio, la estigmatización y la medicalización de las personas en situación de alta vulnerabilidad psicosocial son algunos de los aspectos más repudiables de la reforma.
Presionado por las corporación médico-psiquiátrica, el presidente, Mauricio Macri, firmará en los próximos días un decreto que elimina la reglamentación de la celebrada Ley Nacional de Salud Mental y Adicciones. El decreto echará por tierra la lucha de décadas realizada por profesionales de la salud para que el tratamiento de personas con problemas psiquiátricos sea abordado desde una perspectiva de derechos interdiciplinaria y comunitaria.
El decreto a firmar llevó a que organismos de derechos humanos como el CELS se opongan y alerten acerca de los retrocesos que significará. Por otra parte, Unidad Ciudadana hará un congreso sobre salud el 2 de diciembre en la sede de ATE en Santa Fe capital.
En una entrevista con IB24, la doctora en psicología Gabriela Dueñas explicó que la desreglamentación de la ley promueve un retroceso a un paradigma biologicista e innatista de la salud mental que creíamos superado hace décadas. A la vez que fomenta el negocio inescrupulosos de los psicofármacos y otras drogas psicoactivas que lo único que permiten es la cronificación de las problemáticas, en soledad y hasta una muerta lenta.
¿Qué establecía la ley de Salud Mental?
La Reglamentación de la ley Nacional de Salud Mental fue aprobada en 2010 por unanimidad. Establecía que la salud mental constituye un derecho y no un privilegio de las personas y que abordajes de sus problemáticas requieren intervenciones integrales de carácter comunitario.
Lo que hacía era intentar integrar a las personas que padecen problemas mentales y promever la reinserción social, y no aislarnos encerrándolos en manicomios como volverá a ser desde ahora. En definitiva establecía que “la locura” no es cosa de locos, sino un asunto de todos.
¿Por qué era necesario el abordaje interdisciplinario?
Porque sabemos hace mucho que los problemas de la salud mental son complejos, es decir remiten a una multiplicidad de factores interactuantes: biopsicosociales. La posibilidad de escuchar y entender las historias y condiciones de vida de los usuarios del sistema de salud mental siempre han demostrado que los motivos que llevaron al deterioro psíquico tiene fuertes determinantes sociales que son justamente la misma llave que se requiere usar para frenarla. Por ejemplo, el desempleo es un factor que produce profundo padecimiento psíquico que se producen en problemáticas diversas en la salud mental. Tal como se demostró luego de la crisis del 2001. Cuyas implicancias afecta incluso a los niños. Tenemos que hablar de sufrimientos psíquicos, no de locura.
¿Qué ocurrirá si se llega a eliminar la ley de salud mental?
Volvemos al viejo paradigma impulsado por la industria de laboratorios y por la corporación medico psiquiátrica que insiste en impulsar como causa de los problemas mentales razones de orden exclusivamente biológicas y en consonancia proponen tratamientos que atenúan los síntomas de por vida, pero no curan. Cuando determinan que los fármacos no alcanzan, encierran a las personas al manicomio. Como forma de tratamiento imponen el electroshock y los chalecos químicos de psicofármacos de la mano del aislamiento. Los dejan morir lentamente, estigmatizándolos y quitándoles derechos. Como plantea el doctor Jorge Rachid, al mercado farmacéutico no les interesan las personas, ni sana ni muertas, sólo enfermas crónicas.
La ley Nacional parte de cuestionar las políticas psiquiatrizantes tal como las criticaba Focoult cuando afirmaba que el Estado desecha de la sociedad a las personas con problemas mentales encerrándolas en manicomios.
-El espíritu de la ley anterior era focaultiano, porque tenía una mirada BIOPSICOSOCIAL, que abordaba las patologías desde la historia y condiciones de la persona afectada. Para nosotros, para la medicina mundial, las personas están condicionadas por el contexto social. La ley ponía a trabajar a los psiquiatras en equipo con los demás trabajadores de la salud, como los psicólogos, trabajadores sociales, acompañantes terapéuticos.. Ahora al Estado no les importa las historias y las condiciones de vida de las personas que sufren. Ahora lo único que le interesa es su control, su disciplinamiento y que puedan ser consumidores del mercado de la industria farmacéutica. La batalla cultura que debemos dar es entender que el otro no es ajeno a nosotros. Que aquello que le pasa a los otros, es algo que también nos puede pasar a nosotros.