«Los sindicatos son muy débiles, fueron destrozados por la dictadura»
Ernesto Lejderman es hijo de desaparecidos argentinos en Chile. Tiene una extensa militancia en Derechos Humanos y fuertes lazos con el país vecino. En diálogo con AGENCIA PACO URONDO analizó la crisis política y social que se vive en esa nación sudamericana.
¿Cómo está viendo la situación en Chile?
Ernesto Lejderman: Estoy en Buenos Aires, llegué de Chile hace un mes, aunque, por supuesto, sigo en contacto con compañeros de militancia y amigos de allá. La situación es muy grave. El ejército de Chile está en las calles, en todo el territorio. Tienen la orden de disparar y de detener. Hemos visto imágenes increíbles. Soy hijo de desaparecidos, los militares chilenos mataron a mis padres. Para mi son imágenes que me conmueven mucho, me generan terror, parálisis. En ese contexto, tenemos a un presidente (Sebastián Piñeira) obtuso, negador, autista. Frente a eso, vemos a los jóvenes, que tienen entre 18 y 35 años, que están en las calles. Ellos nacieron en democracia, no como otras generaciones que venimos más atrás. Esos jóvenes no tienen ese miedo directo que tenemos los que sufrimos la dictadura. Aunque hay que aclarar que si bien no vivieron la dictadura, si viven en una democracia que tiene una constitución creada por los militares, que garantiza los mejores ingresos a los ricos.
¿Cuál es el contexto económico y social que explica las revueltas?
EL: La situación es muy dura. Los jubilados y pensionados, por ejemplo, cobran 200 dólares. No llegan al día 10. Tenemos a muchos jubilados que vuelven a trabajar porque no les alcanza. Es una sociedad muy injusta. En los últimos años, la clase media creció en Chile y también las mejoras. Pero no alcanza, es muy poco. Es uno de los países más injustos del mundo.
El estallido comenzó con un tarifazo en el transporte. ¿Son muy caros los servicios públicos?
EL: Tienen servicios con valores europeos o norteamericanos, pero con salarios mucho más bajos. Un chileno promedio, en las ciudades, gana 500 dólares por mes, trabajando 12 horas. Los jornaleros ganan mucho menos, por supuesto. Además, en los últimos años, hubo muchas represiones a los jóvenes, incluso a chicos de los colegios secundarios. Son cuestiones que fueron acumularon una bronca muy grande en la gente. Vos preguntabas por el metro, que cuesta un dólar y pico. Es muy caro. Ahora volvió a aumentar, situación que se dio en un contexto de mucho descontento social.
El modelo chileno siempre fue muy elogiado por la derecha regional por su política de privatizaciones.
EL: El agua, por ejemplo, en las zonas más pobres escasea. Eso generó mucha pobreza y mucha indignación en las comunidades más chicas. Después, está el sistema AFP, que implicó la privatización del sistema jubilatorio. Es un gran negocio que paga pensiones de miseria. Todo eso generó un gran movimiento de rechazo a ese sistema. El año pasado, se movilizó alrededor de un millón de personas en Santiago, un día domingo. Por eso, los jóvenes son la punta de lanza de una rebelión mayor, que involucra muchos temas.
Otros temas críticos son la educación y la salud privadas, ¿no?
EL: Así es. La salud es un tema terrible. Si no tenes una ISAPRE, que sería una prepaga en Argentina, no tenés acceso a la salud. Es muy cara la salud pública. Las familias organizan bingos o actividades para poder juntar la plata para realizar operaciones. Incluso teniendo ISAPRE tenés que pagar. Es un sistema muy costoso. Todo esto, mientras los derechos laborales son muy pocos. El aguinaldo se da para Navidad y son 50 dólares, como mucho. No existe tener un salario anual extra. Los sindicatos son muy débiles, fueron destrozados por la dictadura.
Por Enrique de la Calle, para APU