Los pastores, la enfermera y el prostíbulo: historias de pandemia en el reino de Dolores
En medio del estallido de casos de coronavirus, Camilo Etchevarren busca chivos expiatorios para diluir su responsabilidad en el desmanejo de la emergencia. Fiestas clandestinas, desplantes del Intendente hacia autoridades provinciales y hostigamiento a pastores evangélicos que no le responden, forman parte de un cóctel explosivo que sacude a los sufridos habitantes de Dolores.
Por Claudio Siniscalco
“Dentro de todo el desastre quiero llevar tranquilidad, porque el foco es uno: los pastores. Si vos aislás a esta iglesia, el pueblo está sano. Acá el problema es la iglesia. Si no hubiera sido por este comportamiento descontrolado de la iglesia, tendríamos un solo caso”. En amable conversación con Horacio Burgueño en Radio Dolores, el jefe comunal lanzó su embestida cargada de reiteraciones.
En esa misma entrevista, Etchevarren sostuvo que “tenemos que tener equilibrio en las reacciones como pueblo”. Un equilibrio que él mismo no practica, a juzgar por su interminable lista de atropellos.
Enumerar esas conductas excedería el espacio de esta nota, por lo que solo mencionaremos algunas:
- Mostró una actitud errática sobre el aislamiento. Primero no quería suspender actividades. Demoró la cancelación de la Fiesta Nacional de la Guitarra, que terminó suspendiendo ante la presión del Gobierno bonaerense. Luego, sobreactuó colocando montículos de tierra en los accesos a la ciudad.
- Impidió el ingreso de un ciudadano de Dolores infectado por covid-19, apenas iniciada la cuarentena. Y mientras el paciente esperaba los estudios, hizo circular un audio de WhatsApp en el que le pedía a los vecinos que apoyen su cuestionable decisión.
- Rechazó asistencia sanitaria del Gobierno provincial y ninguneó a sus representantes, al no recibirlos y no asistir a reuniones a las que estaba convocado.
- Destrató al intendente de Castelli, Francisco Echarren, al que le impedía ingresar a Dolores para visitar a su hijo recién nacido.
Pero volviendo a la embestida contra “los pastores”, uno de ellos, Facundo Quiroga, tiene una mirada distinta a la del patrón de Dolores.
“Se está realizando una cacería contra los integrantes de la iglesia a la cual pertenezco. Hasta el día de hoy seguimos soportando la difamación y discriminación por parte del municipio y muchos medios de comunicación”, denunció Quiroga en su cuenta de Facebook. Y reveló irregularidades en el test que le realizaron en su domicilio profesionales del hospital San Roque.
Quiroga no pertenece al sector de la iglesia evangélica que responde a Etchevarren, y tal vez por eso sufre el hostigamiento. Los “pastores camilistas”, en cambio, no dudan en ponerse al servicio del polémico mandatario, desempeñando tareas legales y de las otras.
Al caso de la enfermera señalada como la primera propagadora del virus, se fueron agregando, oficial y extraoficialmente, otras posibles fuentes de contagio. Remiseros, parrilleros, pastores varios y mujeres ligeras que habrían multiplicado la circulación del covid-19 en fiestas clandestinas.
Más parecido a un rey extravagante de la antigüedad que a un intendente del siglo XXI, Etchevarren alimenta la confusión para ocultar su responsabilidad, como si los problemas de su reino no fueran los suyos. Hasta ahora le viene funcionando. Después de la pandemia, veremos si la suerte y la falta de memoria siguen siendo sus aliadas.