Los dos demonios en la TV Pública
A partir del 31 de agosto, la Televisión Pública Argentina pondrá al aire «Cuéntame cómo pasó» una telenovela de 80 capítulos basada en un formato y esquema de la televisión española. Se trata del principal proyecto del canal estatal desde la llegada de la conducción macrista en diciembre de 2015. Pero en realidad es el objetivo primordial del ministro Hernán Lombardi que ha destinado cuantiosos y nunca vistos recursos de promoción en medios gráficos, radiales y televisivos, además de gigantografías en las cales de varias ciudades.
Bajo la apariencia de una novela costumbrista sobre una familia y su entorno social y laboral, la adaptación argentina pedida por Lombardi hace foco en la Buenos Aires de 1974 -a partir de la muerte del General Perón- hasta la recuperación democrática a fines de 1983, para demonizar a los luchadores sociales y estudiantiles haciéndolos pasar como engendros del mal.
Quienes conocen de cerca los entretelones y los textos de la adaptada novela, aseguran que el verdadero objetivo es consolidar la visión de la «teoría de los dos demonios» de manera solapada, subliminal y como contrabando ideológico
Entre los trabajadores de la Televisión Pública -satisfechos por poder realizar una producción ambiciosa- empezó a notarse el malestar de algunos actores (hubo un caso específico de una actriz que lo expresó concretamente) que comenzaron a poner reparos y algunas quejas por la visión sesgada y maliciosa de algunos personajes. Pero en tiempos de poco trabajo de ficción en la televisión argentina, los cuestionamientos no pasaron a mayores.
Quienes conocen de cerca los entretelones y los textos de la adaptada novela, aseguran que el verdadero objetivo es consolidar la visión de la «teoría de los dos demonios» de manera solapada, subliminal y como contrabando ideológico.
No llama la atención que el ministro Lombardi, socio ideológico y político (cuanto menos) del negacionista Darío Lopérfido, promueva esta teoría en su constante empeño de modificar la historia, la cultura y la subjetividad de los argentinos. Un modelo de exclusión y oligárquico necesita borrar la memoria, hacer aparecer a los genocidas como patriotas y adjudicar la violencia a problemas del peronismo, el verdadero objeto de odio de Lombardi.
Lombardi tiene asegurado el beneplácito de los medios hegemónicos y su promoción constante y continua, porque forman parte del mismo entramado de desinformación y mentira organizadas.