Los datos de la realidad desmienten a Vidal
En la Argentina los pobres acceden a la Universidad: la participación del quintil más pobre de la población en el uso del presupuesto destinado a educación superior creció el 80% entre 1992 y 2014, etapa en la que se abrieron la mayor parte de las universidades que María Eugenia Vidal está atacando.
Estas y otras conclusiones sobre el sistema universitario argentino, fundamentadas con datos duros, se pueden leer en la nota que Alejandro López Accotto, Martín Mangas, Carlos Martínez y Ricardo Paparas escribieron para el número 5 de Política Universitaria, la revista del IEC-CONADU, de la cual les ofrecemos un extracto.
La comparación internacional: inversión en educación superior como porcentaje del PBI
Los sistemas universitarios en todo el mundo son muy diferentes entre sí, tanto en términos de accesibilidad y universalidad como en materia de financiamiento. Esto no impide comparar el nivel de inversión pública que realiza el Estado para el sostenimiento del sistema –sin considerar el gasto de los hogares y/o de las familias e individuos– para, de esa forma, poder determinar la posición relativa de la Argentina frente a otras naciones en esta materia.
A los efectos de ser homogéneos tanto en el año como en la metodología determinada por el informe de la OCDE, se considera el gasto consolidado nacional y subnacional en educación superior de la Argentina, correspondiente al ejercicio 2013. Como queda en evidencia, nuestro país estaba en una posición muy relevante, ya que en 2013 su gasto público en educación superior con relación al propio PBI era un 12% mayor que el promedio de la OCDE y levemente superior a la media de la Unión Europea.
Incluso se encontraba por encima de países con mayor nivel de desarrollo económico y social como Alemania, Estados Unidos, Francia o Reino Unido, por citar algunos ejemplos, en lo que se refiere al nivel de inversión pública estatal para la educación superior. (Finlandia y Austria, 1,70%; Dinamarca, 1,60%; Suecia y Noruega, 1,50%; Canadá, Bélgica y Suiza, 1,30%; Argentina, 1,23%; Promedio Unión Europea, 1,20%; Estados Unidos y Alemania, 1,0%; Australia, 0,7%; Japón, 0,6%).
Acceso de los hogares más pobres a la educación superior
1992. La Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), expresión del pensamiento ortodoxo ultraliberal, publicó el estudio “La distribución del ingreso en Argentina”, de Leonardo Gasparini, en el que se demostró que el quintil más pobre de la población participaba en un 8,5% del gasto público en educación superior, mientras que la población proveniente del quintil más rico recibía el 38,4% de dichas erogaciones.
2010. El Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo Argentino (CEFIDAR) publicó el documento de Jorge Gaggero y Darío Rossignolo “Impacto del Presupuesto sobre la Equidad”, que mostró que en la Argentina del Bicentenario de la Revolución de Mayo, la población del 20% de hogares más pobres accedía a servicios públicos de educación superior que consumían el 13% del gasto asignado a tal fin, mientras que el quintil integrado por la población de los hogares de mayores ingresos del país utilizaba el 25,1% de tales recursos públicos.
2014. Martín Mangas y Horacio Rovelli en su artículo “El financiamiento de las universidades nacionales: evolución, impacto distributivo y ampliación democrá- tica”, publicado por el Plan Fénix de la Universidad de Buenos Aires, concluyen que el primer quintil (el 20% de hogares más pobres) participó en el 15,1% de los gastos en educación superior y el quinto quintil (el 20% de los hogares más ricos) en un 21,1%.
El cambio en la participación del quintil más pobre es claro, con un crecimiento de casi el 80%. Por ende, el efecto distributivo es indiscutible: se pasa de una relación entre el 20% más rico y el 20% más pobre de 4,5 a 1 a otra que es de 1,4 a 1.